Hola a todos. Tenía muchas ganas de estrenarme en Artículo 14 y dar la bienvenida a este nuevo digital. Somos muchos los que le auguramos y deseamos un gran éxito sostenible, así como una larga vida. Agradezco además la libertad que se me da para poder tratar los temas que considere, desde una perspectiva amplia y global. Para los que aún no me conozcáis, soy Pablo Erroz, diseñador. Diría que de moda, pero eso fue en su día, hoy ya no me limito y directamente acuño el término multidisciplinar a mi trabajo, trabajando el diseño desde diferentes perspectivas, con un enfoque global y transversal, donde con la moda como hilo conductor, trato de incidir en el mensaje y abordar grandes conceptos, así como temas de actualidad. Y así pretendo que sean también mis columnas de opinión en Artículo14.
Llevo días pensando en cual podría ser el tan esperado primer artículo y sin duda, creo que debo hablar e hilarlo con uno de los temas que fueron el principal foco de atención y debate en el último desfile que presentamos el mes pasado en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid: la lucha (que hablaré de muchas), contra el edadismo.
Considero importante incidir en ello, no sólo porque la media de edad en nuestro país es de 45,3 años, sino porque, por alguna extraña (y absurda) razón, es una edad en la que mucha gente ya considera que empieza a tener menos oportunidades. Vivimos en una sociedad que cada vez va más rápido, sin tiempo de detenernos en lo importante o poder apreciar esos pequeños detalles que sin duda marcan la diferencia. Una sociedad que no respira, que avanza al ritmo de generaciones con nombres cada vez más imposibles (y a su vez y en contra de lo que se promueve, usando cada vez más etiquetas. Aquí un millennial). Un momento donde las redes sociales y la era digital forman parte imprescindible para poder socializar. Una era un tanto hostil, con un ritmo que quizá sean sólo las generaciones “jóvenes” las únicas capaces de seguir por un tiempo limitado (que no sostenido). Es en este punto cuando la reflexión y la calma son tan importantes para poder seguir aportando valor. Premiamos demasiado la eterna juventud (juventud divino tesoro) y el no envejecer, como si eso no fuese el mejor símbolo de progreso. Debemos cambiar el concepto y hablar con conocimiento, ya que es algo a lo que todos nos enfrentaremos en algún momento. Bueno, no todos, sólo aquellos que tengan la fortuna de poder experimentarlo, ya que nuestro tiempo aquí, recuerdo, es limitado y nada nos garantiza llegar a edades maduras.
El ritmo tecnológico limita cada vez más las buenas conversaciones, las reflexiones ó la empatía. Premiando todo el rato lo innovador, lo fresco, lo nuevo, pero sin tiempo de poder asimilarlo. Usar y tirar. Estímulo constante. Sólo si paramos nos daremos cuenta que, igual que el diseño más moderno en España ya se hizo en la década de los 60 y actualmente cotiza al alza como piezas únicas, es el talento senior, la madurez y la sensatez, lo verdaderamente innovador hoy en día, así como probablemente, lo más transgresor y bálsamo para combatir el ritmo actual. Ese “heritage” sumado a la tan necesaria experiencia de vida para seguir evolucionando desde la calma, el conocimiento y la sensatez, aportando así valor real.
Y es aquí cuando toca hablar de moda. La moda, que no nos olvidemos, es y debe ser un reflejo de la sociedad y hacernos reflexionar, está ahora (por fin) premiando, visibilizando y poniendo de nuevo en valor los perfiles y el talento senior. Cada vez son más los modelos (y referentes) que desfilan con edades no convencionales años atrás, pero que sin duda, son los que más frescura, novedad y belleza están aportando a los desfiles y a su vez representando los valores de la marca. En mi último desfile nos preguntamos ¿qué es ser joven en realidad?, ¿a caso no es realmente el sentirse vivo, con propósito y viviendo con emoción? En ese caso, la edad y la juventud real no tiene nada que ver con los números. Y así quisimos enfatizarlo, demostrando que cumplir años es lo mejor que nos puede pasar, pues sólo significa una sola cosa: que estamos vivos. Estar vivos es sin duda, como decía María Teresa Campos, estar en el presente, disfrutando de tu día a día y de lo que estás haciendo.
Hay que sentirse vivo para estar vivos. Uno se apaga cuando deja de vibrar con lo que hace y debemos por tanto conectar con lo que estamos haciendo. Fue en este punto cuando decidimos que Andrés García, conocido como The Spanish King, sería a sus 93 años el protagonista absoluto y referente de nuestro desfile, abriendo la pasarela y protagonizando la puesta en escena, pinchando en el centro del escenario junto a Brisa Fenoy y a quienes acompañarían la belleza y vitalidad de Pino Montes de Oca (60) ó Mery de Nebulosa, que a sus 53 años está viviendo su mejor momento. En total un casting diverso de edades de entre los 19 y 93, fomentando y normalizando lo que debería ser. Y a su vez reivindicando que hay gente que a medida que cumple años, cada es más atractiva, con más vitalidad y propósito, habiendo podido experimentar el tiempo suficiente para conocerse (y seguir conociéndose) aportando su enfoque único a la sociedad, el cual sólo se consigue con el paso del tiempo y haciendo así frente a ese tan necesario cambio de ritmos desde la consciencia serena.
Y sin duda fue ahí, en nuestro último desfile, cuando conseguimos ser más disruptivos, generando valor y conectando con un público que estuvo más presente y en sintonía que nunca. Quizá sea la manera más sensata de hablar de realidades e ir en contra de lo que la sociedad actual pretende vender muchas veces: ser eternamente joven para poder triunfar. Lectores/as, lo único cierto es que la edad es sólo un número y que la juventud real se lleva dentro. No hay ninguna edad determinada para triunfar o ser feliz, sino que son los retos y nuestro día a día lo que nos mantendrán vivos y jóvenes eternamente. Qué importante y necesario por tanto, que sea la moda ahora una gran aliada para acompañarnos en este nuevo cambio de tendencia y/ó mentalidad. Nada debería ser más admirado que el tesón, las ganas y el impulso a superar las adversidades, siendo capaces de reinventarnos día a día en la búsqueda de nuestro propósito. Que nadie tenga dudas de que es la edad y la serenidad, lo que te acaba llevando a ello. Celebremos siempre el seguir vivos desde la experiencia y no nos impongamos o dejemos que nos impongan barreras que no deberían existir. La moda, símbolo aún del máximo esnobismo, está de nuestro lado.