¿No creen que vivimos en un momento demasiado personalista? Sin duda, la importancia de un buen líder es fundamental hoy en día, pero no hay líder sin equipo. Ni tampoco un futuro sostenible para las entidades que se lo jueguen todo a una carta, sin trabajar en sucesiones futuras. No somos eternos. En la política y el mundo corporativo, la construcción de liderazgos alternativos a tiempo no es ya solo una estrategia prudente, sino una necesidad urgente.
La reciente controversia en torno a la falta de perfiles alternativos robustos al actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ejemplifica la miopía y los riesgos de depender excesivamente de una sola figura. ¿Nadie pensó en lo evidente? Hay factores que no escapan a nadie, como la edad, la vitalidad o el propio carisma. ¿Cómo es posible que los grandes equipos del partido, seguramente de los mejores del mundo, den por hecho 8 años asegurados del actual presidente de Estados Unidos, sin un plan B alternativo ante circunstancias tan evidentes y previsibles?
Fruto de ello acabe, probablemente, en la deriva y derrota de Biden frente a Trump en las próximas elecciones, aun por incomprensible que pueda parecer. ¿Dónde estuvo un perfil alternativo que le hubiese ayudado, o hecho sombra estos meses? Parece que ya es tarde para actuar o que solo Michelle Obama podría ahora batallar momentáneamente esta batalla.
En contraste y cambiando de tercio, de nuevo un ejemplo patrio: Inditex, el gigante textil español, en cambio, ha demostrado cómo una planificación adecuada puede asegurar una transición de liderazgo suave y efectiva, como se ha observado en la preparación de Marta Ortega para suceder a Amancio Ortega durante estos últimos años y que, tras una extensa preparación, ha conseguido poner a la compañía en máximos históricos desde su reciente incorporación.
El riesgo de jugarlo todo a una sola carta
El liderazgo fuerte y carismático es, sin duda, una ventaja significativa. Sin embargo, confiar en la idea de que el liderazgo de una persona es eterno es una falacia peligrosa. Esta dependencia crea una vulnerabilidad sistémica: si el líder cae, el sistema entero se tambalea. En el caso de Joe Biden, su edad y las preguntas sobre su capacidad para servir un segundo mandato han puesto en relieve la falta de preparación de alternativas viables dentro del Partido Demócrata. Esta situación no solo pone en riesgo la estabilidad del partido, sino también la confianza del electorado.
En el mundo empresarial, que no dista tanto del político, el problema es similar. La falta de planes de sucesión bien pensados puede llevar a una crisis de liderazgo en momentos críticos, algunos muchas veces sin retorno. Las empresas que no invierten en el desarrollo de talento interno se encuentran en una posición precaria cuando sus líderes actuales se retiran o no pueden continuar en sus roles. Pero, sin embargo, cuántas empresas siguen hoy en día desperdiciando o no promocionando el propio talento interno.
El ejemplo de Inditex y Marta Ortega
Inditex, bajo la dirección de Amancio Ortega, ha sido un modelo a seguir en términos de planificación de sucesión. Desde el principio, se trabajó en preparar a Marta Ortega para asumir el liderazgo, asegurando que estuviera lista para tomar las riendas cuando fuera necesario. Marta Ortega ha sido parte de la empresa durante años, ocupando diversos roles y adquiriendo una comprensión profunda de la operación y la cultura de Inditex. Incluso la de, dicen las malas lenguas, invitarse a marcharse al máximo responsable anterior del éxito de Inditex, al no entender una nueva visión de empresa más actualiza a los tiempos que vienen.
Esta preparación a largo plazo, sumada a una visión disruptiva y diferente a lo que ya se hacía (y triunfaba) ha permitido a Inditex mantener su estabilidad y continuidad, incluso ha permitido llevar a la compañía a nuevas cifras récord. La visión estratégica de Amancio Ortega al fomentar el desarrollo de su sucesora ha asegurado que la empresa no solo mantenga su curso, sino que continúe innovando y adaptándose a los cambios del mercado.
Invertir en liderazgos alternativos abre un abanico de oportunidades. Primero, promueve la innovación y la diversidad de pensamiento. Nuevos líderes traen nuevas perspectivas y enfoques que pueden ser cruciales para adaptarse a un entorno cambiante. En la política, líderes emergentes pueden captar mejor las preocupaciones y aspiraciones de nuevas generaciones, garantizando la relevancia y la resonancia del partido con una base electoral diversa.
En el ámbito corporativo, la formación de líderes alternativos fomenta una cultura de crecimiento continuo y adaptación, donde los empleados ven una ruta clara para su desarrollo profesional, lo que incrementa automáticamente la motivación y retención del talento. Y al mismo tiempo, la empresa se beneficia de un flujo constante de ideas frescas y una capacidad mejorada para enfrentar desafíos imprevistos.
La creación de liderazgos alternativos debe ser un proceso intencional y metódico. No se trata solo de identificar posibles sucesores, sino de invertir en su desarrollo a largo plazo. Esto incluye ofrecer oportunidades de capacitación, mentoría y experiencias laborales variadas que los preparen para asumir roles de liderazgo. En la política (que en los momentos actuales está haciendo un nulo trabajo en liderazgos alternativos, pese a sus cada vez más obsoletos líderes), esto debería trasladarse a dar espacio y visibilidad a jóvenes promesas, permitiéndoles ganar experiencia y reconocimiento público.
En este punto, por tanto, trabajar los liderazgos alternativos es ya una necesidad estratégica para garantizar la sostenibilidad y resiliencia de cualquier organización, ya sea un partido político o empresa. La situación actual con Joe Biden ha puesto de manifiesto los peligros de no preparar a tiempo nuevos líderes. El ejemplo de Inditex y Marta Ortega muestra, en cambio, cómo una planificación adecuada puede asegurar una transición de liderazgo exitosa.
Es y será fundamental para hablar de cualquier tipo de sostenibilidad, el que seamos capaces de reconocer que el liderazgo no es eterno y que la capacidad de adaptarse y evolucionar es crucial para enfrentar los desafíos del futuro. Invertir en liderazgos alternativos es invertir en la estabilidad y el éxito a largo plazo de nuestras instituciones y empresas