Los avances en igualdad de género no son permanentes ni definitivos, sino el resultado de un progreso continuo que requiere compromiso y seguimiento. El contexto internacional actual, marcado por transformaciones sociales, económicas y políticas, nos recuerda que la equidad sigue siendo un objetivo en construcción. Y aunque se han logrado avances significativos, es fundamental seguir trabajando para consolidar la igualdad y no permitir ningún retroceso. No solo porque es una cuestión de justicia, sino porque también es un factor clave para el desarrollo social, el crecimiento económico y la competitividad empresarial.
En concreto, según el Foro Económico Mundial avanzar en la paridad de género podría añadir 12 billones de dólares al PIB mundial y aumentar la producción económica de algunos países hasta un 35%. Y, sin embargo, al ritmo actual harían falta nueve generaciones para cerrar la brecha económica de género a nivel global.
Afortunadamente, en materia de igualdad el tejido empresarial español se posiciona como referente. Mientras en muchos lugares se debaten derechos que deberían ser incuestionables, las empresas de nuestro país han dejado claro que la igualdad de género no es negociable. No solo han mantenido su compromiso con el ODS 5, sino que han avanzado en su integración dentro de sus estrategias corporativas. Así lo refleja nuestro informe Comunicando el Progreso 2024, que analiza la evolución de las empresas participantes del Pacto Mundial de la ONU España y las compañías del IBEX 35 en la integración de los Diez Principios. En él se detalla que el 57% de las compañías del IBEX 35 ya considera la igualdad de género una prioridad estratégica, un aumento significativo respecto al 46% de 2023. Asimismo, se destaca que el 97% de estas empresas ya cuenta con mujeres en puestos de alta dirección, un dato que hace apenas unos años parecía inalcanzable.
Como CEO de la iniciativa líder en sostenibilidad y habiendo trabajado durante más de una década en este ámbito, puedo decir con seguridad que este liderazgo empresarial en materia de igualdad no es casualidad. Las compañías han entendido que la equidad no solo es un derecho, sino que además genera valor. Las organizaciones más diversas son más innovadoras, más resilientes y tienen un mejor desempeño financiero. Y, sobre todo, son un reflejo de la sociedad a la que pertenecen. Porque no se trata solo de cuotas o de cumplir con normativas, sino de construir entornos laborales donde las oportunidades no dependan del género. Donde las mujeres no solo lleguen a los puestos de liderazgo, sino que lo hagan con las mismas condiciones, el mismo reconocimiento y la misma remuneración que sus compañeros hombres.
Y me gustaría detenerme en este último punto, en referencia a la paridad salarial, porque las políticas en este aspecto no sólo demuestran que las empresas españolas están comprometidas con los desafíos el ODS 5, sino que también hablan de cómo esas medidas pueden cambiar la vida de muchas personas, especialmente cuando tocan el bolsillo. En este sentido, es imprescindible asegurar la retribución igualitaria entre mujeres y hombres por trabajo del mismo valor, y para ello, es fundamental hacer un seguimiento de los salarios, establecer objetivos concretos y garantizar su cumplimiento.
Las empresas españolas también se están aplicando en este asunto: el 94% de las empresas del IBEX 35 reporta información sobre la ratio del salario base entre mujeres y hombres, y el 83% ha definido objetivos y medidas para garantizar la igualdad retributiva por un trabajo de igual valor.
Y en un contexto global donde los derechos se ven cuestionados, este compromiso empresarial adquiere un valor aún mayor. No se trata solo de liderar en el ámbito corporativo, sino de ser un ejemplo para la sociedad. Las empresas españolas tienen la oportunidad –y la responsabilidad– de alzar la voz y demostrar que la igualdad de género es innegociable. Que no es un lujo ni una moda, sino un principio esencial para el desarrollo económico y social.
Hoy, más que nunca, la igualdad de género necesita defensores y defensoras firmes, voces que no titubeen ni retrocedan. Las compañías españolas han demostrado que están en ese lado de la historia. Y eso no solo es motivo de orgullo, sino una señal clara de que el futuro se construye sobre la base de la equidad. Porque la igualdad de género no solo nos hace mejores como sociedad, sino también como tejido empresarial.