Opinión

Igualdad de flashes

Imagen sobre la igualdad entre hombres y mujeres.
Actualizado: h
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Que ciertas políticas de igualdad aplicadas en los últimos años han sido polémicas no es nada que se vaya a descubrir en estas líneas, pero el efecto económico y social que han demostrado “no” tener, ha sido destacable.

Como en todos los aspectos de la vida, las radicalizaciones nunca nos llevan a buen puerto, ni en la parte familiar, ni en la social, ni mucho menos en la política. Se podría decir que es tenor de estas radicalizaciones que se están observando pautas de comportamiento en algunos adolescentes preocupantes y del todo involutivas.

A inicios de 2022 la exvicepresidenta primera del Gobierno de España, Nadia Calviño, aseguró que no volvería a participar en debates en los que fuese la única mujer, ni tampoco posar en ninguna imagen en la que no se cumpliese la premisa ya expuesta. Esto hubiese podido quedar en una posición personal o en una posición política, pero no ha sido así, ya que los efectos llegaron al Congreso de Los Diputados en forma de Ley Audiovisual. Ese mismo año.

Si nos preguntamos si eso cambió algo el paradigma de ese tipo de foros, la explicación es real que no fue del todo efectivo, de hecho, observamos movimientos bastante raros que por lo menos a mí como mujer, me generaron no solo rechazo, sino también, preocupación por el mensaje.

Si una empresa u organización posee un cargo directivo y este es hombre, no podría debatir con la ministra si no habían más mujeres, por lo que tendría que renunciar a su posición en el debate para que los sustituyese una compañera con otro cargo a modo de cuota. El mensaje es confuso puesto que no estamos respetando a la mujer por su conocimiento, sino por un asunto “estético” en una foto.

Seguramente la palabra “estética” cause algún tipo de “hate”, pero la realidad es que las mujeres no somos cuotas, y ese tipo de movimientos estéticos lo que hacen es ahondar más en la idea de que pareciera que las mujeres no podemos llegar ahí por nuestra valía, sino porque hemos de completar una suerte de “cupo”.

Durante esta semana, y a colación de esta Ley votada en 2022, la CNMC ha recogido el guante y ha expuesto un plan para cumplir medidas impuestas por la norma.

A partir del próximo junio, la CNMC examinará hasta 250 horas de emisión al año de informativos en hasta 7 cadenas televisivas. El fin, “evitar la discriminación por razón de sexo”, y contabilizar si existe equilibro entre lo que locuta un hombre o locuta una mujer. Esto tendrá un coste de 121.00 euros para el ejercicio a partir de junio 2025 y 2026.

Resulta que el número de palabras que diga cada locutor es más relevante que el mensaje o la empatía con la que se cuente. Y si el resultado muestra que existen más palabras locutadas por mujeres que por hombres ¿sucederá algo?

Todo esto no es más que otra muestra de que nuestros políticos andan algo desenfocados en políticas de igualdad: apps que nadie utiliza, leyes que benefician a agresores, cuotas, medidas estéticas y ahora contabilizar las horas de locución.

Nuestra igualdad real pasa por no discriminar, pasa por educar, porque valoremos nuestra valía independientemente de nuestros genitales y porque extendamos que las luchas que tienen un éxito mayor son las que nos engloban a todos con un mismo objetivo.

Pedir igualdad real se presume complicado cuando las políticas se hacen con pancartas, sin educación real y primando los votos y los “guetos”.

No me cansaré de defender a esas mujeres que nos salimos fuera de esa “caja de copias” en el que nos intentan ubicar, y que trabajamos en silencio cada día para que la igualdad sí que sea una realidad, porque la igualdad de flashes a la larga se queda en una imagen sin relato ni realidad.

Luchemos todos porque la igualdad no sea un debate, sino la realidad.

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