Opinión

Hagia Sophia: lecciones para la vida actual que no salen de ChatGPT

María Morales
Actualizado: h
FacebookXLinkedInWhatsApp

En nuestra era de avances rápidos y tecnología punta, a menudo nos encontramos atraídos por lo nuevo, lo novedoso, atribuyéndole un valor intrínseco simplemente por ser reciente. Esta tendencia a priorizar lo último suele empujarnos a desestimar lo más antiguo, etiquetándolo rápidamente como obsoleto o irrelevante. Nos pasa a todos, si nuestro teléfono tiene dos años nos parece un fósil, dejamos que las modas cambien nuestra dieta cada dos semanas, y usamos la palabra “vintage” para referirnos a cosas que no han cumplido los 20 años ni de lejos. Hasta las personas, a partir de cierta edad, acaban tachadas de lentas y anticuadas, no aptas para los ritmos y necesidades más nuevos. Es curioso, porque hasta hace poco, la antigüedad en sus distintas formas era razón de respeto y admiración, y muchas veces sinónimo de sabiduría. Hoy, sin embargo, parece que nos creemos que no hay nada que podamos aprender del pasado.

Hace poco tuve la oportunidad de visitar Estambul por primera vez, una ciudad antigua como pocas, en la que convergen siglos de historia, culturas y religiones. Uno de los momentos más memorables de mi viaje fue la visita a Hagia Sophia, que ha dominado el paisaje de la ciudad durante más de 1.500 años. Mientras caminaba por su interior no pude evitar reflexionar sobre esto precisamente: lo que este lugar puede enseñarnos sobre la vida, también a día de hoy. Al final sí que va a ser verdad que algo pasa con el Imperio Romano…

Los hitos de su construccción

Para los que a lo mejor no conocen su historia, fue construida en el año 537 durante el reinado de Justiniano I. Originalmente, fue concebida como una catedral ortodoxa, y durante casi mil años fue la iglesia más grande del mundo. Tras la conquista otomana de Constantinopla en 1453, fue convertida en una mezquita, y en 1935 fue transformada en un museo. Desde 2020 vuelve a ser una mezquita, recordándonos su continua importancia religiosa y cultural. Fue precisamente su historia, más allá de su imponente arquitectura, lo que me llamó más la atención, pues este lugar encierra lecciones sobre el éxito (personal y profesional) que son tan relevantes hoy como lo eran hace siglos. Os dejo tres de ellas:

Consigue que la gente crea en tu visión, y ningún reto será inalcanzable: La primera lección que nos enseña Hagia Sophia es el poder de una visión compartida. Justiniano no solo quería construir una catedral; quería construir la catedral más grandiosa que el mundo hubiera visto jamás. Con una visión potente y ambiciosa sin precedentes, fue capaz de juntar recursos, habilidades y materiales de todas partes, logrando movilizar a decenas de miles de personas, atraídas por la envergadura del proyecto. Mármol de Egipto, columnas de templos griegos o ladrillos de Anatolia, todo se reunió en un esfuerzo monumental. Y algo que quizás muchos no saben es que la catedral se construyó en 6 años. Cuando logramos que otros se sumen a nuestra visión, nuestros objetivos, por ambiciosos que sean, pueden hacerse realidad, y que muchas veces solo hace falta inspirar a otros para lograr “lo imposible”. Ya podrían aprender en Paris y Cataluña, donde Notre Dame y la Sagrada Familia se acercan a los dos siglos de proyecto…

Las aspiraciones

La perseverancia y la adaptación son clave para construir algo duradero: Hagia Sophia no fue construida en un solo intento. De hecho, la catedral que conocemos hoy es la tercera versión, después de que las dos anteriores fuesen destruidas por incendios. Y para complicar más la historia, en el año 558, su cúpula se derrumbó por ser demasiado pesada y rígida. El compromiso, la capacidad de adaptarse y la mejora continua son la razón por la que Hagia Sophia sigue en pie hoy en día tal y como se concibió en su momento.

Los arquitectos de la época (con una tecnología muy distinta de la que dispone Elon Musk para sus proyectos en Marte) fueron capaces de innovar y replantarse su trabajo, logrando hacer una estructura duradera sin comprometer la envergadura del proyecto. En la vida, a menudo enfrentamos desafíos y fracasos que nos obligan a replantear nuestras estrategias y adaptarnos a nuevas circunstancias. La perseverancia y la disposición para cambiar son fundamentales para construir algo que perdure. Al igual que Hagia Sophia, nuestras aspiraciones y proyectos pueden resistir el paso del tiempo si estamos dispuestos a aprender y evolucionar con cada obstáculo que enfrentamos.

Diversidad y tolerancia

La diversidad nos hace completos: Probablemente lo más importante de Hagia Sophia es que es un testimonio del poder de la diversidad. Desde su arquitectura hasta su uso a lo largo de la historia como catedral, mezquita y museo, este edificio es un crisol de culturas y religiones. Esta diversidad no solo ha enriquecido su valor artístico y cultural, sino que también ha permitido que siga siendo relevante a lo largo de los siglos. En nuestras propias vidas, la diversidad —ya sea en pensamientos, culturas o experiencias— nos enriquece.

Cuando acogemos y celebramos las diferencias, nos abrimos a nuevas perspectivas que nos permiten ver y llegar más lejos de lo que podríamos alcanzar solos. Es curioso que un edificio del siglo VI represente el significado de diversidad y tolerancia mejor que nuestra política actual, en la que frecuentemente se emplea como excusa para dividir y enfrentar a distintos grupos, y crear minorías “apartadas”. Al parecer, construir una catedral milenaria es más sencillo que construir puentes en la política moderna.

Lugares como este nos desafían a reconsiderar estas nociones modernas. Con más de mil quinientos años de historia, este emblemático edificio no solo sigue en pie, sino que también continúa siendo profundamente significativo, ofreciéndonos lecciones valiosas que resuenan con sorprendente actualidad en nuestro mundo contemporáneo. Así que, antes de tiraros de cabeza a ChatGPT la próxima vez que queráis la respuesta a vuestras dudas existenciales, plantearos preguntarle a vuestros padres o abuelos… a lo mejor os sorprenden.