Macron ha cumplido su objetivo: ha puesto en su sitio a Le Pen. El frente de Reagrupamiento Nacional (RN) no ha conseguido ni siquiera ser el partido más votado como predecían todos los sondeos y el presidente francés, aunque tampoco ha conseguido la victoria. si ha logrado movilizar a sus ciudadanos. El cordón sanitario se ha mantenido y la participación ha sido histórica. Francia ha dicho no a los ultras y y ha premiado la unión de los demócratas dando la victoria a las izquierdas coaligadas en el Nuevo Frente Popular y relegando a la tercera posición al RN. El presidente salva el órdago que lanzó tras las europeas aunque sale debilitado porque pierde la mayoría relativa que tenía hasta la convocatoria electoral.
La incógnita ahora es saber quien va a ser el primer ministro y en principio hoy mismo tiene que haber un candidato propuesto. Lo lógico sería que Macron aceptase a alguien del Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierdas que ha sido el partido más votado con un programa que incluye la revocación de la reforma de las pensiones del presidente Macron y la redistribución de la riqueza mediante aumentos de impuestos para los más pudientes. La pregunta ahora es si todos ellos estarán dispuestos a abandonar esos compromisos como condición para compartir el poder. Las fuerzas republicanas deberían aparcar las inercias que cada una tienen dentro del partido y acordar un programa de gobierno. Las diferencias entre unos y otros son enormes pero también hay posibles puntos de entendimiento. Muchos analistas económicos franceses que estos días se han dejado escuchar en diferentes tertulias aseguran que es urgente un programa de reformas económicas que reduzca la brecha salarial y la territorial. Y por otro lado la inseguridad ciudadana y la criminalidad debería de ser otro campo de entendimiento.
Creo que los medios de comunicación nunca hemos vivido con tanto interés y pasión unas elecciones legislativas en Francia. En la Eurocopa también se ha hablado de las elecciones francesas después de que algunos de los mejores jugadores del equipo nacional instasen a rechazar a la extrema derecha en los comicios. Hubo debate sobre si era oportuno o no incluso que se pronunciasen y muchos analistas creen que su mensaje ha sido fundamental principalmente con el voto joven y de origen inmigrante. Tras el resultado del pasado domingo los ciudadanos franceses y sus políticos han estado anestesiados con el campeonato pero después de la victoria de nuestra roja los jugadores vuelven a casa y los franceses necesitan soluciones a sus problemas diarios que son mucho más difíciles de gestionar que una derrota futbolística. Los franceses han respondido en las urnas y los jugadores de la selección francesa en casa, es su turno señores políticos para dar la talla.
Por cierto estoy muy orgullosa de la selección española. De momento por su juego porque en España no es muy habitual que los jugadores se impliquen en causas políticas, de género o de raza. Ha prevalecido la idea de que no hay que mezclar el deporte con otras causas y el que lo ha hecho ha sido diana de críticas feroces. Yo estoy muy a favor de estos pronunciamientos porque sus palabras y mensajes llegan a muchos jóvenes y ciudadanos que viven al margen de la política. Así que Yamal y Williams animaros.