Las estadísticas lo confirman: más del 70% de los empleos se consiguen gracias al networking, según la plataforma digital LinkedIn. Asistir a los congresos, organizar encuentros, quedar informalmente con quien admiras o salir a tomar algo con antiguos compañeros puede brindarte oportunidades laborales que serán decisivas en tu carrera profesional.
Llegar lejos no depende solo de tu conocimiento y experiencia, sino también de cultivar los encuentros sociales. Un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford determinaba que las personas con más éxito laboral dedican la mayor parte de su tiempo a hacer contactos. A medida que escalas posiciones el tiempo dedicado a socializar también se incrementa, siendo más importantes propiciar las relaciones interpersonales que el propio desempeño laboral.
El arte de tender lazos y construir conexiones estratégicas puede practicarse en los pasillos de la oficina, pero también en línea. Las redes sociales permiten que podamos establecer vínculos con personas con las que no compartimos espacio físico. Para ello no basta con limitarse a generar contenidos, también es importante interesarse por las actividades de aquellas personas a las que seguimos. Dar nuestra opinión en sus publicaciones, enviar un mensaje para preguntar por un proyecto y hasta felicitar el cumpleaños pueden marcar la diferencia. Esos pequeños gestos nos posicionan en la mente (y en el corazón) de las personas con las que compartimos intereses y que se acordarán de nosotras cuando surja una oportunidad. Practicar networking no solo puede abrirnos puertas, también aumenta nuestra autoestima y es útil para recibir consejos y orientación de nuestros referentes.
Aunque hoy en día las mujeres tengamos los mismos niveles de competencia, confianza y ambición que los hombres, es precisamente en el networking donde encontramos más obstáculos. No porque carezcamos de aptitudes, también disfrutamos socializando y somos las mejores preocupándonos por los demás, sino porque aún existen estereotipos culturales que nos ponen difícil tejer redes de apoyo en el trabajo.
Compaginar el tiempo libre con los cuidados
El hecho de que el mayor peso de la crianza y las tareas domésticas todavía recaiga sobre las mujeres, limita que puedan dedicar tiempo a participar en actividades de networking. Si no están en esos espacios tienen menos oportunidades de ser visibles y, por lo tanto, de que cuenten con ellas en nuevos proyectos. Hacer un reparto equitativo del tiempo libre debería ser algo fundamental en cualquier pareja, ya que el hecho de que un miembro salga mucho más que el otro puede significar mayor proyección en su carrera.
Parecer frías y malvadas
Las mujeres que se muestran seguras y confiadas dentro del trabajo y las que se atreven a pedir reuniones o asisten a muchos de los actos que se organizan fuera de la oficina, corren el riesgo de ser catalogadas como demasiado ambiciosas o trepas. Un papel que nosotras tendemos a evitar a toda costa. Tras un par de mensajes sin respuesta dejamos de insistir porque preferimos que nos vean como amables y discretas. Nuestra participación en actividades profesionales ajenas a la empresa también puede ser percibida como una falta de compromiso, algo que no ocurre con los hombres. Tener menos encuentros sociales acaba en efecto bucle: comprobar que ellos progresan más rápido que nosotras nos genera insatisfacción y frustración, lo que a la vez influye en nuestra disponibilidad a la hora de socializar.
Ser excluidas de las redes informales
La mayoría de actos que se organizan fuera del trabajo son organizados por hombres. Asistir supone un desafío para nosotras, permanecer en ellos y desenvolvernos con fluidez siendo la excepción, mucho más. Si la gran mayoría de los directivos son hombres que tienden a crear sus redes de confianza con otros hombres, serán ellos los que tendrán más oportunidades de ser elegidos para nuevos proyectos. Esa es una de las razones por las cuales, asegurar la paridad en los puestos de responsabilidad favorece la igualdad en todo el tejido económico.
Dedicar más tiempo a proyectos altruistas
No asistir a citas informales no significa que las mujeres no dediquen tiempo a otras actividades fuera del entorno laboral, pero muchas de ellas están destinadas a la cooperación y los cuidados como, por ejemplo, el voluntariado, colaborar con ONGs, cuidar animales… Actividades que son altamente valiosas para la comunidad y mejoran la vida del planeta, pero no computan como logros dentro de la cultura empresarial.
Que el 70% de los empleos y las oportunidades laborales recaigan en el networking es una cifra muy elevada que quizás habría que reconsiderar, ya que no todas las personas disfrutan de las mismas condiciones a la hora de hacer contactos. Las empresas deberían revisar sus sistemas de exigencia y promoción y hacer el networking más inclusivo y equitativo. Promoviendo las reuniones de trabajo dentro la oficina y en horario laboral, no jugando al pádel o asistiendo a un concierto. Nota para nosotras: dejar a un lado los prejuicios y reservar más tiempo para el networking en nuestra agenda semanal.