Opinión

Enero rima con dinero

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Ya no queda nada para la cuesta de enero y la mayoría de los mensajes nos empujan a seguir gastando: apúntate al gimnasio, siete ideas para renovar tu casa, curso para aumentar tu presencia en redes sociales, adelántate a las rebajas… La cesta de la compra vale más, los alquileres han subido, el precio de los servicios se dispara y nuestros bolsillos se van quedando cada vez más y más vacíos. En las mujeres la presión por gastar se multiplica. Parece que nuestro cuerpo y nuestro armario son las únicas vías de aceptación social en las que debemos que volcar todos nuestros esfuerzos, incluidos los monetarios.

Este año podemos darle la vuelta a la tortilla y empezar a pensar de manera distinta. ¿Qué tal si nos proponemos pasar de los mensajes que nos llenan de complejos y acabar el 2025 con más dinero? Tener autonomía financiera también es una manera de mejorar nuestra autoestima y, para conseguirlo, tan solo necesitamos cambiar algunos hábitos.

Mirar de frente el dinero

La forma más rápida de perder nuestro dinero es no prestarle atención. A las mujeres nos han educado en la generosidad ilimitada y en la creencia de que nuestra mayor recompensa es el amor. Por eso repetimos una y otra vez que somos muy “desprendidas” o que no le damos valor a la parte económica de las cosas. Esa forma de pensar se traslada a casi todo lo que hacemos: desde no comprobar los tickets de la compra hasta carecer de planes financieros. Puede que hacer números nos de mucha pereza, sin embargo, es fundamental para detectar cuáles nuestros agujeros negros (gastos en cosas que no necesitamos) y también qué puntos podemos potenciar (por ejemplo, ingresos pasivos que no dependan de nuestro tiempo y presencia). No esperes a tener problemas serios y siéntate ya a planificar tu economía. Determina qué cantidad al mes tienes para gastos y márcate objetivos a largo plazo. Un consejo práctico: escribe la cifra concreta, con números y decimales, de cuánto quieres ganar y ahorrar este año.

Reducir los gastos hormiga

Una vez que hayas hecho un análisis de tu economía, será más fácil saber en qué se te va el dinero. A la mayoría de las personas se nos escapa en los llamados gastos fantasma u hormiga. Son todos esos desembolsos cotidianos de poca cuantía que apenas percibimos. Gastos en taxis, en flores, en cafeterías, en suscripciones a plataformas y aplicaciones… Abonarlos con tarjeta dificulta que podamos percibirlos como gasto, ya que no vemos ni tocamos el dinero físicamente. Así, vamos sumando y sumando, pudiendo superar fácilmente los doscientos euros al mes, que implican más de dos mil euros al año. Hacer un repaso de todas las suscripciones que tenemos activas y darnos de baja en las que ya no usamos o decidir usar más el transporte público y decorar con cosas hechas a mano, puede significar un cambio importante en nuestras finanzas anuales.

Pedir lo que queremos

Las mujeres somos más reticentes a la hora de pedir un aumento de sueldo o un ascenso. Se debe al condicionamiento cultural de tener que darlo todo con la excusa de la generosidad. También influye la falta de referentes de mujeres valoradas en determinados espacios. Mientras que los hombres suelen tener más miedo a que les digan que no, a las mujeres nos frena el pánico a generar rechazo. Las mujeres que piden lo que quieren son percibidas como frías, difíciles y de poco fiar. Esos estereotipos culturales nos limitan a la hora de avanzar profesionalmente. Ser conscientes de que son solo clichés que podemos superar, puede hacer que nos animemos a la hora de manifestar en alto lo que queremos. Pronto te darás cuenta de que, la mayoría de las veces, sí lo obtienes.

Formarse en finanzas

De la misma forma que dedicamos tiempo a formarnos sobre otros aspectos, ser buenas con el dinero también es cuestión de conocimiento. No es que a nosotras se nos dé peor, es que nadie nos ha enseñado a manejarnos con las finanzas. En nuestra vida académica no hemos recibido formación sobre ese aspecto y las revistas dirigidas a mujeres hacen todo lo contrario a concienciarnos sobre la importancia de tener dinero, sobre todo nos animan a perderlo. Apuntarnos a cursos y seguir en redes a influencers de las finanzas puede hacer que seamos más conscientes de su importancia.

Cambiar nuestros prejuicios sobre el dinero

El dinero ha sido cultural y tradicionalmente un concepto masculino, por eso muchas mujeres no acaban de verse proyectadas en la figura de un magnate de los negocios o, simplemente, en alguien con poder económico. Este hecho también ha provocado que tengamos un concepto del dinero completamente erróneo, asociado a los negocios sucios, al egoísmo o a la falta de consideración con las personas y el planeta. Ese es otro prejuicio que conviene transformar. El dinero no tiene por qué ser un fin en sí mismo, puede ser el vehículo que nos permita poner en práctica nuestros proyectos. También nos confiere autonomía y eso hace que tengamos más libertad. Tenerlo nos permite tener un ocio de calidad y no desplomarnos en el sofá exhaustas al finalizar la jornada, sino tener tiempo para viajar, hacer actividades culturales y conectar con otras personas. Además, teniéndolo podemos influir en el mundo y dar soporte a proyectos de otras personas.

Ya es hora de cambiar los prejuicios económicos y aprender a relacionarnos de una manera más sana con nuestras finanzas.