Opinión

Elon Musk: rey del mambo, ‘Ciudadano Kane’

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El magnate de origen sudafricano Elon Musk, cheerleader trumpista con el cazo siempre presto –nadie dona, al menos, 75 millones para impulsar una campaña de manera altruista–, dirigirá, junto al empresario y excandidato republicano Vivek Ramaswamy, un tinglado que tiene por nombre Departamento de Eficiencia Gubernamental –DOGE, en sus siglas en inglés– y con el que se busca guillotinar, laboralmente, a un ejército de funcionarios.

Donald Trump, Lucifer nazi para unos, Superman mesiánico para otros –incluido él mismo–, lo ha definido como “el Proyecto Manhattan de nuestro tiempo”: “Allanarán el camino para que mi Administración desmantele la burocracia gubernamental, reduzca drásticamente el exceso de regulaciones, recorte los gastos superfluos y reestructure las agencias federales”. El presidente electo de la primera nación de Occidente saca pecho ante algo que “hará temblar al sistema”.

El jueves, La Vanguardia anunció en X que se acabó lo de “publicar tuits de forma directa” y que dejaba “en suspenso sus cuentas” porque, en la red social del nuevo director del DOGE, “encuentran una caja de resonancia las teorías de la conspiración y la desinformación”. El diario del Grupo Godó denunciaba la proliferación excesiva de comentarios e ideas que “atentan contra los derechos humanos”, aunque esto, ya en Twitter, era el pan nuestro de cada día, así como la sobrepoblación de bots en cuestiones como la gota fría de Valencia, “en la que innumerables bots de origen indio han participado en las conversaciones públicas para ganar circulación en esta red social”. The Guardian también se dio el piro. Y la National Public Radio (NPR). Y la PBS. Y el Festival de Cine de Berlín. Y el hospital ortopédico Royal National.

A la tropa de X, este éxodo se la trae al pairo. La directora ejecutiva de X Corp., Linda Yaccarino, celebraba que el uso de su juguete “está en su punto más alto y continúa aumentando” y menospreciaba a “los guardianes del legado”, que son “noticias del pasado”. No iba desencaminado el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, cuando alertaba en el pleno sobre la DANA, al que no acudieron ni Sánchez, ni Ribera ni Feijóo, que “hay un poder más poderoso que el ejecutivo, el legislativo o el judicial: es el poder digital”.

El protagonista contemporáneo de Ciudadano Kane no sería ningún periodista, sino el CEO de una red social. Por haber querido jugar en la liga de la influencia, los medios clásicos pelean por evitar los puestos de descenso en la liga de la información. Los youtubers están desplazando a los reporteros, quienes ya habían sido arrinconados, intramuros, por los columnistas y/o los tertulianos.

Antipolítica” y “bulos” pugnan por ser la palabra del año. Estos significantes nos aterran, nos provocan urticaria y retortijones, pero han sido los políticos y hemos sido los periodistas quienes los hemos llenado de significado. La Vanguardia y The Guardian se largan de X y Musk, rey del mambo, brinda con Veuve Clicquot. El sistema es un queso gruyer y por sus agujeros pasan los bárbaros. Las piedras ya están gritando. Y nadie descarta que el templo termine siendo destruido.