Si en todas las citas electorales el voto de la mujer es clave, las vascas no son excepcionales. La demoscopia amenaza la hegemonía del PNV con un porcentaje inusualmente alto del 20% de indecisos a una semana de la cita. En esa bolsa de indecisión se la juegan los peneuvistas. Tanto, que el candidato a lehendakari Imanol Pradales va al todo o nada en la recta final. “La campaña en Euskadi empieza hoy”, decía el pasado viernes. Cinco días por delante a la carrera para repetir gobierno con el PSE. Si no suman, quedará un parlamento “raro” e “inestable”, apuntan. Y en una semana clave para ganar, reconocen sus dirigentes, el voto de las mujeres es determinante.
Dicen los expertos en demoscopia que la movilidad del voto femenino es más resistente a cambios de tendencias rápidas y se activa cuando detectan posibles retrocesos en derechos. Es una regla de hierro en la tensión de partidos convencionales y la irrupción de nuevos movimientos. En este caso, análisis aparte, el movimiento es EH-Bildu por la capacidad de arrastre de todas las izquierdas y tendencias, como un nuevo ‘Sumar vasco’, transversal en lo generacional e ideológico.
Ocurrió con claridad en las generales del 23-J. El PP apostó por activar ese electorado y un trasvase de voto de profesionales liberales que podían pasar de Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo. Sucedió lo contrario. Ante una posible coalición con VOX, parte de ese millón de votos extra acabó en el PSOE de la mano de ellas. Los dirigentes del PNV saben que están en las mismas. Necesitan que sus votantes mujeres dejen a un lado el desgaste de la marca y den una nueva oportunidad a la gestión peneuvista. Si consiguen movilizar a la mujer vasca que les ha apoyado históricamente, pueden doblegar el tirón aparentemente imparable de EH-Bildu. Esta idea no está en los mítines, pero la repiten en off desde el partido.
En un parlamento vasco que apunta a una abrumadora mayoría nacionalista, la pugna es entre las principales formaciones, guerra de siglas y de modelo más que entre candidatos. Como ambos se estrenan, el relevo generacional está garantizado. Y mientras las encuestadoras diferencian por edades, no lo hacen por género.
La candidatura de Imanol Pradales se lanzó hace relativamente poco, el pasado 27 de enero. Sus dirigentes admiten que un hándicap electoral con las mujeres es el grado de conocimiento del candidato. Ellas conocen a Pradales en diez puntos menos que los hombres. Y en la gran bolsa del voto indeciso, las mujeres son las que más están en esa posición. Eso, o que prefieren las urnas a las encuestas.
El PNV tiene mujeres al frente, pero les falta agenda. La Diputación de Vizcaya la preside Elixabete Etxanobe en una mayoría de 8 a 12; también en Guipúzcoa, Eider Mendoza. Andoni Ortuzar puso en valor en un mitin del 28-M haber presentado candidatas en Guipúzcoa, Vizcaya y Vitoria. Pero también reconocen que no han liderado las políticas feministas. Tienen buen agarre en el colectivo LGTBI, votaron en el Congreso la Ley Trans, pero fortalecer las políticas públicas que mejoren la vida de las mujeres vascas es un ‘pendiente’ del PNV si revalidan el gobierno vasco.
Arrancan los últimos días de campaña y a la interna hay cierto desconcierto con la aparente inmovilidad de su electorado y el empuje de EH-Bildu. Después del parón vacacional, del subidón histórico de la Copa del Rey, la gente se incorpora ahora a unas elecciones importantes con liderazgos nuevos. Ven con preocupación que no inquiete el futuro vasco frente a las transiciones en la industria, en la agenda digital y prioridades económicas y sociales que necesitan una proyección de una década. Entre mitin y mitin de este pasado domingo, un alto cargo del partido reflexionaba: “Nos jugamos mucho competitivamente y de Europa nos viene una ola de extrema derecha importante”.
Irán muchas mujeres a votar el próximo domingo. Lo harán por el PSE, por el PP, por EH-Bildu, Sumar, Podemos, VOX… pero el PNV necesita a las suyas. Y confían en la movilización “responsable” de última hora. En el análisis postelectoral, veremos si el “¡Mujeres al poder! ¡Mujeres al poder!” que clamaba el presidente del Euzkadi Buru Batza, Andoni Ortuzar, en las municipales de mayo les hace ganar las elecciones del 21-A donde nunca antes el riesgo de perder el poder lo han tenido tan cerca.