Hoy cumplimos 20 columnas juntos. Un momento quizá para la reflexión de la importancia de tratar diferentes temas y enfoques que consigan poder aportar algo desde una visión multidisciplinar vinculando diseño, estilo de vida, problemas cotidianos o reflexiones varias del día a día ligadas a la actualidad. Y hoy lo hago hablando de un grupo que vuelve a estar de actualidad y que marcó mi infancia, así como la de toda una generación. Hace unos días pude disfrutar de uno de los últimos conciertos de La Oreja de Van Gogh (LODVG) que está de gira por España y de nuevo de tremenda actualidad. Pese a que fue un grupo que marcó mi infancia, tendría que remontarme muchos años atrás (y a la etapa de Montero) para trasladarme al último concierto al que asistí. Sin embargo, es curioso observar cómo LODVG sigue dejando muchas cosas detrás que trascienden más allá de la música y que sean quizá la clave de su inesperado y notorio resurgimiento durante los últimos meses. Un grupo que vuelve a estar de moda entre los festivales y públicos más jóvenes.
Ese grupo donostiarra que nos ha acompañado desde finales de los años 90, parecía haber quedado relegado en la memoria colectiva, eclipsado por las nuevas tendencias y el paso del tiempo. Sin embargo, en un giro inesperado, el grupo está viviendo un resurgir que nos recuerda el poder de la nostalgia y la atemporalidad de su música. Y un grupo cuya “nueva” (entre comillas porque lleva ya más de 10 años) cantante ha sabido ser tremendamente generosa entendiendo el legado que dejan atrás los 4 primeros discos del grupo con su antecesora Amaia Montero, que fueron y siguen siendo protagonistas absolutos y ocupan la mayor parte del espectáculo que hoy ofrecen.
Una banda que marcó a una generación
La Oreja de Van Gogh no solo entregó canciones; entregó historias, emociones y experiencias que resonaron profundamente en el corazón de quienes crecieron con ellas. Temas como “Rosas”, “La Playa” y “Puedes Contar Conmigo” no son simplemente éxitos musicales; son recuerdos encapsulados en melodías, himnos de una época en la que la música tenía el poder de conectar de manera profunda y genuina. Al igual que Mecano en su momento, Luz Casal o Amaral, La Oreja de Van Gogh se convirtió en la banda sonora de muchas vidas. Hoy en día, en un panorama musical donde la inmediatez y la superficialidad a menudo predominan, la profundidad y la autenticidad de sus letras destacan como un tesoro raro y preciado.
Pareciera que La Oreja de Van Gogh está resurgido ahora debido a una combinación de nostalgia y la superación de prejuicios hacia su música, especialmente entre las generaciones jóvenes. El grupo ha logrado reconectar con un público más amplio, impulsado también por la popularidad que vive su música actualmente en festivales indie y entre DJs, lo que refleja una revalorización de su legado musical y su capacidad para evocar recuerdos o conectar con nuevas generaciones a través de nuevas fórmulas.
Un legado que vive y resurge
Su resurgir es probablemente un testimonio del poder duradero de su música y de su capacidad para seguir marcando a nuevas generaciones. En un momento en el que la superficialidad parece dominar la industria, la autenticidad y la emotividad de sus letras ofrecen un refugio, un recordatorio de que la buena música trasciende el tiempo y las tendencias. Este resurgir es, en muchos sentidos, un renacimiento. Y es la prueba de que, cuando una banda ha marcado de verdad a una generación, siempre habrá espacio para que su música vuelva a brillar, capturando nuevos corazones mientras reaviva la llama de aquellos que siempre fueron fieles. La Oreja de Van Gogh ha demostrado que su legado no solo está vivo, sino que está más fuerte que nunca, preparado para seguir acompañando a nuevas generaciones con la misma magia que lo ha hecho desde sus inicios, pero aportando nuevos aires.
La viralidad y el poder de las redes sociales
Otro fenómeno interesante es como canciones como “Rosas” están resurgiendo en plataformas y formatos. No solo ha sido impulsada por la actuación con Karol G, sino que ha generado un eco en las redes sociales con la aparición de contestaciones a la canción original (durísima, por cierto) por el ingeniero espacial “Boyra”, creando una especie de diálogo musical intergeneracional que se ha hecho tremendamente viral. Este tipo de interacciones no solo refuerzan la relevancia que aún siguen teniendo las canciones del grupo, sino que también demuestran cómo la música puede evolucionar y encontrar nuevas formas de resonar con el público.
Amaia Montero: un icono de la visibilidad de la salud mental
Creo que el caso de Amaia Montero, la voz original del grupo, es particularmente significativo en este resurgir. La cantante ha atravesado momentos difíciles en los últimos años, luchando con problemas de salud mental que, lamentablemente, no podemos olvidar que inicialmente fueron objeto de burla y crueles ataques en redes sociales. Sin embargo, su vulnerabilidad y valentía al enfrentar estos desafíos han transformado su imagen pública. Hoy, Amaia es vista, o debería ser vista, como un ejemplo de lucha y resiliencia, una figura que ha ayudado a visibilizar la importancia de la salud mental en una sociedad que a menudo prefiere mirar hacia otro lado. Es irónico que muchos de los mismos que la criticaron sin piedad en el pasado ahora la aplaudan por su valentía. Este cambio en la percepción pública subraya, probablemente, una evolución cultural hacia una mayor comprensión y empatía por los problemas de salud mental, algo que Amaia Montero, que siempre será sinónimo de LODVG, ha simbolizado de manera muy visible.
Podríamos decir también que la reaparición de Amaia Montero en el escenario junto a Karol G fue un momento especialmente emotivo, no solo por la unión de dos generaciones musicales, sino por lo que simbolizó: una mujer que, después de tocar fondo, renace con más fuerza que nunca y acompañada de una mano amiga. Este evento no solo fue un hito en la carrera de Montero, sino que también revitalizó inevitablemente el interés por La Oreja de Van Gogh, demostrando que su música tiene el poder de conectar con nuevas audiencias y tratar temas importantes.
La posible, deseada y cada vez más interesante y comentada vuelta de Amaia para cantar de nuevo con el grupo, aunque solo sea en un concierto y compartido con la actual vocalista Leire, no hace más que avivar la llama y el interés de un grupo que parece no querer olvidarse en la memoria de toda una generación. Pese a que Amaia haya manifestado que ese momento está lejos de producirse, tendría todo el sentido que en algún momento pudiera sorprendernos nuevamente. Ya lo dicen ellos en sus letras compartidas y quizá pueda ser ahora un mensaje alentador para muchos de sus fans “…como dijo aquel genio esta vida es un sueño. Y soñaré. Soñaré”.