No es por dar la razón a los enemigos de la libertad, pero se atribuye a uno de ellos las palabras que mejor expresan la aceleración del ciclo histórico que vivimos: hay décadas en las que no pasa nada y hay semanas en las que pasan décadas. Cincuenta y dos semanas después de que Artículo14 saliera a la luz -hoy cumplimos nuestro primer año de vida editorial- las certezas del mundo que nos vio nacer el 8 de abril de 2024 parecen a esta hora un anacronismo propio de tiempos remotos. La agenda política de nuestras democracias se reescribe a uña de caballo ante la decisión de la primera de ellas de abdicar de su compromiso con el sistema de valores que la sustentaba. Los fundamentos del orden liberal en el que nacimos, más frágiles de lo que imaginábamos, se tambalean ante su impugnación por el paladín del nuevo desorden posliberal. Solo los historiadores de la geopolítica del XIX o del nacionalismo económico de entreguerras parecen sentirse familiarizados con el nuevo orden de las cosas al que hemos sido arrojados.

El espíritu de la época se ha infiltrado hasta en el léxico de nuestra conversación cotidiana. Hemos incorporado al vocabulario consuetudinario el menú completo de los sintagmas más inquietantes de la escuela realista del equilibrio de poder: esferas de influencia, órbita de intereses, proteccionismo comercial, rearme europeo, correlación de fuerzas y demás conceptos que hubieran hecho hoy las delicias de Henry Kissinger. Bajo ellos subyace la neutralidad moral de la razón de Estado. Puede resultar grandilocuente hablar de un momento hobbesiano, pero a la vista de las circunstancias el epónimo podría no andar muy desencaminado.
Envalentonados por los vientos de cambio que soplan desde la Avenida Pensilvania, los caudillismos populistas socavan las vigas maestras de los sistemas democráticos y cortocircuitan el consenso moral sobre el que se edifica el modelo abierto de sociedad. El imperio de la ley pliega velas ante el asalto autoritario al Estado. La voluntad de entendimiento cede el paso a la dinámica de bandos, el Estado de Derecho a la pulsión autoritaria, el multilateralismo al mamporrerismo diplomático, el compromiso a la política de hechos consumados.

Nuestro país no es inmune a las corrientes de fondo que dan forma al giro posliberal. La excepcionalidad española es la beligerancia desestabilizadora de los separatismos contra nuestro orden constitucional, pero los elementos comunes de los extremismos populistas a derecha y a izquierda se suman, en una espiral de involución democrática, a los afanes del Gobierno por desmantelar los contrapesos institucionales y por acumular los tres poderes del Estado en unas mismas manos.
Artículo14 ha remado en su primer año de vida a contracorriente de la deriva autocrática de los acontecimientos. Firmes en torno a las convicciones que derivan del precepto constitucional al que debemos nuestro nombre, lo consagramos en nuestra cabecera con la determinación de hacernos merecedores de él. Arrancamos nuestra andadura libres de servilismos políticos, independientes de alineamientos gregarios, refractarios a la ideologización extrema. No tenemos agenda política, nunca pediremos el voto por ningún partido, pero somos activistas en la defensa de la convivencia democrática, en la invocación del pacto constitucional y en la denuncia de la tropelía del cacique de turno. Vivimos a espaldas de servidumbres voluntarias y de consignas impuestas, a refugio de los soles que más calientan.

Algunas voces nos han tachado de wokistas impenitentes al tiempo que otros altavoces nos acusaban de empecinados reaccionarios. En ese fuego cruzado de imputaciones es donde queremos estar, porque hemos querido crear un pequeño pero palpitante lugar de encuentro para opiniones distintas, un espacio de reunión para dar cabida a una diversidad de ideas con el ánimo de enriquecer la conversación pública en una sociedad ilustrada y adulta. Caminamos con seriedad, respeto y rigor, sin presiones ni urgencias, hacia el objetivo de ser reconocidos como un influyente creador de opinión en la defensa de los valores que nos unen como ciudadanos de una misma democracia. Hoy ya somos un periódico de referencia para un millón y medio de lectoras y de lectores mensuales, pero a la vista de nuestro ritmo sostenido de crecimiento, estamos aún muy lejos de haber alcanzado cualquier techo. El éxito de acogida que hemos cosechado en nuestro todavía breve curso vital, atribuible en buena parte al talento infatigable de nuestra directora, Pilar Gómez, al de toda la redacción y al equipo corporativo en pleno, nos confirma el acierto de nuestro posicionamiento por la igualdad y de nuestro compromiso cívico con los principios de la sociedad abierta, por mucho que la reivindicación de este ideario parezca ahora una subversión iconoclasta. Bienvenida sea la determinación de pensar que prevalecerá sobre sus antagonistas.
Periodismo -Orwell dixit– es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas. Nosotros, qué le vamos a hacer, somos periodistas. Gracias y felicidades a todos los lectores de Artículo14 en nuestro primer aniversario. Cumpliremos muchos más, y seguiremos dando fe de estos años convulsos en que las semanas parecen décadas.