Poco más de media hora le duró el Real Madrid al FC Barcelona en la final de la Supercopa de España femenina de fútbol que se disputó este domingo en Butarque. Exactamente 31 minutos fueron los que tardaron las jugadoras de Pere Romeu en abrir el marcador aprovechando su enésima entrada por el costado derecho, convertido en una especie de fast track para el Barça, a través de un disparo de Graham que tocó en Lakrar antes de entrar en la red.
Era el primer Clásico en una final de Supercopa, aunque es evidente que de clásico solo tiene el nombre. Poco tiene que ver la trayectoria del Real Madrid femenino, con una antigüedad de 5 años, con la del FC Barcelona, que lleva 23 temporadas como sección del club. Para que un Barcelona- Real Madrid sea de verdad un “Clásico”, con la competitividad y el nivel que se espera en un partido de tal expectativa, aún tendrán que pasar años , a juzgar por lo que estamos viendo.
Ni rastro de Florentino Pérez
El mensaje institucional se advierte solo con mirar al palco. Laporta viajó desde Barcelona para acompañar a sus jugadoras y estar presente en la final. Ni rastro de Florentino Pérez en Butarque tampoco en esta ocasión.
El otro gran ausente en Leganés fue el nuevo presidente de la RFEF, Rafael Louzán, pero ésta fue consecuencia del temporal que ha obligado a cerrar los aeropuertos gallegos este domingo y que dejó al presidente en tierra.
Sin hacer su mejor partido de la temporada, pero jugando a lo que saben, dominar el balón , manejar los tiempos del encuentro y generar ocasiones, algunas de ellas que Alexia no pudo rematar a puerta vacía, el Barça se fue comiendo las buenas intenciones del Real Madrid, que había intentado al principio buscar la espalda de las centrales azulgranas aprovechando la velocidad de Caicedo para cazar alguna contra. Poco más enseñaron las jugadoras de Toril, que no planteó ayudas para Olga Carmona desde la alineación inicial en su duelo imposible ante la noruega Graham.
Con 3-0 al descanso el segundo tiempo discurrió como un nuevo calvario para las merengues. No debe ser fácil jugar ante el mejor equipo del mundo envueltas en una expectativa de la que en realidad las jugadoras no son responsables. El Real Madrid femenino ha elevado notablemente su nivel esta temporada, pero aún no está en disposición de competir ante las azulgranas, por más que afición, medios y la propia Liga F lo deseen y hasta necesiten.
De lo mejor del partido el disparo seco de Patri Guijarro que supuso el 4-0 en el marcador. También el arbitraje de Olatz Rivera, que gracias a la revisión del VAR corrigió una caída de Aitana entre Carmona y Lakrar interpretada inicialmente como penalti. Porque sí, en la Supercopa hubo VAR. Uno de los grandes retos de la Liga F es que las árbitras puedan disponer de una herramienta para la que han recibido la misma formación que sus compañeros, pero que no se puede implementar porque muchos de los campos donde se juega no tienen la instalación que la tecnología VAR precisa. Hace falta una gran inversión y a la vez, en partidos como esta final, queda claro que el nivel de error bajaría drásticamente con la introducción del vídeo arbitraje.
Mientras eso sucede, el FC Barcelona suma su quinta Supercopa de España, cuarta consecutiva y primera frente al Real Madrid, haciéndole una manita que cerró Alexia Putellas para resarcirse de sus fallos anteriores. Los números entre los dos equipos son muy duros para el Real Madrid, que ha perdido los 18 enfrentamientos con el FC Barcelona hasta el momento, encajado 73 goles y marcado solo 7. En el año en el que más parecía acercarse al Barça, el equipo de Toril ha sido incapaz de marcarle un solo gol en sus dos enfrentamientos hasta ahora. No lo hace desde enero del 23. La distancia sigue siendo sideral.