Opinión

Derechos LGTBIQ+ y déficit ecológico

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En los últimos días, dos fechas han sido clave en temas que nos preocupan y ocupan. El primero, el pasado 17 de Mayo, cuando se celebró el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia y el segundo, ayer mismo 20 de Mayo, día en que España agotó todos los recursos naturales que le corresponden para este 2024.

Ambos temas deberían preocuparnos y estar en la agenda política y social con mucha más fuerza y énfasis si cabe. El 17 de mayo es una fecha que debería resonar en la conciencia de todos, no sólo como un día conmemorativo, sino como un recordatorio constante de la lucha por los derechos humanos y la dignidad de cada individuo, marcando un momento crucial para la reflexión sobre los avances y desafíos que aún enfrentan las personas LGTBIQ+ en todo el mundo. Vivimos un momento en el que, lamento recordar, por alguna extraña e incomprensible razón, están surgiendo nuevamente ideas que pretenden atacar los derechos más esenciales de libertad individual de ser y amar a quien uno quiera. El 17 de mayo no sólo conmemora la decisión de la Organización Mundial de la Salud en 1990 de desclasificar la homosexualidad como un trastorno mental, sino que también sirve como un llamado a la acción permanente.

A pesar de los progresos significativos, como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en muchos países (donde recuerdo, España marcó un gran liderazgo) y la mayor visibilidad de la comunidad LGTBIQ+ en los medios, la homofobia sigue siendo un problema grave. Las estadísticas muestran que las personas LGTBIQ+ se siguen enfrentando niveles alarmantes de violencia, discriminación y marginación en todos los ámbitos de la vida. Es crucial que los gobiernos, las instituciones y la sociedad en general tomen medidas concretas para erradicar tales discriminaciones. La educación jugará siempre un papel vital. Y la tolerancia cero, también.

Como alguien que ha tenido el privilegio de crecer en una época y un lugar relativamente más tolerante, siento una responsabilidad hacia aquellos que aún enfrentan la homofobia diariamente, pues no deberíamos olvidar que en muchos países la homosexualdiad no sólo es condenada socialmente, sino que también aún sigue siendo castigada con pena de muerte. No olvidemos nunca que la homofobia no tendrá cabida jamás en una sociedad justa y que se haga llamar democrática. Debemos, no obstante, sentir orgullo de pertenecer a uno de los países más liberales, con más derechos y que, pese a que inexplicablemente moleste a algunos, marca hoy en día el liderazgo.

Quizá y ahora cambiando de término, no podamos sentir tanto orgullo del hecho de que, ayer mismo, España alcanzase pese a los esfuerzos que se están haciendo, el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra, agotando todos los recursos naturales que deberían usarse en un año completo. Y sólo estamos en Mayo. Una alerta sobre nuestra forma de vida insostenible que nos debería invitar a reflexionar y actuar. Un despertar doloroso, o motivador según se mire, como recordatorio a la realidad de que nuestro planeta tiene límites y estamos viviendo muy por encima de ellos.

Leía ayer mismo como La organización Amigos de la Tierra destaca la importante necesidad de transformar nuestro modelo de producción y consumo. Así como la importancia de limitar el uso indiscriminado de materiales y energía para adaptarnos a la capacidad regenerativa de nuestro planeta. No olvidemos que esto no es sólo un problema de sostenibilidad ambiental, sino también de justicia social, ya que el consumo excesivo está profundamente entrelazado, una vez más, con la desigualdad global.

No obstante, la solución si es que aún la hay, no pasa por consumir menos ni por discursos utópicos, sino por consumir de manera más inteligente y equitativa, invirtiendo en educación, concienciación y por supuesto, a favor de políticas activas por parte de gobiernos que realmente crean en la solución del problema. Es y será trabajo de todos. Necesitamos adoptar tecnologías limpias, energías renovables, así como implementar políticas como la directiva por el derecho a reparar, que nos ayuden reducir la huella material y fomentar la reparación junto a la reutilización de productos. La moda, el segundo sector más contaminante, ya está en camino. Y al igual que cada vez alza más la voz por reivindicar con contundencia la igualdad y la visibilidad del colectivo LGTBIQ+ y otros aspectos que tienen que ver con la inclusión, también está fuertemente conciencia con políticas de circularidad que pronto dejarán de ser sugerencias, para convertirse en normativa Europea de obligado cumplimiento.

Y tu sector, ¿cómo trabaja las políticas medioambientales, de inclusión o derechos LGTBIQ+?. Recordemos que avanzar es trabajo de todos y el éxito sólo podrá ser compartido.

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