Opinión

De nuevo Trump

María Dabán
Actualizado: h
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Para algunos, entre los que me incluyo, la mala noticia es que Donald Trump ha vuelto a ganar las elecciones y la buena, que no podrá volver a ganarlas, ya que la Constitución americana prohíbe expresamente que ninguna persona pueda ser elegida más de dos veces para el cargo de presidente.

Según un análisis rápido de los resultados, Trump ha ganado, sobre todo, por el voto de los hombres y mujeres blancos, y por el de los latinos, más preocupados por la economía y por la inmigración que por cualquier otra cosa. “Es la economía, estúpido”, le advirtió James Carville, asesor de Bill Clinton, en la campaña que dio la victoria al demócrata sobre George Bush en 1992, y a eso se ha aferrado también el líder republicano en esta ocasión. Trump ha prometido aumentar los aranceles sobre la importación en un 20 por ciento. Sobre el papel puede sonar bien a los americanos, pero esto podría volver a aumentar la inflación. Tiempo al tiempo.

Otro de los puntos en los que el líder republicano ha basado su victoria ha sido su promesa de controlar las fronteras. El mensaje antiinmigración ha calado entre sus votantes. En Estados Unidos hay 11 millones de indocumentados. Alrededor de la mitad de ellos lleva en el país más de una década, y expulsar a estos ciudadanos costaría unos cien mil millones de dólares. No es la primera vez que el presidente electo hace de este tema uno de los ejes de su campaña. En 2016 prometió construir un muro con México para impedir la entrada al país de nuevos ilegales, pero lo cierto es que, al final se construyeron poco más de cien kilómetros, de los más de dos mil que separaban Estados Unidos de México y que no tenían valla alguna.

En total se calcula que, durante su primer mandato, Trump deportó a millón y medio de personas, casi las mismas que serán expulsadas por Joe Biden. Aunque, por curioso que parezca, el récord lo tiene Barak Obama, con dos millones trescientas mil personas.

En España, muchos se han alegrado por su victoria, pero imaginemos que aquí hay un candidato condenado por 34 delitos penales y un caso civil de abusos sexuales, que dice que le gustaría “ejercer de dictador el primer día”, que querría tener “generales como Hitler”, que le gustaría que dispararan a una de sus rivales políticas, que prometiera acabar con los medios y con sus oponentes, y que es considerado “fascista”, por su ex jefe de Gabinete, y como el político “más peligroso de la historia” por su exjefe Mayor del Ejército… ¿Le votaríamos?

Varios libros relatan cómo el ex director de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, su exsecretario de Estado, Rex Tillerson, y su principal asesor económico, Gary Cohn, entre otros, subrayaban la falta de visión geoestratégica del presidente electo, que no leía ninguno de los informes que le presentaban, y al que le ocultaban documentos que él exigía que le redactaran (como el que buscaba romper sus acuerdos con Corea del Sur) porque al día siguiente se olvidaba de que los había pedido. Bolton contaba, por ejemplo, cómo en sus reuniones con Putin y Kim Jong-un sólo buscaba, decía, deslumbrarles con su personalidad narcisista.

La enorme derrota del Partido Demócrata les obligará a hacer autocrítica y a revisar de manera completa sus mensajes políticos. Probablemente Joe Biden no supo retirarse a tiempo, pero Kamala Harris ha demostrado no tener un discurso propio, y ha estado más preocupada por esquivar polémicas que por presentar algo reconocible para la mayoría de los americanos. Su llamamiento a un voto masivo de las mujeres tampoco ha funcionado. Tendrán dos años para lamerse las heridas (hasta las próximas legislativas), pero no será fácil que se recuperen del duro golpe sufrido ayer.

El populismo avanza, y sufren también los medios tradicionales. De hecho, Elon Musk, que formará parte del nuevo equipo de Trump, se dirigía a sus seguidores en su red social “X”, diciéndoles: “Vosotros sois los medios ahora”. La desinformación favorece la manipulación y el control de una sociedad que cada vez profundiza menos en la verdad de los mensajes.

Trump ha ganado y de su victoria se alegran líderes como Putin, Kim Jong-un, Orban o Fico. Y eso es suficiente para que algunos no lo hagamos.