Opinión

Cristina Alberdi, una infatigable promotora de la igualdad

Actualizado: h
FacebookXLinkedInWhatsApp

Cristina Alberdi era una magnífica profesional, jurídicamente muy buena y nada sectaria. Además, se podía trabajar muy cómodamente con ella. Siempre mantendré un magnífico recuerdo suyo no solo por estas razones, sino porque realmente era una persona muy coherente en los postulados que defendía.

Como primera vocal mujer del Consejo General del Poder Judicial también guardó una posición muy clara con respecto de la igualdad. Una postura que más tarde siguió defendiendo durante su etapa política, pues como ministra de Asuntos Sociales fue una pionera a la hora de introducir esa igualdad entre hombres y mujeres en los tratados europeos, entre otros asuntos.

Y es que, a principios de los años 90, cuando a través del European Women’s Lobby y la Comisión Europea estábamos reformando el Tratado de Maastricht para efectuar dicha introducción, quien se quedó encargada de estas cuestiones fue la propia Cristina, cuyo Gobierno, presidido por Felipe González, ostentaba la presidencia comunitaria. Ese proyecto, que habíamos trabajado para la Comisión Europea, lo presentamos a los distintos Ejecutivos de los Estados que entonces formaban la Unión Europea. Un plan de trabajo muy interesante, que se realizó en paralelo a la Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 celebrada en Pekín.

Con Cristina, su equipo y el movimiento europeo de mujeres realizamos un trabajo muy intenso para conseguir que los diferentes Gobiernos de la Unión Europea adoptaran dicho proyecto, que se plasmó en el Tratado de Ámsterdam. Con lo cual, conseguimos, además de introducir todas aquellas regulaciones de igualdad en los diferentes tratados, que también estuvieran incluidas posteriormente en la Carta de los Derechos Fundamentales europea. Es decir, en las normas de más alto rango. Ella ahí, con su definitiva defensa, nos ayudó muchísimo para poder hacer este trabajo que costó casi un año.

Cabe destacar que Cristina fue pionera en la primera etapa del surgimiento de la igualdad en las leyes a nivel nacional. Aquella fue una etapa de normalización a la cual la sucedió una fase de desnaturalización. Ella se opuso a esta segunda etapa, como nos opusimos muchas de las personas que hemos creído en la igualdad entre mujeres y hombres y no en otro tipo de consideraciones extravagantes que no han hecho ningún favor al desarrollo real de la igualdad.

Ella siempre estuvo muy preocupada, y muy seriamente, por estos temas. Y así se mantuvo incluso cuando fue presidenta del Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid. Hemos perdido a una gran jurista, una gran socialista y una gran mujer.

TAGS DE ESTA NOTICIA