Opinión

Chillemos por ellas

Afganistán
Actualizado: h
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Estoy cabreada. Malhumorada, impotente, triste, frustrada y muy enfadada. Realmente lo estoy desde hace tres años cuando entrevisté al general al mando de la misión española en Afganistán que ya me adelantó lo que iba a pasar. “Mañana mismo en cuanto nos vayamos todo volverá a ser igual e incluso peor” me dijo. Se ha cumplido su pronóstico y efectivamente la situación ahora mismo es insoportable para ellas. Hace ahora tres años, exactamente el 30 de agosto de 2021, EEUU comenzó la retirada de sus tropas en Afganistán. Esto suponía como sabía la OTAN el retorno inmediato de los talibanes al gobierno y la muerte en vida para todas las mujeres y en especial para las que habían nacido amparadas en un protectorado occidental que duró 20 años. Todas estas mujeres que habían logrado poder vivir en un modo casi similar a cualquier mujer occidental de repente se han visto relegadas de un plumazo ciudadanas de cuarta o quinta y por eso nosotras nos vemos obligadas a chillar por ellas.

La última ley aprobada por el régimen talibán obliga a las mujeres no solo a cubrir su rostro y cuerpo con el velo integral y el burka sino que les prohíbe hablar en público. Los talibanes han prohibido el sonido de la voz de las mujeres en público. Son conocidas como las leyes “sobre el vicio y la virtud” y su objetivo es evitar que las mujeres “causen tentación” a los hombres. No deben llevar ropa atractiva, ajustada o que revele la forma de su cuerpo y además se les prohíbe usar cosméticos o perfume con el fin último de que evitar que imiten “los estilos de vestir de las mujeres no musulmanas”. Una de las medidas más severas es evitar el sonido en público de la voz de las mujeres, es decir se les prohíbe actividades como cantar, recitar o hablar frente a un micrófono. Se les prohíbe incluso mirar a hombres que no sean parientes.

Ya en el 2021 cuando los talibanes subieron al poder y suspendieron la Constitución, la ONU aseguró que la situación de las mujeres en Afganistán podía considerarse como un “apartheid de género”. No puedo estar más de acuerdo. La situación de las mujeres afganas es la peor de las mujeres en todo el mundo. El gobierno de España y la mayoría de los países europeos también han expresado su condena a través de comunicados pero esto, lo siento, no es suficiente. Hablemos claro: ahora mismo cualquier perro callejero es mejor tratado que una mujer en Afganistán. Las afganas se han visto relegadas a ser meras gestantes, supeditadas a la voluntad de hombres que acatan las leyes y que las someten a un régimen de esclavitud. Pero ¿la esclavitud no se había eliminado hace mucho tiempo? ¿No es el siglo de las mujeres? ¿De verdad que no se puede hacer nada más que condenar con comunicados las decisiones de estos bárbaros? ¿ La comunidad internacional no puede presionar más con todas sus armas disponibles como lo hace en otras regiones?

Las mujeres que tenemos voz no podemos permanecer calladas ante esta situación. Tenemos que chillar aquí y allí. Estamos obligadas a alzar la voz para obligar a nuestros gobiernos a que defienden a unas mujeres, a unos seres humanos que son tratadas como animales y a las que se les ha vetado absolutamente todo. Durante veinte años se intentó occidentalizar un país y dar esperanzas a unas mujeres que nacieron con posibilidades de vida. Todo ese castillo de naipes se ha derrumbado en tan solo tres años y ahora mismo están condenadas a morir en vida. Por eso Europa tiene que reaccionar y ofrecer canales seguros para todas aquellas mujeres que quieran huir del régimen talibán. Toca ayudar a tener mejor vida a todas las que ya están aquí y tenemos la obligación de ayudar a todas las que quieran salir. Yo chillo y chillaré las veces que haga falta. ¿Y vosotras?

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