De cara a la cita del 9 de junio, Europa, como otras tantas democracias, vive un estrés sistémico bajo la amenaza del crecimiento ultra. The economist lleva la reflexión a su última portada bajo el título: ¿Está Estados Unidos a prueba de dictadores? Y llega a una conclusión. “La Constitución tiene muchas virtudes, incluida la limitación de mandato y la separación de poderes. Pero lo que sostiene el proyecto estadounidense, como en cualquier otra democracia, no son las leyes escritas, sino los valores de los ciudadanos, los jueces y los funcionarios públicos”.
El sábado de Milei, la CEOE perdió la oportunidad de ensalzar esos valores por encima de los intereses económicos del encuentro -avalados por 8.000 millones de negocio entre ambos países, en cifras de Antonio Garamendi-. No acudir, esperar al viaje oficial de turno en un mes, era una opción. Una declaración a la salida del encuentro, otra. Y como la CEOE no aprovechó la cita en la embajada para desmarcarse del encuentro en Vistalegre, la foto contrastó aún más con el manifiesto de sus homólogos alemanes. Mercedes, BMW o Bayer, también Telefónica, han alertado contra el auge de los populismos y las ideologías contrarias a la inmigración. “Las ideas de los populistas son puro veneno para la economía”, dice el jefe del Deutsche Bank, Christian Sewing. “Pone en peligro lo que hemos construido”, en palabras de Roland Busch de Siemens AG.
A la pregunta de ¿Cuánto se deben mojar los empresarios? Casi todo. Y está bien que lo hagan. De ahí el error del posado y el mutis patronal. E igual que Garamendi se posiciona abiertamente en contra de la ley de amnistía, hacerlo frente a la ola reaccionaria les compete. El silencio protocolario de los altos ejecutivos de Rothschild, AB Living, Naturgy, Telefónica, Iberia, Abertis… le tocaba romperlo a la patronal.
Una fotografía es un acto de representación, un gesto. Se posa con quien queremos compartir un mensaje, lanzar una alianza. El encuentro con Javier Milei se produjo fuera del contexto de una visita oficial; como autor de un libro, a cargo del erario público, y como plato fuerte del pistoletazo de VOX a las europeas. Al cierre, llegó la famosa foto, una quincena de CEOs, Milei y ninguna mujer. En su día, la vicepresidenta Nadia Calviño se retiró de varios photocall si no había paridad. Aquí, no había siquiera mujeres para irse de la foto.
Ninguna imagen representa a la empresa española si no hay una sola mujer en ella. “No nos quedemos con una foto”, decía Antonio Garamendi este lunes. “Las empresas que se sentaron en la embajada son modelo de igualdad”. El dato no es correcto y evidencia el desconocimiento con las cifras de igualdad. Como bien recoge Artículo 14 en este artículo, las empresas que se reunieron con Milei no llegan ni al 18% de altas directivas. En el IBEX no llega al 25%.
Hay más errores en la reunión y en la foto. Garamendi hace bien en dar entrevistas y posicionarse en el debate público. Pero en este caso, con una foto impropia, ha podido hacer pedagogía de la ley de representatividad. En junio de 2026 se cumple el plazo para que las cotizadas en España mejoren el equilibrio de género. Todo un reto para las empresas que tengan que ajustar las cúpulas directivas. Europa quiere romper ese techo y las mujeres tendrán que ocupar el 40% de los puestos no ejecutivos; y el 33% de los puestos de administración. Mediante la directiva, la paridad será obligatoria en colegios profesionales y Consejos generales, en los jurados de reconocimiento público, en los procesos de selección… “Se valora algo cogiendo el rábano por las hojas. Mire el ratio de igualdad en las empresas que han acudido, son modélicas”, insiste Garamendi.
El presidente de la mayor patronal española no debería tener mal estas cifras. La igualdad es un tema capital también el 9-J. Y más allá de los números, muy mejorables, están los valores. De nuevo, la necesaria elevación del debate.