¿Se están quedando los medios de comunicación tradicionales sobrepasados por youtubers, tuiteros y todo lo demás? Bueno, no sé por qué pregunto: ya sabemos que sí. Eso que llaman los anglosajones la legacy media vive de corrientes ideológicas que harían furor cuando sus profesionales maduros estaban en la universidad, pero que, ahora, ya no. Lo digo por algo reciente. Verán, aunque casi nunca veo TV3, alguna vez y siempre por error acaba apareciendo en mi zapeo. Así he sabido esta semana que hay un pódcast de Catalunya Ràdio (que escucharé en algún momento por puro morbo sociológico) que, insistiendo en la herencia viciada del feminismo de la tercera ola, acientífico y decididamente antihombres, anima a las mujeres a pasar de ellos y a no tener hijos. Nada extraño: la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) es insensatamente woke a pesar de la neutralidad que deberían tener los medios públicos.
El podcast, Les dones y els dies, dirigido por Montse Virgili, estrena un nuevo capítulo sobre un movimiento surcoreano, ya de hace unos años, el del 4B, que predica “un mundo sin hombres”. La idea es que todos los varones son irremediablemente misóginos y patriarcales y no valen la pena. No en vano cierto feminismo ha considerado siempre que las relaciones sexuales heterosexuales son inevitablemente degradantes para las mujeres y que equivalen directamente a la violencia sexual. El 4B es una corriente supremacista femenina que se extendió a Estados Unidos tras la victoria de Donald Trump. Esto puede tener su interés como curiosidad o desde un punto de vista sociológico, aunque en Corea del Sur seguramente ya se ha pasado de moda. Pero choca esta insistencia en Cataluña. ¿Le gusta eso a su público?
No lo parece si nos fijamos en las críticas en las redes sociales. El mismo vídeo promocional en X ha provocado la indignación de muchos catalanes, que se preguntan qué aporta esta filosofía antihombres y antifamilia y por qué Catalunya Ràdio se hace eco de la misma. Y tienen razón. Porque es curioso que una corporación financiada por partidos y entidades que aún fantasean con una Cataluña independiente poblada de catalanes-catalanes que hablan todos catalán en su casa, bombardee con mensajes que son un tiro en el pie. Y además en un momento especialmente crítico de caída estrepitosa de la natalidad en todas partes y especialmente en Cataluña. El problema es tan grave a nivel global (cierto: en lugares de África sigue habiendo una inercia poblacional importante, pero los investigadores opinan que no durará mucho) que este mismo periódico publicaba el pasado miércoles que el Gobierno ruso, que ya estaba limitando el acceso de sus ciudadanas al aborto, pagará bonos a estudiantes embarazadas de escuelas y universidades para fomentar el traer niños al mundo.
¡Madres adolescentes! Hay que estar muy desesperado para impulsar ese tipo de políticas. Ni siquiera en Rusia ignorarán que hay una relación causa efecto importante entre la maternidad poco responsable y la futura delincuencia. En EEUU se efectuaron importantes estudios que demostraron que la legalización del aborto fue uno de los factores más importantes para explicar la sorprendente caída en la tasa de criminalidad durante los años 90. El mismo tipo de estudio pero al revés que realizó en Rumania el sociólogo Christian Pop-Eleches, que demostró que cuando en 1966 se prohibió el aborto esta sociedad experimentó un incremento substancial de la criminalidad una generación más tarde.
No sé cuáles son las políticas para fomentar la natalidad en nuestras sociedades. Pero de ninguna manera con medios de comunicación que propaguen el feminismo radical y desfasado de opinadores atrapados en ideologías trasnochadas o, peor, en sesgos revanchistas personales. ¿De verdad les parece a los de la CCMA que los espectadores de los canales nacionalistas son tan favorables a la propagación del odio a los hombres, a la pareja formal y a la familia? Ya les digo yo que no lo son.