Opinión

Bildu en Moncloa: una arcada histórica

Actualizado: h
FacebookXLinkedInWhatsApp

Pedro Sánchez, maestro destructor de tabúes, es el primer presidente del Gobierno que ha recibido en el Palacio de la Moncloa a un representante de EH Bildu, el partido heredero de Batasuna. La foto del pasado jueves es tan vomitiva –se aconseja contemplarla con una bolsa para el mareo a mano– como histórica: el cíborg socialista posa con la portavoz parlamentaria de la formación, Mertxe Aizpurua, 14 años después de que la sociedad española, gobernando Zapatero, venciera a la banda terrorista ETA –según el Ministerio de Interior, responsable del asesinato de 829 personas; según algunas asociaciones de víctimas, de 952–, y un año y pico después de que el líder del Ejecutivo se fotografiara con ella en el Congreso, por eso de que la rondaba para pedirle el apoyo de la investidura.

Sánchez, que marginó al tercer partido más votado del país –mientras los de Abascal están tan contentos, en fin–, dispensó a la condenada Aizpurua el mismo trato que al jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Los amiguis bildutarras fueron convocados para abordar la seguridad en Europa y el aumento del gasto militar y, destilando cinismo de garrafón, aseguraron que tomarán “una posición integral desde nuestra propia visión y escala nacional vasca”, que, “como demostró hace ya 39 años mostrando claramente su rechazo a la OTAN”, “aboga por la diplomacia, la negociación y el acuerdo como mejor fórmula para garantizar la paz”. Un batido de horchata con mejillones de lata provoca menos arcadas.

Para Sánchez, parafraseando a Smithers, hay prorrusos con los que sonreír, como Junts y algunos políticos de extrema izquierda, y prorrusos con los que torcer el hocico, como Vox. Desde luego, con EH Bildu, formación que sigue sin condenar las carnicerías etarras, cuando no jalea a sus abominables gudaris, al presidente del Gobierno no se le agría el estómago. Por los siete mares es conocida la cercanía a ETA de la periodista Aizpurua, una infamia para los profesionales de la información, que fue condenada en 1984 por apología del terrorismo a un año de prisión e inhabilitación por publicar un editorial en la revista Punto y hora de Euskal Herria en el que, según la resolución judicial, justificaba los homenajes a los etarras muertos. Dos años antes, entrevistando al hermano de un terrorista que la diñó mientras manipulaba un explosivo en Tafalla, escribió en la entradilla: “Estos testimonios sólo pretenden ser una muestra, muy pequeña por supuesto, del sentir de todos los revolucionarios que en su convicción de que esta lucha merecía la pena lo dieron todo, hasta la vida”.

Después, Aizpurua fue redactora jefa de Egin, letrina proetarra ilegalizada por Garzón que informó de la liberación de Ortega Lara titulando Ortega vuelve a la cárcel. Siendo directora de Gara, entrevistó a dos dirigentes de ETA –Garzón, de nuevo, la interrogó en la Audiencia Nacional por ello–. Es la hembra alfa de EH Bildu en el Palacio de las Cortes y el jueves, gracias a Sánchez, hizo historia. Enhorabuena por la victoria. Y ahora, si me disculpan, procedo a regurgitar la cena de anoche.

TAGS DE ESTA NOTICIA