Opinión

Basta ya

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Comienza el fin de semana y toca rezar para que no se repita la tragedia del anterior. Sigo conmocionada: seis asesinatos en tres casos de violencia machista en 24 horas. Un hombre descuartizó a su esposa y a sus dos hijos en Cuenca, otro asesinó a su exnovia y a la madre de ésta en Granada y un tercero estranguló a su pareja en Málaga. Fue el día con más crímenes en lo que va de año y desde que hay registros uno de los días con más asesinatos en menos tiempo. En dos de los casos no existían denuncias previas y en el caso de las Pedroñeras (Cuenca) el asesino tenía una orden de alejamiento y una condena por violencia de género por la que estaba a punto de entrar en prisión. Su mujer Amal estaba dentro del sistema VioGén, el de seguimiento de víctimas de violencia machista en un riesgo no elevado. Mahdi el asesino es marroquí. Los otros dos indeseables que se suicidaron después de matar eran nacionales.

Creo sinceramente que nos estamos equivocando en la respuesta que estamos dando ante la violencia de género y hablo en plural porque como periodista los medios de comunicación tenemos una actuación clave que tenemos que perfilar. No podemos cargar toda la responsabilidad en las víctimas con lo de que ellas tienen que denunciar. Por supuesto que tienen que armarse de valor, vencer miedos y dependencias económicas y acudir a la policía y a la justicia pero ¿y el resto de la sociedad? ¿Podemos permitirnos permanecer en una actitud pasiva?. Sería fantástico que la mayoría de las mujeres que sufren violencia o sus entornos denunciaran pero la ley integral contra la violencia machista lleva en vigor 20 años y todavía el porcentaje de las víctimas que llegan hasta el final judicialmente no llegan ni a la mitad de las asesinadas.

Toca actuar y toca retomar la idea de atender a las víctimas, proporcionarles ayudas económicas y proteger a sus hijos e hijas para que se sientan seguras con una red de apoyo y se atrevan a denunciar. Y para contactar con ellas hay que establecer un paraguas efectivo en el sistema sanitario que es a donde acuden después de ser maltratadas. La violencia machista deja huella y el sistema de salud tiene que estar en contacto con la policía para informar de los casos y tener localizados a los maltratadores. Son asesinos y tienen que estar controlados desde el principio. No podemos permitirnos esperar a que el nivel de riesgo sea alto para ofrecer protección porque en este camino muchas mujeres están siendo asesinadas.

Policial y judicialmente también se puede hacer más. El sistema Viogén funciona como un robot, es Inteligencia Artificial. El sistema va pidiendo datos, diferentes items y dependiendo de estos datos establece el nivel de riesgo. Se puede dar la circunstancia de que el agente policial que este con el sistema pueda añadir una observación y valorar el riesgo con otro nivel pero no es lo habitual. Esto se podría cambiar con una atención más personalizada de los casos y de esta forma la evaluación sería mucho rigurosa como advierten los propios policías. Y la justicia ¿por qué los jueces no decretan el ingreso en prisión inmediata de un maltratador? ¿es necesario esperar a que mate y quedarnos con lo de “estaba a punto de cumplir condena”?

La violencia vicaria, el daño que un hombre violento ejerce sobre una mujer a través de los hijos para causarle el mayor dolor posible, también va en aumento. Como sociedad tenemos que extremar los sistemas de protección porque solo durante los primeros cuatros meses de este año siete menores han sido asesinados por sus padres. Las cifras duelen: desde el año 2013 cuando se inició el recuento 57 niños y niñas han perdido la vida y en la mayoría de los casos no hay denuncia previa. Hay que reforzar las campañas y protocolos de vigilancia en el sistema educativo y estar más vigilantes con los convenios de mutuo acuerdo que los padres firman sobre el régimen de visitas de los niños. Un maltratador señores, no puede ser un buen padre.

Como periodista he analizado en multitud de ocasiones si contar casos de violencia de género en los medios de comunicación puede provocar un efecto dominó pero tengo claro que lo hay que hacer es informar e informar mucho pero mandando un mensaje crítico hacía los agresores y a esos entornos posmachistas que buscan generar confusión y desviar la atención sobre lo que significa y la gravedad de la violencia de género. Por tanto sigamos informando y sigamos luchando. Los machistas no son hombres extraños a la realidad social, están muy integrados en sus valores y en sus ideas. Aquí comienza nuestra lucha como ciudadanos. Basta ya.