Opinión

Barbate: un cúmulo de errores

Llegada a la catedral de Cádiz del féretro con los restos de Miguel Ángel Gómez González, agente del grupo especial de actividades subacuáticas de la Guardia Civil fallecido en Barbate al ser arroyado por una narcolancha en el puerto de Barbate.
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Las novedades en la investigación de la muerte de los dos guardias civiles en Barbate el pasado febrero me ha hecho retomar un tema sobre el que tenía ganas de escribir. Los agentes de la Benemérita murieron embestidos por una narcolancha ilegal que aplastó literalmente la embarcación en la que viajaban. Prácticamente no les dio tiempo a reaccionar. La narcolancha con la que se cometió el asesinato tenía 12 metros de eslora, 900 caballos de potencia, 5000 kilos y tres motores. La de la Guardia Civil era de tres metros y 500 kilos. Y este es el primer error.

La falta de medios de Policía y Guardia Civil en el Estrecho es una demanda continua de los propios agentes desde hace tiempo pero han tenido que morir dos personas para que España entera se haya dado cuenta de que tras el final de ETA, el campo de Gibraltar es la nueva trinchera, el nuevo campo de batalla al que se enfrentan nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sin medios con los que luchar.

Tengo claro que lo que remató el triste final de los dos guardias civiles en Barbate fue un cúmulo de decisiones erróneas en la cadena de mando más allá por supuesto del acto bárbaro e indiscriminado de delincuentes que se mueven en tierra de nadie a sus anchas. “Que se metan al agua y que hagan lo que puedan” fue la orden que emitió un jefe a sus subordinados con el objetivo de frenar a los narcos que estaban cobijados en el puerto. El capitán que siguió las instrucciones del Coronel que se encontraba disfrutado en un teatro de los Carnavales de Cádiz y que finalmente les “lanzó” al mar se encuentra ahora destrozado porque no cuestionó las órdenes de su superior. Este fue el segundo error. Alguien se debería haber negado a poner en peligro a sus compañeros porque lo de que “hagan lo que puedan” constata que más allá de intentar asustarles ningún superior jerárquico tenía la certeza de que aquella misión iba a llegar a buen puerto. Pero el Ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, acababa de visitar la zona y eso exigía mantener el puerto limpio.

En una operación rapidísima fueron detenidas ocho personas y seis fueron a prisión. Fue una investigación de la comandancia de Cádiz muy aplaudida por la dureza de las imágenes de la embestida que vio toda España y porque todos nos indignamos cuando escuchamos en el mismo video voces que jaleaban “mátalos”. Sin embargo en las últimas horas la investigación ha dado un giro de 360 grados y los investigadores de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) han concluido que la embarcación ilegal que pilotaba Francisco Javier M.P, alias “El Cabra” no fue la que mató a los agentes. “La embarcación que arremete en el puerto de Barbate hasta en seis ocasiones contra la patrullera oficial de la Guardia Civil no es la narcolancha intervenida la mañana del 10 de febrero en la Playa la Hacienda de la Línea de la Concepción”. Consecuentemente, añade el informe “es posible descartar la participación de los actualmente investigados en la perpetración de los delitos de asesinato y atentado agravado”. Y este es el tercer error. Seis personas han estado tres meses en la cárcel acusados de un homicidio que según la UCO no han cometido.

En la grabación que se ha aportado al juzgado gaditano que lleva el caso se aprecia que la narcolancha de “Kiko el Cabra” tiene dos antenas, una GPS y otra wifi, algo inusual en estas embarcaciones que sólo llevan la primera. Desde el principio las defensas de los acusados habían insistido en que la lancha de sus defendidos llevaba esas dos antenas, mientras que la que embistió a los guardias solo portaba una. Los análisis de la cinta establecen que las filmaciones están hechas a entre 200 y 250 metros del lugar donde la “goma” de la Guardia Civil fue hostigada y luego embestida. Errores en las investigaciones policiales siempre ha habido pero no deja de ser grave que seis personas hayan permanecido en prisión por delitos que no han cometido. Hubo prisa por detener porque hubo presión política por vengar dos asesinatos que conmocionaron a toda España. Lo más grave de todo es que los autores materiales del doble homicidio están libres y probablemente según fuentes de la investigación en Marruecos, un país que no entrega a sus nacionales.