¿Os ha pasado alguna vez que os metéis en la cuenta de Instagram de alguien y cuando os dais cuenta lleváis una hora consumiendo contenido exclusivamente de esa persona?
Esto me ha pasado a mí hace poco con el Instagram de Irene Montero, que me choca de especial manera porque, en términos generales, no comparto sus ideas. Puesto que muchos de sus mensajes contradicen fundamentalmente mi forma de pensar, me pareció especialmente curioso el ser capaz de pasar tanto rato viendo y disfrutando de sus vídeos. ¿Qué me había mantenido absorta durante tanto tiempo? Esta situación me dejó intranquila: si Irene Montero me había enganchado “contra mi voluntad”, ¿qué más podía hacer conmigo? ¿Somos conscientes de la ciencia que hay detrás de la oratoria, y del poder manipulador de las palabras? La reflexión que comparto hoy, por tanto, es sobre la ingeniería lingüística, y por qué tenemos que ser conscientes su existencia, ya que sus técnicas están diseñadas para actuar sobre nuestro cerebro de manera imperceptible, pudiendo alterar nuestras ideas y hasta nuestra visión del mundo.
Antes de meterme en el meollo del tema, clarifico algo importante: esto es algo que usan todos los políticos de todos los partidos. Que yo use como ejemplo a una figura política específica (antes de que venga nadie a acusarme de sesgada) es porque este caso en concreto es el que me llevó a investigar el fenómeno en detalle. No obstante, abogando, como siempre, por el pensamiento crítico sin ideologías ni banderas, invito a las personas que lean este articulo a buscar ejemplos de estas técnicas en los mensajes de cualquier político, independientemente de su color.
Por alinearme con el sujeto de mi análisis, hoy digo “amiga date cuenta”, no como lo usa Irene Montero -que lo exclama con condescendencia cuando considera que una mujer no es consciente de estar siendo víctima del machismo- sino como grito de alarma ante la manipulación ideológica constante que emana de las palabras de nuestros políticos.
Simplificando las cosas, la idea principal con la que tenemos que quedarnos es que el lenguaje puede usarse para explotar patrones neuronales en nuestro cerebro, activando mecanismos de persuasión que no tienen nada que ver con la racionalidad. Todos somos víctimas de esta forma de persuasión cuando las marcas logran posicionarse en espacios estratégicos de nuestro cerebro para fidelizarnos como consumidores. Pero, ¿qué sucede cuando nuestros políticos aplican estas técnicas? Igual que en marketing la persuasión nos lleva a desarrollar lealtad hacia una marca, en política se logra definir un ideario, insertar un sistema de creencias en nuestras mentes, y crear lealtad hacia un partido y sus valores.
Entiendo que esto es un poco difícil de imaginar así, en abstracto, y que puede sonar algo conspiranoico, así que vamos a ponerlo en práctica. Para hacerlo, os dejo cuatro datos interesantes sobre el cerebro humano:
- Nuestro cerebro tiende a asumir como verdadero aquello que escucha repetidamente, sin que nos demos cuenta y sin importar su base real.
- Nuestro cerebro prefiere organizar la realidad en pares de “opuestos” (p.ej. bueno / malo), pues facilita el entendimiento de lo que nos rodea.
- La memorización es mucho más eficiente con imágenes, y muchas de nuestras neuronas están especializadas en el procesamiento visual -que curiosamente, también se activan con técnicas literarias como metáforas y alusiones-.
- Si asociamos repetidamente un estímulo neutro con otro concepto, nuestro cerebro acabará vinculando esas dos ideas, no pudiendo entender una sin la otra. Por ejemplo, si cada vez que nos hablan del capitalismo nos dicen que va en contra de los derechos del trabajador, acabaremos por asumir que el capitalismo va contra el ordenamiento jurídico y los derechos fundamentales; siendo malo en sí mismo.
Simple, ¿no? Vamos a poner estas cuatro premisas en acción. He cogido los siguientes fragmentos de videos de la cuenta de Instagram de Irene Montero:
Vídeo 1: “Hay que ser valientes para defender el feminismo cuando sopla el viento a favor y también cuando la guerra judicial y mediática, cuando la derecha y la extrema derecha te quieren arrinconar y poner contra las cuerdas, porque saben que si ganan una batalla nos disciplinan a todas y nos hacen pensar que no es posible que las cosas cambien. Hace falta una propuesta política que defienda la paz, compañeras. Está muy bien debatir sobre qué nos parece la canción de Eurovisión (…) pero lo fundamental de Eurovisión es hacer boicot a Israel”.
El tema central: feminismo
Ideas que se cuelan en nuestro cerebro: las feministas estamos en guerra, y esta batalla es contra el sistema judicial y la derecha. Por tanto, los jueces y los partidos conservadores (y asumo que sus votantes) no abogan por la igualdad entre hombres y mujeres. La derecha quiere parar el avance feminista. Y para rematar, sin que tenga nada que ver con el tema central, ser feminista parece que implica estar en contra de Israel, y que boicotear a dicho país es defender la paz.
Vídeo 2: “Mientras consideréis la vivienda como un negocio para los buitres y los especuladores no vais a poder garantizar el derecho a la vivienda. Que, si mandáis a 7 ministros al Bernabéu a rendirle pleitesía a Florentino Pérez, mientras estáis reformando la Ley del Suelo para facilitar la Operación Chamartín, no podéis garantizar el derecho a la vivienda. Que, para garantizar el derecho a la vivienda, hay que hacer cumplir la ley a las comunidades autónomas y limitar el precio de los alquileres (…) porque los barrios, las ciudades, y también los centros de nuestras ciudades, tienen que ser para los vecinos y las vecinas, no solo para los turistas y sobre todo para los buitres y los especuladores”.
El tema central: el derecho a la vivienda
Ideas que se cuelan en nuestro cerebro: las empresas privadas son buitres y el derecho a la vivienda es incompatible con la iniciativa empresarial. Para garantizar el derecho a la vivienda hay que aceptar el intervencionismo y la limitación del libre mercado. Ah, y por si no te había quedado claro la primera vez, las empresas son buitres y especuladoras. Vamos, que las empresas privadas son malignas por querer generar beneficios para sus accionistas, pero los políticos que meten la mano en las arcas públicas repetidamente son los que van a garantizar nuestro derecho a la vivienda.
Por no hablar del guantazo que se lleva Florentino, que ponen de capo mafioso al cual hay que rendir tributo, destruyendo, con su mera presencia, nuestro derecho a la vivienda. Florentino, ya te vale…
Vídeo 3: “Yo de la derecha, de los negacionistas, espero muy poco. Creo que su carácter antidemocrático lo están demostrando estos días con total claridad (…) en este país se puede hablar con claridad de derecha judicial, pero a las feministas se nos castiga por hablar de justicia patriarcal o de machismo en el sistema de justicia”.
El tema central: La derecha
Ideas que se cuelan en nuestro cerebro: La gente de derechas es negacionista, y la derecha es sinónimo de antidemocracia. España castiga a las feministas. La justicia es de derechas, es patriarcal y es machista. Tremendo, ¿verdad? Nos llegan como sinónimos, ser de derechas, patriarcales y machistas.
Bueno, os ha quedado claro, ¿no? La conclusión de todo esto es que tenemos que estar atentos y no permitir que implanten en nuestra cabeza ideas que nada tienen que ver con la realidad. No permitamos que se apropien del discurso moral, haciendo que todo lo suyo parezca bueno, y lo de los demás malo.