Opinión

Algunos no son Estado

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Si algo está dejando la tragedia provocada por la DANA en la Comunidad Valenciana y Castilla y La Mancha son imágenes dantescas, enfado, frustración y dejación de funciones.

Frases como “el pueblo salva al pueblo” resuenan con fuerza debido a algo muy evidente: la ciudadanía se siente sola. Y el presidente del Gobierno le corregía en rueda de prensa, invitando a replicar ideas como “El Estado somos todos”.

Palabras que suenan a hueco no solo para los damnificados por la DANA, sino también para los afectados por el terremoto de Lorca o por el volcán de La Palma. Porque la realidad es que buena parte de la sociedad se siente parte del Estado sólo cuando tiene que pagar impuestos.

La foto de postureo, la dialéctica política polarizada, campañas en redes sociales, bulos, desinformación, el “y tu más”; situaciones que alejan a los que nos gobiernan, a todos los niveles de la administración, de los problemas de las personas.

¿Hasta qué punto es ético mantener un enfrentamiento político en estos momentos?

La realidad es que el pueblo es el que quita el lodo, el pueblo es el que dona la comida, el pueblo es el que se moviliza, incluso, en situaciones que parecen imposibles.

Si algo nos está enseñando esta tragedia, que se ha cobrado lamentablemente más de 200 vidas, es que el verdadero “lodo” no es el de las calles, sino el que ahoga a nuestra clase política.

¿Por qué no se pudo anticipar mejor la devastación de esta DANA? ¿Por qué no se alertó a la población? ¿Por qué los representantes políticos son tan poco empáticos? ¿Por qué no se decretó emergencia nacional? ¿Por qué se tardó tanto en enviar al Ejército? ¿Por qué, en medio de la tragedia, se votó en el Congreso la nueva directiva de Radio Televisión Española? ¿Por qué no se atendió la exigencia de varios alcaldes (desde hace más de un año, en algunos casos) de limpiar los cauces de algunos ríos? ¿Por qué no existen protocolos de emergencia para informar a la población que reside en zonas inundables? ¿Por qué nadie asume responsabilidades?

La lista de preguntas es tan larga como la incapacidad demostrada por los responsables políticos.

Se puede entender que hay emergencias para las que nunca vamos a estar preparados: la erupción de un volcán, un terremoto, una riada; lo que no se puede entender es la reacción lamentable de las autoridades. Indigna ver cómo cada uno intenta sacar rédito político de unas tragedias que afectan a miles de personas. El agua, el fuego y la lava no preguntan por quién votas. Las tragedias no tienen color, solo dejan víctimas.

Los damnificados por la DANA comienzan ahora un periplo largo entre administraciones para poder obtener algo de ayuda. Papeleo, tiempos de espera, desesperos, burocracia, documentos perdidos y más burocracia. La Administración y todos sus trámites no muestran empatía alguna para las personas que solo piden retomar su vida.

El pueblo salva al pueblo, y el pueblo merece explicaciones. Que se solucionen problemas y se actúe con diligencia. El pueblo necesita dirigentes efectivos, capaces y responsables que lo pongan, al pueblo, por delante de sus ambiciones políticas.

Esta tragedia debe abrir conciencias y acabar con la dimisión de todos los responsables políticos que han fallado en su trabajo. Si esto no sucede, confirmaremos que el Estado no somos todos. O quizás sería más correcto decir que algunos no son Estado.