4 mil millones de personas. Más de la mitad del planeta usa apps y les dedica un promedio superior a las 3 horas al día. En Alemania, España o Francia, se estima que necesitamos entre 10 y 20 aplicaciones para cualquier quehacer diario.
Son como una epidemia digital. No necesitan a nadie para viralizarse y se sustentan en el boca a boca social. Las apps irrumpieron en nuestras vidas de forma tan discreta que están ya totalmente integradas en nuestra planificación cotidiana y decisiones más cruciales.
Su boom obedeció a su propia relevancia en nuestras vidas. Nos ayudan a elegir, sin equivocarnos. Cómo vestirnos mañana en función del tiempo, despertarme pronto, salir al autobús a tiempo o coger el mejor camino y, en definitiva, imprimir sutilmente nuestro destino.
Somos la generación “Swipe”
¡El Swipe! Es la definición inglesa del movimiento que efectúa nuestro dedo al deslizar, de un lado a otro, una oferta de contenido. Mostrarse interesado (o no) en algo. Nos permite guardar esa propuesta de alquiler de verano, la foto de un piso soñado o rechazar la cita de un chico, con foto de perfil montado en una moto.
Rupturas sentimentales, rescisión de contratos de futbolistas millonarios o asuntos políticos, sin darnos cuenta, esos swipes marcan nuestro futuro a todos. Estos gestos aparentemente insignificantes pueden tener un impacto duradero en nuestras vidas, como lo demuestran plataformas como Airbnb, Idealista o Tinder. Lo que no sabremos nunca es si fueron elecciones propias, o sugeridas por sus caprichosos algoritmos.
Entre las apps más usadas se encuentran las redes sociales, con plataformas como Facebook, Instagram, TikTok o YouTube, seguidas por aplicaciones de mensajería como WhatsApp y Telegram, altamente absorbentes y cronófagas. En redes sociales, ese instante swipe puede llegar incluso, a convertirnos en una razón de despido, un fenómeno viral, una tendencia de moda o el meme del verano.
“Tomar decisiones no hace feliz”
“Tomar decisiones no hace feliz” dice Tai Ben-Sharar, escritor y prestigioso profesor de Harvard. Según estudios de neurociencia, tomaríamos unas 30.000 decisiones diarias, la mayoría de ellas inconscientes. ¿Pero de cuántas de esas decisiones, de las más racionales e importantes, las apps fueron partícipes?
La mayoría de los usuarios usamos redes sociales, pero también apps para gestionar nuestro valioso tiempo. Desde aplicaciones de calendario como Google Calendar hasta otras como Notion, Todoist o Timecamp permitiendo crear listas, notas y recordatorios, a apps como RescueTime o Togll que registran los minutos dedicados al trabajo en remoto, o también Any.do y Cozi que asignan tareas, facilitando la colaboración familiar en los hogares.
Curiosamente las usamos incluso para desconectar del propio móvil con inventos como Calm o Headspace. Sleep Cycle y Relax Melodies nos ayudan ellas, a optimizar el descanso nocturno y cuidar nuestro necesario bienestar mental.
¿Apps para ganar tiempo o para matar el tiempo?
Digo siempre que “Hay apps para ganar tiempo y hay apps para matar el tiempo” pero no hay apps “para perder tiempo”. Incluso las que pueden parecernos una pérdida temporal, erradican algo. Matan una espera insoportable, una angustia persistente, una terrible soledad, o las pocas ganas de trabajar. Todas ellas hoy muy difíciles de soportar.
“A quién madruga, iOS le ayuda”, hubiera podido decir Steve Jobs.
Este visionario americano nos dejó grandes reflexiones tales como “Vivir como si fuese tu último día te ayudará a tomar decisiones”. ¿Cuántas decisiones empresariales habrá tomado Steve Jobs, sin dilatarlo mucho, con su teléfono inteligente?
Pionero en este campo, Jobs lanzó el App Store, el primer ecosistema de apps, en enero de 2007. Este evento coincidió con el lanzamiento histórico de su también revolucionario iPhone. Fue, sin querer supongo, uno de los grandes artífices de nuestra dependencia digital y de nuestra relación íntima con los smartphones.
Poco después, Google lanzaría Android, su propio sistema operativo, hoy integrado en la mayoría de los móviles de este mundo. Disponemos ya de más de 5 millones de aplicaciones, para cuidar nuestra salud, nuestras finanzas, nuestra relación con los amigos o la educación y futuro de nuestros hijos.
¿Y tú? ¿Cuántas decisiones tomaste últimamente confiando plenamente en tu teléfono? ¿Sorprende verdad?