“Cuando comenzó la invasión a gran escala, los diputados de Kiev nos volcamos rápidamente en prestar apoyo a los desplazados internos: se trataba de familias de Mariupol, de la región de Járkiv o de Donetsk; pero no fue hasta finales de abril que me enteré por casualidad de que en nuestro Ejército no había uniformes militares femeninos“, relata Iryna Nykorak, diputada de la Rada de Ucrania y la fundadora de una organización que está vistiendo a las militares ucranianas en plena guerra.
“Cómo civil y como mujer me dio mucha vergüenza no haberlo sabido antes, y no entendía por qué este asunto no estaba en los espacios públicos y no se hablaba de ello. Así que decidimos cambiar esta situación, y nació Arm Women Now”, continúa Iryna.
Hasta ropa interior de hombre
Esta diputada se preguntaba cómo era posible que el Ejército de su país aspirase a entrar en la OTAN –a estar al nivel de los ejércitos de la OTAN– mientras sus mujeres militares “llevaban uniformes de hombre, botas de hombre y hasta ropa interior de hombre”.
“Después de la invasión a gran escala, muchas mujeres se unieron al Ejército como voluntarias; a día de hoy siguen haciéndolo. Más de 25.000 se han reclutado sólo en estos casi dos años y medio de guerra”, matiza. Y lo que hacían en algunos casos, cuando las entregaban la dotación de hombre en sus respectivas brigadas, era coserlo ellas mismas para intentar adaptarlo. Algo que no resultaba muy efectivo.
Saltar a una trinchera
“Mi primer uniforme de mujer me lo envío Arm Woman Now cuando estaba combatiendo en Chasiv Yar. Hasta ese momento, yo estaba usando calzoncillos térmicos de hombre porque en los envíos de material sólo llegaba ropa para ellos”, recuerda Khristina, que luchaba con la Guardia Ofensiva Rubizh en aquel momento.
“La ropa que ellas me enviaron era simplemente cómoda. Por primera vez”, reconoce. No es un asunto banal, no es una cuestión de moda ni de apariencia: llevar ropa adaptada para el combate permite a los soldados hacer bien su trabajo; mientras que tener que saltar a una trinchera con un uniforme que no se adapta a sus movimientos les puede costar la vida. Sean hombres o mujeres. Es así de rotundo y de fácil de entender.
“Cuando una mujer está realizando misiones de combate, no debería haber ningún obstáculo adicional; ya es suficientemente duro. No podemos trabajar bien con ropa de hombre”, recalca Khristina. “El hecho de llevar un uniforme de tu talla, ropa interior cómoda o prendas térmicas ajustadas hace que sea moral y físicamente más fácil hacer tu trabajo”, apostilla.
En realidad, lo que está haciendo Arm Women Now es una reforma en el seno de las Fuerzas Armadas de Ucrania. “Y esta reforma en el sector de la Defensa tendrá un impacto positivo en más de 100.000 mujeres en los próximos años“, añade su fundadora.
Un esfuerzo titánico
Desde que fueron conscientes de las necesidades de las ucranianas en el Ejército, hasta que lograron enviar los primeros uniformes a posiciones de combate como la de Khristina en Chasiv Yar, tuvieron que recorrer un largo camino.
“Estudiamos algunas experiencias internacionales para empezar, pero todo tenía que adaptarse a la realidad ucraniana. Eso suponía crear un uniforme que tuviera el mismo aspecto que el de los hombres, pero que el modelo fuera diferente; y debía adaptarse a mujeres con diferentes tipos de figura”, rememora.
“Probamos todo en dos etapas, para corregir los errores, y cuando tuvimos los diseños listos comenzamos la fabricación a nivel estatal”, prosigue. Aunque la sede de Arm Women Now está en Kiev, los talleres donde se cosen las prendas están en el oeste del país, cuyas ciudades son más seguras que la capital.
Más de 7.000 uniformes femeninos
“Hasta la fecha hemos proporcionado gratuitamente uniformes femeninos, ropa interior, ropa interior térmica, etc. a más de 7.000 mujeres que trabajan en la zona de combate”, reconoce orgullosa. “Ahora también hemos empezado a proporcionarles chalecos antibalas femeninos y botas femeninas, pero estamos probando los diseños y luego debemos conseguir que se homologue a nivel estatal”, adelanta.
Mientras siguen trabajando en los chalecos, cada día reciben más peticiones –y hacen más entregas– de uniformes para mujeres. “Ellas pueden escribirnos a Instagram, y las ponemos en una lista de espera por orden de inscripción. Cuando las prendas están fabricadas, se las enviamos por mensajería, incluso a la línea del frente de combate“, explica.
Mujeres fuertes
La iniciativa de Arm Women Now ha traspasado fronteras. El mes pasado, presentaron sus avances en Bruselas, ante una representación militar de la OTAN que contemplaba embelesada lo que habían logrado desarrollar hasta la fecha –y en plena guerra–.
Titularon la muestra de uniformes “Mujeres fuertes, de un país fuerte”, y además de en la sede de la OTAN en Bruselas y en el Parlamento Europeo, la llevarán a diversas embajadas internacionales más adelante.
De momento han conseguido que los países OTAN asignen –por primera vez– más de 7 millones de dólares para apoyar a las mujeres en las Fuerzas Armadas de Ucrania. Hasta ahora no había ninguna partida específica para ellas. “Es una manera de reforzar el papel y la influencia real de las mujeres en los importantes procesos que están teniendo lugar en Ucrania”, reconoce Iryna Nykorak.
Parte de los fondos que acaba de destinar la OTAN para ellas irán, precisamente, al proyecto de placas antibalas cóncavas adaptadas al cuerpo de la mujer. Algo que aún no existe en ningún ejército del mundo, lo cual dice mucho del camino que aún deben recorrer las mujeres dentro de las Fuerzas Armadas, no sólo en Ucrania.
“El sexismo es nuestra herencia soviética”
“Estoy muy agradecida al Ministerio de Defensa por atendernos, pero al principio fue muy difícil en el proceso de comunicación, porque todavía hay mucho sexismo en el Ejército, muchos estereotipos y prejuicios”, relata la diputada. “El modelo de sociedad en Ucrania ha sido patriarcal durante muchos años, ésta es nuestra herencia de la Unión Soviética”.
“Según estudios sociológicos, antes de la invasión rusa a gran escala sólo el 50% de la sociedad ucraniana creía que era normal que una mujer trabajara en el sector de la seguridad y la defensa“, explica. “A principios de 2023, el 86% de los ucranianos ya pensaba que era normal que una mujer sirviera en el Ejército, así que creo que se trata de un enorme cambio de paradigma y de pensamiento en muy poco tiempo”, afirma.
Alrededor de 65.000 ucranianas en las Fuerzas Armadas
“Si hablamos de la primera línea, los hombres siguen practicando lo que llamamos ‘discriminación positiva’: intentan proteger a las mujeres y no ponerlas en peligro”, justifica. “Pero después de trabajar con ellas en las brigadas que hacen misiones de combate, que están en el corazón de la batalla, los hombres terminan aceptando el papel de las mujeres en esta guerra”.
“Tenemos más de 5.000 mujeres en la zona de combate, y otras 8.000 en el Servicio Estatal de Guardia de Fronteras, que también realizan misiones de combate. En total, hay unas 65.000 ucranianas en las Fuerzas Armadas, y su papel es importante”, asegura la fundadora de Arm Women Now.
La vida no se detiene
Las que no están combatiendo en primera línea ocupan puestos relacionados con la logística, igual de necesarios en plena guerra. Ellas trabajan normalmente en cuarteles y oficinas, pero también deben ir de uniforme –como sucede en el Ejército español o en el de cualquier otro país OTAN–, así que también necesitan ropa militar.
Pero, ¿qué pasa cuando, por ejemplo, se quedan embarazadas?. “Pues que también hemos desarrollado un uniforme para las mujeres embarazadas en las Fuerzas Armadas porque, de hecho, la vida no se puede pausar”, responde Iryna con naturalidad.
“Lo hemos desarrollado siguiendo el ejemplo del Ejército de Estados Unidos, sus patrones. Y hemos enviado unos 150 hasta ahora, a mujeres que ya han traído al mundo a 150 pequeños ucranianos”, dice con una sonrisa que le ilumina la cara. “La vida también sigue para las personas que forman parte del Ejército: se crean familias, las mujeres se embarazan, a pesar de los combates y de la terrible guerra”.
“Nuestro objetivo es crear igualdad de condiciones y oportunidades para las mujeres que están en el Ejército, porque muchas de ellas lo han sacrificado casi todo para estar ahí”, reflexiona Iryna. “Algunas están haciendo cosas muy duras, realizando misiones de combate a la par que los hombres, y queremos que al menos puedan desarrollar su trabajo con una vestimenta adecuada a sus necesidades”, insiste.
Normalizar a la mujer de uniforme
Pero vestirlas adecuadamente aún no está en el presupuesto del Ministerio de Defensa de Ucrania, y de momento Arm Women Now tiene que recaudar fondos para seguir cosiendo uniformes de mujer y desarrollando equipación adecuada para ellas. Y aunque la importante partida económica que ha anunciado la OTAN sin duda dará un fuerte impulso al proyecto, necesitan más donantes.
“Hay donaciones de ciudadanos particulares, de empresas ucranianas y de fundaciones internacionales”, detalla Iryna. “La parte básica del uniforme, es decir un pantalón y una chaqueta, tiene un coste de producción de 2.200 grivnas (algo más de 50 euros), usando por supuesto materiales homologados por el Ministerio de Defensa. Este precio es similar al de las prendas masculinas, no es más caro fabricarlas“, apostilla.
Pero los chalecos antibalas adaptados a mujeres sí son mucho más costosos –de diseñar y de producir para cada talla específica–.”Ahora ya hay placas cóncavas para hombre, porque algunos tienen mucho pectoral. Y creo que esta diversidad irá siendo más habitual”, pronostica la diputada.
Más mujeres, menos guerras
“El mayor reto para nosotras es llevar a buen fin esta reforma de género en el sector de la seguridad y la Defensa, porque aún queda mucho trabajo por hacer. Personalmente tengo el objetivo de cambiar la forma de pensar de la sociedad para que los ucranianos, tanto hombres como mujeres civiles, respeten la elección de todas las que se alistan en el Ejército de forma voluntaria”, subraya, restando importancia a las dificultades técnicas.
“No deberíamos hablar sólo del papel de las mujeres, sino también de su influencia real en las decisiones importantes de gestión a todos los niveles: a nivel de gobierno, a nivel de sociedad civil, a nivel de Parlamento y también en la planificación de operaciones militares”, mantiene Iryna Nykorak.
“Cuanto más impliquemos a las mujeres en el sector de la seguridad y la Defensa, y confiemos en su experiencia, más podremos minimizar el número de conflictos en el futuro”, concluye esta diputada ucraniana que, de momento, ya ha logrado cambiar la realidad de miles de mujeres combatientes, a las que nadie había tenido en cuenta.