J. D. Vance detesta lo que llama “las élites liberales”. Pero el elegido por Donald Trump para acompañarle en la papeleta electoral de noviembre como candidato a vicepresidente tiene aún destacado representante en casa.
Su mujer, Usha Vance, de 38 años, es una prestigiosa abogada de empresa, graduada en Leyes con títulos de Yale y Cambridge, y registrada en el pasado como votante demócrata, un compendio de todo lo que su marido aborrece. Atacar sin tregua a la gente de su perfil ha sido la base de una emergente carrera política que le ha llevado a un paso de convertirse en el vicepresidente más joven de la historia de Estados Unidos.
Nacida en San Diego en una familia de inmigrantes indios, Usha se ha centrado en su brillante carrera legal y se ha mantenido hasta hace poco alejada de la vida pública del hombre con el que tiene tres hijos y al que conoció cuando ambos estudiaban en Yale, otra paradoja en la trayectoria de J. D., graduado de una de las universidades más costosas del mundo y que, sin embargo, ha hecho del rechazo a los sectores ilustrados y progresistas que mandan a sus hijos a estudiar allí el modo de ganarse la simpatía de la América rural del Medio Oeste, donde tiene sus mayores apoyos.
Abogada en una firma progresista
Usha ha tenido en el feudo demócrata de California su centro de operaciones profesional. Durante la mayor parte de su carrera ha trabajado en una prestigiosa firma de abogados retratada en medios especializados como “radicalmente progresista”.
Pero eso no le impidió a Usha aparecer en la campaña en la que su marido conquistó su puesto como senador por Ohio. Aunque lo hizo solo esporádicamente, la coreografía estuvo perfectamente estudiada.
Casado en Kentucky en 2014, el matrimonio Vance no se ha resentido por la vida pública de él ni las contradicciones en las que ha incurrido en su discurso político.
Segunda dama
Usha ha jugado un tanto a la ambigüedad en sus contadas apariciones públicas. En una entrevista en la cadena Fox News el mes pasado, cuando el nombre de su marido estaba en las quinielas para candidato a vicepresidente pero Trump aún no había revelado su elección, Vance no mostró excesivo entusiasmo ante la perspectiva de convertirse en la segunda dama de Estados Unidos.
“No tengo muchas ganas de cambiar nada en nuestras vidas en este momento, pero creo en J.D. y realmente lo amo, así que veremos qué pasa con nuestra vida”, dijo.
Papel clave en el bestseller
Sin embargo, en el pasado ha contribuido significativamente a la carrera política de su marido y se le atribuye un papel clave en la elaboración del libro Elegía de Hillbilly, que su marido publicó como alegato contra el abandono de los estados agrarios del Midwest estadounidense y el director Ron Howard adaptó al cine.
A la señora Vance, la historia podría tenerle reservado un nuevo papel protagonista. La intervención de su marido en la Convención Nacional Republicana que se celebra en Milwaukee servirá para presentarlo ya como escudero de Trump y muchas miradas se fijarán en si Usha elige acompañarlo en el escenario para recibir la ovación de los republicanos o prefiere seguir en un segundo plano.