El viaje de Ursula von der Leyen a Albania llega pronto a su fin, frente a un contexto muy delicado para este país casi europeo. Su visita se da en un momento clave — tanto para las negociaciones de adhesión de Albania a la Unión Europea como para el debate sobre la gestión de la migración en la región, bajo el foco de atención después de la cumbre del Consejo Europeo de la semana pasada.
La adhesión de Albania en la UE
Albania ha ido demostrando en los últimos años su compromiso con las reformas necesarias para integrarse en la UE, un proceso apoyado por von der Leyen y las instituciones europeas. Por eso von der Leyen quiso destacar en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro albanés, Edi Rama, los importantes avances de Albania en su proceso de adhesión.
“Albania está logrando grandes progresos hacia la Unión Europea, lo cual es el resultado de muchos años de trabajo”, afirmó von der Leyen, subrayando que, de continuar en esta senda, se abrirán las negociaciones para finales de 2025. Sin embargo, la presidenta de la Comisión Europea evitó dar la fecha concreta para la entrada del país en la Unión, enfatizando que “este proceso depende del mérito de cada país”.
En el marco de su visita, von der Leyen también asistió a la inauguración del campus del Colegio de Europa en Tirana, señal del compromiso de la UE con la formación de nuevas generaciones de líderes europeos en los Balcanes. Este proyecto, según von der Leyen, simboliza el futuro de Europa que se está moldeando en Albania.
El debate migratorio
No obstante, la visita de von der Leyen tiene lugar en medio de un debate mucho más amplio sobre la política migratoria en Europa. Italia, a través de su primera ministra Giorgia Meloni, está impulsando un acuerdo bilateral con Albania para gestionar la llegada de migrantes en centros en territorio albanés. Este acuerdo, altamente controvertido, permite que hasta 3.000 migrantes al mes sean trasladados desde Italia a Albania, donde se procesarán sus solicitudes de asilo. Si se les concede, podrán regresar a Italia; de lo contrario, serán deportados directamente desde Albania.
A su vez, el acuerdo migratorio entre Italia y Albania ha inspirado a Ursula von der Leyen, que la semana pasada propuso una iniciativa similar con “centros de reubicación” fuera del territorio europeo para los inmigrantes cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas. Sin embargo, la presidenta mantiene cautela: “Desde el principio hemos dejado claro que estamos monitoreando de cerca el desarrollo relacionado con este acuerdo”, comentó la presidenta de la Comisión Europea sin ofrecer una valoración definitiva sobre el mismo. Tras la cumbre del Consejo Europeo, los líderes del bloque acordaron aceptar “soluciones innovadoras” para la inmigración irregular, lo cual no descarta la creación de estos centros.
Metsola en Italia
En paralelo, Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, acaba de llegar a Italia para reunirse con Meloni, la presidenta del Consejo de Ministros, en el Palacio Chigi. Durante la reunión, ambas líderes abordaron temas clave en la agenda internacional, como la agresión de Rusia contra Ucrania, la crisis en Oriente Medio y la situación en Venezuela. También debatieron la gestión conjunta del fenómeno migratorio, un reto que requiere soluciones coordinadas a nivel de la Unión Europea.
Metsola destacó la importancia de abordar la inmigración desde una perspectiva humanitaria, recordando que se trata de personas y no solo de cifras, y subrayó la necesidad de implementar el pacto sobre inmigración y asilo aprobado en abril en Bruselas. Este acuerdo busca proteger a quienes necesitan asilo, asegurar las fronteras, y ser firme con aquellos que deben ser repatriados, al mismo tiempo que combate el tráfico de personas.
Tensión dentro del bloque
De hecho, la migración está siendo un tema muy espinoso para la Unión Europea. Tras la cumbre, Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, criticó duramente las políticas migratorias de Bruselas, comparando a la UE con la antigua Unión Soviética y acusando a “los burócratas de Bruselas” de intentar imponer una agenda migratoria a los Estados miembros. “Sabemos que quieren forzarnos a aceptar sus migrantes”, afirmó en un discurso reciente, prueba de su rechazo frontal a las políticas comunitarias.
A pesar de estas tensiones internas, von der Leyen mantiene su enfoque en la ampliación de la UE hacia los Balcanes Occidentales como una prioridad de su mandato. La presidenta ha insistido en que el crecimiento económico de la región, apoyado por el Plan de Crecimiento para los Balcanes Occidentales de la UE, será crucial para su integración. Albania, en particular, recibirá más de 920 millones de euros en el marco de este plan, con un primer desembolso de 64 millones de euros previsto para finales de 2024.
En este contexto, el acuerdo migratorio entre Italia y Albania plantea preguntas sobre el futuro de las políticas migratorias de la UE. Si bien es un acuerdo bilateral, podría sentar un precedente en el manejo de los flujos migratorios hacia Europa. Pero los defensores de los derechos humanos han criticado el acuerdo, argumentando que crea un “peligroso precedente” al externalizar la gestión de la migración a un tercer país, una medida que podría ser adoptada por otros miembros de la UE y no respetar los derechos humanos.
Pero para Albania, el acuerdo con Italia ofrece nuevas oportunidades económicas y políticas. Como mencionó el primer ministro Rama, el país está dispuesto a desempeñar un papel activo en la solución de los problemas europeos, lo que podría fortalecer sus credenciales para la adhesión a la UE. Sin embargo, también plantea desafíos en términos de derechos humanos y garantías para los migrantes que serán procesados en su territorio.