Francia

Uno de los discípulos de Dominique Pelicot lo imitaba: también drogó a su esposa para violarla

Jean-Pierre M., de 63 años, conoció a Pelicot en un foro llamado “A su insu” (“Sin su conocimiento”)

Gisèle Pelicot a su llegada al Tribunal de Justicia de Aviñón este miércoles. EFE/ Edgar Sapiña Machado

El ‘macrojuicio’ de Mazan se torna cada vez más espeluznante. La investigación descubrió que uno de los hombres acusados de violar a Gisele Pelicot habría hecho lo mismo con su propia mujer, siguiendo los consejos del marido de Gisele, Dominique. Principal acusado del caso, Dominique Pelicot drogó a su mujer hasta inducirle una especie de coma y permitió que más de 70 desconocidos de internet la violaran mientras dormía, un abuso brutal que habría imitado su ‘discípulo’ Jean-Pierre M.

Jean-Pierre M., un hombre de 63 años, se conoció con Dominique Pelicot en un foro de la web Coco.fr, un espacio llamado “A su insu” (“Sin su conocimiento”). Dominique, que utilizaba los seudónimos “domador” y “pervertido”, le explicó a Jean-Pierre cómo llevaba a cabo la sedación de su esposa, a través de medicamentos, para que otros hombres la violaran mientras estaba inconsciente.

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A lo largo de cinco años, entre 2015 y 2020, Jean-Pierre M. comenzó a administrar a su esposa los potentes ansiolíticos que le suministraba Pelicot. Según el propio Jean-Pierre, al principio utilizaba dosis pequeñas, como “un comprimido y medio”, porque temía causar daños a su esposa. Sin embargo, dado que estas dosis no eran suficientes para sedarla por completo, decidió aumentar la cantidad. En total, se documentaron doce episodios en los que la esposa de Jean-Pierre fue violada, y al menos tres de esos episodios involucraron también a Dominique Pelicot.

El horror en su propia casa

Las imágenes de las violaciones fueron descubiertas durante una investigación que implicó el análisis del disco duro de Dominique Pelicot. Entre las numerosas fotografías y videos almacenados, los investigadores encontraron pruebas claras de las agresiones cometidas por Jean-Pierre contra su esposa. Este material mostraba a su esposa desnuda y en estado inconsciente, lo cual fue un shock para ella cuando los investigadores le presentaron estas pruebas. Según sus palabras, “nunca me dormía desnuda”.

Gisele Pelicot y su hija después de la primera sesión del juicio

La primera vez que la esposa de Jean-Pierre M. sospechó que algo extraño sucedía fue en una noche de junio de 2020. Se despertó de repente y vio a un hombre de pie junto a la ventana, con una lámpara que parpadeaba, mientras su esposo estaba a su lado en la cama. Cuando le preguntó a su esposo quién era esa persona, él respondió que había traído al hombre para que viera su “ropa interior”. Sin embargo, esta explicación no la convenció, y más tarde él se contradijo al intentar dar otras excusas, mencionando que buscaba una forma de justificar un posible divorcio.

Pero la esposa de Jean-Pierre M. nunca presentó una denuncia formal en su contra, a pesar de las insistencias de la policía. Argumentó que no quería hacer sufrir más a sus hijos y afirmó: “Ellos ya han sufrido bastante, y quieren a su padre, porque antes de todo esto era alguien amable y maravilloso”. Aunque reconocía la gravedad de los hechos, mostró una profunda contradicción entre el amor que todavía sentía por su marido y el impacto devastador de los crímenes que había descubierto.

El impacto de la familia

Durante el juicio, el hijo mayor de Jean-Pierre también dio su testimonio. Describió a su padre como un “papá gallina” y un “padre ejemplar”, pero también expresó su convicción de que Dominique Pelicot fue quien desencadenó el comportamiento criminal de su padre. Según sus propias palabras, “Tengo la íntima convicción de que si no hubiera conocido a esa persona, no habría hecho esto”.

Durante el proceso judicial, salió a la luz más información sobre la infancia de Jean-Pierre M., quien creció en un entorno extremadamente violento. Era el penúltimo de diez hijos, en una familia pobre en una granja. Su padre era violento y cometía abusos sexuales, mientras que su madre era alcohólica. Jean-Pierre y sus hermanos sufrían maltrato físico, y se ocultaban en las jaulas de los conejos o bajo mantas para escapar de su padre. Estas experiencias traumáticas no habían sido reveladas a su esposa ni a muchas otras personas hasta el juicio.

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Según el testimonio del psiquiatra que evaluó a Jean-Pierre, el acusado admitió haber sido víctima de incesto en su infancia, pero solo lo reveló tras ser arrestado. El psiquiatra sugirió que los abusos que sufrió en su infancia pueden haber sido un catalizador para los actos que cometió años más tarde, aunque también señaló que Jean-Pierre M. fue “proactivo” en el proceso, tomando la iniciativa de contactar nuevamente con Pelicot para invitarlo a participar en las violaciones de su esposa y no tiene ningún tipo de excusa.

Por desgracia, en el juzgado, se vio claramente la dependencia emocional que la esposa de Jean-Pierre M. aún tiene hacia él. A pesar de haber sido violada en varias ocasiones, no solo se negó a denunciarlo, sino que también expresó que aún tenía afecto por él. “Con todo lo que él ha sufrido, ¿cómo no va a resurgir todo eso en algún momento?”, dijo en un momento del juicio, refiriéndose a los abusos sufridos por su esposo en su infancia.

A lo largo del proceso, la esposa de Jean-Pierre reiteró que su esposo nunca había mostrado comportamientos inusuales en sus relaciones íntimas ni la había forzado a hacer nada antes de estos eventos. Además, destacó que él era extremadamente pudoroso, al punto de que siempre se duchaba con la puerta cerrada con llave.