Una fiesta de coronación con Gaza de telón de fondo

Los demócratas desprenderán unidad y darán impulso a Harris mientras despiden a Biden

Kamala Harris saluda a sus partidarios antes de una gira en autobús de campaña en el Aeropuerto Internacional de Pittsburgh en Pittsburgh, Pensilvania EFE

Arranca la Convención Nacional Demócrata en Chicago, la cita más esperada en las filas demócratas antes de las presidenciales. Por fin este lunes y hasta el 22 de agosto, los demócratas arroparán a su candidata, la vicepresidenta Kamala Harris, en un esfuerzo por olvidar la división que les generaba la candidatura del presidente Joe Biden. Muchos pensaban que la gran cita de Chicago iba a ser la última oportunidad para apartarlo de la carrera. Los más optimistas esperaban una guerra civil; los más pesimistas, un funeral.

Pero la Convención Nacional Demócrata de Chicago va a ser finalmente una fiesta. El ambiente y las expectativas han cambiado radicalmente desde que Biden transigió al fin y anunció que se retiraba. Harris en solo unas semanas ha conseguido aunar al partido bajo su liderazgo y enjugar la ventaja que según la mayoría de las encuestas le llevaba a Biden el candidato republicano, Donald Trump. Aunque por poco, ahora es ella la que encabeza esas encuestas.

Demasiadas cosas han pasado desde que los demócratas fijaron entre el 19 y el 22 de agosto la fecha de su gran encuentro preelectoral. Los dos grandes partidos celebran siempre unos meses antes de las elecciones una convención nacional que sirve para activar la maquinaria, movilizar a los seguidores, y, sobre todo, proclamar oficialmente al candidato a la Casa Blanca. Como para casi todos los presidentes que buscan la reelección, debía haber sido un trámite para Biden, pero su candidatura terminó colapsando tan estrepitosamente como él en su debate contra Trump del pasado 27 de junio, y acabó retirándose de la carrera en medio de cada vez más presiones, muchas de los suyos. Biden dio su bendición como candidata a su vicepresidenta y esta logró en un tiempo récord los apoyos necesarios con respaldo de la dirigencia del partido, que veía con preocupación que el voto anticipado podría comenzar en algunos estados antes de que los demócratas hubieran elegido finalmente a un candidato.

La que pasará ahora el trámite triunfal de la proclamación será Harris, que estará en el United Center de Chicago acompañada por Tim Walz, el gobernador de Minnesota, a quien ha ha elegido como su compañero en el ticket electoral y candidato a vicepresidente. Será una oportunidad de que Harris acapare toda la atención mediática, reciba el calor de los alrededor de 5.000 delegados que se esperan y lance algunos mensajes de calado para transmitir al país la sensación de esperanza y vigor renovado que ha propiciado su irrupción en la campaña. Las convenciones de ambos partidos son un gran acontecimiento en Estados Unidos y una gran ocasión para que los candidatos le hablen al gran público. Con el viento por ahora a favor, la intervención de Harris será probablemente el momento de la semana en la política nacional. Se estima que habrá unos 15.000 representantes de los medios de comunicación y que el evento traerá un total de 50.000 visitantes a la ciudad del viento.

Biden intervino en la primera jornada de la convencion, en una intervención que probablemente dejó un sabor agridulce en el presidente. A pocos meses de dejar el cargo, será probablemente uno de los últimos grandes momentos de un presidente que lo deja contra su voluntad y de cuatro décadas de carrera política en Washington. Durante la noche del lunes en Estados Unidos, muchos de los que le pedían en público y en privado que desistiera de competir contra Trump lo aplaudieron en un discurso que tendrá un inevitable tono de despedida y de reivindicación de su obra de gobierno.

Otras estrellas de la cita serán los matrimonios formados por Bill y Hillary Clinton, y por Barack y Michelle Obama. El expresidente Obama sobresalió en la crisis que llevó a Biden a tirar la toalla en una especie de referente moral y guía en la sombra de un partido entonces lastrado por las diferencias internas y ahora parece de nuevo en condiciones de dar la batalla en las elecciones de noviembre.

Las cosas pintan ahora favorables para Kamala Harris, tanto que no ha querido reunirse con el candidato independiente Robert F. Kennedy, que, según el Washington Post le habría ofrecido retirar su candidatura a cambio de un puesto en su gobierno si finalmente es elegida presidenta, una oferta que ya le planteó a Trump, que también la declinó pero sí aceptó verse con él. Kennedy sigue por ahora en la carrera y una de las preguntas que han intentado contestar las encuestas es si les robará más votos a demócratas o a republicanos. Harris no ha querido siquiera escuchar su oferta.

Protestas por Gaza

A los que quizá tenga más difícil no escuchar es a los manifestantes que protestarán en el exterior del recinto de la convención por el apoyo de la administración Biden a Israel y su manejo de la guerra en Gaza. El tema no es fácil para Harris porque muchos simpatizantes demócratas, especialmente entre los más jóvenes y más a la izquierda, están indignados por las muertes de civiles causadas por el Ejército israelí en su campaña contra Hamás, mientras que Trump en cambio la acusa de no apoyar con la suficiente firmeza al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.

Imágenes de descontento en las calles es lo último que quiere una candidata que busca prolongar su momento dulce y que sabe que todavía tiene por delante un camino largo y lleno de obstáculos hasta las elecciones de noviembre. Uno de los principales era reconstruir la unidad de su partido y ya lo ha logrado. Por eso, la convención de Chicago será una fiesta, pero tras esos tres días empezará para ella el verdadero desafío: derrotar en las urnas al expresidente Trump.