Una California atónita comienza a asumir la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Ni en Los Ángeles, ni en San Francisco se dieron escenas de júbilo como ocurrió en las calles de Miami cuando se enteraron de quién sería el próximo presidente. Aquí, la consternación y el desconcierto han hecho mella. Los primeros nombramientos para la segunda Administración Trump, tampoco ayudan.
“Siento que estoy de duelo”, me dijo Suzette, una abogada que trabaja en la oficina de la alcaldesa, Karen Bass, y que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias. Su consternado mensaje incluía una experiencia para la que no se había preparado. “Cuando vi el último discurso de Kamala en YouTube, yo no estoy familiarizada con las redes sociales, me impactaron los comentarios misóginos y racistas de la gente”. Mientras Suzette limpiaba las lágrimas del rostro con la palma de sus manos, sus amigas la animaron. “Hay que luchar, hay que defender nuestros derechos”. El triunfo de Trump supone un trauma para muchas mujeres y adversarios políticos obligados ahora a recalibrar su visión ante un panorama político y cultural enormemente alterado.
En los helados campos de batalla de Ucrania, en los bulliciosos cafés urbanos de Europa, en las esquinas de Oriente Medio, o en las calles de California hubo un arrebato de espanto cuando en las noticias se nombró a Trump el 47 Presidente electo de Estados Unidos. Al primer impacto siguió una cierta sensación de distanciamiento, como hacemos los californianos ante un terremoto, aunque en este caso fuera un terremoto político.
De vuelta a Costa Rica
“La idea de enfrentar una segunda presidencia de Trump. Me provoca angustia”, me dijo Felicia Gutierrez, residente en Pasadena pero costarricense de origen. “Llevó 40 años en Estados Unidos. Soy norteamericana. Siempre he votado demócrata, tenía puesta mi esperanza en Kamala Harris. Hoy, mi marido y yo hemos decidido marcharnos de vuelta a Costa Rica por el regreso de Trump. No respeta a los inmigrantes. He sentido el racismo de este país durante demasiado tiempo”.
Para Gavin Haggenbugh, músico de 39 años, un segundo mandato de Trump es una vergüenza nacional. “No consigo entender por qué confían en él. Nos va a quitar derechos, nos va a quitar la seguridad social, el seguro médico. No estoy seguro de que volvamos a tener unas elecciones a presidente”. De la misma forma en que piensa Gavin, lo hace el periodista Jordan Riefe quien votó por la candidata Kamala Harris. “Esta es una nación innoble, un país en rebeldía”.
Muchos se sorprenden por el giro hacia la extrema derecha observado en Estados Unidos en estas elecciones en comparación con las de 2020. “Fue una noche difícil”, se limitó a decirme la directora de casting Risa Bramon sobre los resultados de las presidenciales.
El 80% votó por Harris
Muchos expresaron abatimiento e incredulidad ante la victoria decisiva de Trump. California votó a favor de Harris, y en San Francisco, los votos contados muestran hasta ahora que el 80% de los votantes apoyaron a Harris, con menos del 17% por el expresidente Donald Trump. Tal vez, quien mejor expresó el batacazo de la nominación de la vicepresidenta fue Bernie Sanders, senador independiente de Vermont. “No debe sorprender a nadie: el Partido Demócrata abandonó a la clase trabajadora y ahora la clase trabajadora les abandona a ellos. Mientras los líderes demócratas defienden el Status Quo, la gente americana está enfadada y quiere cambios. Y tienen razón”.
La resistencia californiana
Con el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, California se prepara para retomar un papel que le es familiar: el corazón con el que palpita la resistencia. Los demócratas gobernantes del estado, que durante años han retratado al presidente electo como una amenaza existencial, se unieron con rapidez para llamar al regreso de Trump: la era 2.0, con una postura pugilística que convierte al Estado de California, la quinta economía del mundo, como el contrapeso político y cultural a Washington.
Entre los muchos rostros conocidos que se pronunciaron contra Trump en Los Ángeles, destaca la modelo y actriz Cara Delevingne que lanzó una furiosa diatriba instando a sus amigos a infligir “cuatro años de infierno” a los republicanos cuando Donald Trump sea formalmente elegido presidente. La supermodelo, de 32 años, se mostró “devastada” con la victoria de Trump desde su casa de Los Ángeles. “No vamos a desfallecer. Vamos a derrotar a los republicanos. Trump ganará la Casa Blanca. El Partido Republicano tiene el control del Senado. Esto es horrible, sí, pero también liberador. Vamos a hacer de cada día de los próximos cuatro años un infierno para fascistas, misóginos, fanáticos y mentirosos. Este no es el momento de encogerse. Ni el momento de desesperarse. Este es el momento de esa villanía clásica de Disney, más grande que la vida, un poco gay, increíblemente bien vestida e increíblemente genial. Ese punk rock, guerrilla del desfile negro de mierda. Esta es nuestra era de villanos. Hacer arte. Joder, joder. Construye poder. Están a punto de aprender que lo más difícil de conseguir poder es mantenerlo”.
El antagonismo entre el presidente electo y la California cultural, tecnológica, sindical, e inmigrante es una autovía en ambos sentidos. Trump ha sido persistentemente hostil hacia el estado más poblado del país, amenazando con detener la ayuda para desastres y educación, lanzando acusaciones infundadas de fraude electoral y emitiendo siniestras amenazas a luminarias de California como la ex presidenta de la cámara Nancy Pelosi o el senador electo Adam Schiff a quien considera: “Enemigos desde dentro”. Su relación con el gobernador de California, Gavin Newsom, que tuvo momentos de cooperación durante su primer mandato, se ha vuelto más combativa, y Trump se burla del gobernador haciendo un juego de palabras con su nombre que se traduce como “nueva escoria”.
Nuevo líder de la oposición
Newsom no hizo ningún comentario público la noche de las elecciones, su mutismo representa a los demócratas del estado que intentan entender no solo la sonada derrota de la vicepresidenta Kamala Harris, sino esa ola roja arrasando gran parte del país. El gobernador tendrá una gran influencia en la configuración de los contornos de la oposición de California. Él se erige ahora como de las figuras nacionales más destacadas de su partido y su postura influirá a la hora de decidir la hoja de ruta de una California dominada tanto por la oposición a Trump como por abordar las persistentes crisis del estado ante la falta de vivienda y la asequibilidad de la vivienda.
Se habla de que el gobernador convocará en los próximos días una sesión especial en respuesta a la victoria de Trump, pero su oficina no ha confirmado todavía ningún plan. Newsom mantiene ese silencio abrumador latente en cada uno de los rincones de Los Ángeles, de San Francisco, de Santa Bárbara, de Montecito, donde viven Oprah y los Obama… Cuesta no escuchar al silencio cuando hasta el trino de los pájaros siente las consecuencias de la Presidencia Trump 2.0.