Nueva Zelanda

Un nuevo amanecer para los maoríes con el ascenso de su segunda reina

Nga Wai Hono i te Po, de 27 años, ha sido coronada en una emotiva ceremonia de ascenso al trono maorí, tras el fallecimiento de su padre, el rey Tuheitia

Reina
La reina maorí Nga Wai Hono i te po Paki @kiingitanga

En una conmovedora ceremonia impregnada de tradición y rebosante de emoción, Ngawai Hono i te Po Paki, la hija menor y única del difunto rey maorí Tuheitia Pootatau Te Wherowhero VII, fue coronada formalmente nueva reina maorí. El histórico acontecimiento, presenciado por miles de maoríes reunidos en el marae de Tūrangawaewae, marcó el final de una era y el comienzo de un nuevo capítulo en la historia del pueblo maorí.

En un comunicado difundido por la familia real (Kiingitanga) anunciaron que la nueva monarca fue alzada en una ceremonia conocida como Te Whakawahinga, ante miles de personas reunidas para el tangihanga (funeral y entierro) del rey Tuheitia.

Así, Ngawai ascendió al trono como sucesora de su padre, el rey Tuheitia, fallecido la semana pasada. Aunque su coronación supone la continuación del estimado linaje de la realeza maorí, también marca un cambio significativo, ya que Ngawai sólo tiene 27 años y es la segunda soberana que lidera al pueblo maorí.

Maorí

El funeral del rey maorí Tuheitia Pootatau Te Wherowhero VII y padre de Ngawai Hono i te po Paki

“Damos la bienvenida a la Upoko (líder) Ariki, Nga wai hono i te po, que lleva adelante el manto de liderazgo dejado por su padre. El camino que tenemos por delante está iluminado por el gran legado de Kiingi Tuheitia”, aseveró en un comunicado el primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon.

“Kiingi Tuheitia fue un líder humilde que sirvió a su pueblo con sabiduría, maná y un compromiso inquebrantable con Kotahitanga (unidad)”, aseveró Luxon.

Estudios universitarios y máster

Cuando Ngawai estudiaba su máster en la Universidad de Waikato, la describieron como una joven que “vive, respira y simplemente es Kapa Haka“. La palabra maorí “kapa” significa estar de pie en una fila o rango, y “haka” es una danza. El término “kapa haka” que tanto mencionan, designa a un grupo o grupos que se colocan en filas para interpretar danzas tradicionales maoríes, acompañadas de palabras cantadas o coreadas. La “kapa haka” es una forma de arte vivo. Paki es una entusiasta del “Kapa Haka”. “Me encanta poder tomar de diferentes lugares y crear algo mágico. Es una locura lo que sientes cuando se te ocurre algo”, contó a su Universidad.

El centro universitario recuerda también que cuando la joven cursaba el segundo y tercer año en la Universidad de Waikato, Ngawai “consiguió un trabajo como profesora de ‘Kapa Haka‘. Era una forma de jugar con su creatividad en este medio. También trabajaba en escuelas primarias y secundarias, por lo que estaba constantemente en ‘Kapa Haka‘. ¿Hay algún día en su vida en el que el ‘kapa haka‘ no esté presente? “La verdad es que no. Camino por mi casa y veo un ‘taiaha‘ (bate de de madera dura con un extremo tallado y a menudo decorado con pelo de perro). Me subo al coche y mi ‘poi‘ (bola ligera sujeta a una cuerda de longitud variable que se balancea o gira rítmicamente con acompañamiento cantado) está en el asiento. Voy a casa de mis padres y mi sobrino pequeño está allí e intenta hacer el ‘Haka‘. Está en todas partes. Me he criado en él, lo soy. Mucha gente es ‘kapa haka‘. Es la encarnación de ‘Māoritanga‘ (cultura maorí)”.

Defensa de los derechos maoríes

Este momento no es sólo un hito para la comunidad maorí, sino también para Nueva Zelanda en su conjunto. La monarquía maorí, aunque carece de poder político formal, tiene un inmenso peso cultural y espiritual. El papel de la reina va más allá de las obligaciones ceremoniales y abarca la defensa de los derechos de los maoríes, la conservación del patrimonio cultural y el fomento de la unidad dentro de la diversa comunidad maorí.

“Mi padre siempre decía: ‘Todos estamos interconectados, como los hilos de un tapiz tejido’», indicó Ngawai en su discurso inaugural, con la fuerza y la gracia que definen su carácter. “Sus palabras siguen siendo un principio rector para mí. Creo que mediante la colaboración y el entendimiento podemos tejer un futuro que honre nuestro pasado y garantice un futuro próspero para todos“.

Nacida en el seno de una familia profundamente arraigada en la tradición maorí, la educación de Ngawai le inculcó una profunda comprensión y respeto por los valores culturales de sus antepasados. Sus primeros años los pasó inmersa en el vibrante tapiz de la vida maorí, aprendiendo la lengua, las costumbres y las tradiciones que han conformado su visión del mundo. Sin embargo, no es sólo una guardiana de la tradición, sino también una líder progresista muy consciente de los retos a los que se enfrenta su pueblo en el siglo XXI.

Esperanza para los jóvenes maoríes

Mientras que su padre fue un firme defensor de la soberanía y la autodeterminación maoríes, la joven aporta una perspectiva fresca formada por sus propias experiencias como mujer en una esfera predominantemente dominada por hombres. Es conocida por su compromiso con la inclusión, su ferviente defensa de la justicia social y su inquebrantable pasión por capacitar a la próxima generación de líderes maoríes.

El camino de Ngawai hacia el trono se allanó con una gran dedicación al servicio público. Ha sido una apasionada defensora de los derechos de los maoríes, trabajando incansablemente para abordar cuestiones como la educación, la sanidad y la propiedad de la tierra. Copresidió el Grupo Nacional de Trabajo sobre Salud Maorí, contribuyendo significativamente a la mejora de los servicios sanitarios para las comunidades maoríes. Su compromiso con el medio ambiente también ha sido una fuerza motriz, ya que ha luchado incansablemente contra la explotación de los recursos naturales en tierras maoríes.

Aunque reconoce los retos que aguardan, Ngawai sigue siendo optimista respecto al futuro. “Los retos a los que nos enfrentamos son enormes, pero somos un pueblo resiliente”, afirma, con los ojos brillantes de determinación. “Hemos superado dificultades antes, y con unidad y un propósito compartido, volveremos a superarlas”.

Según recuerda Efe, los maoríes de Nueva Zelanda representan aproximadamente el 17%, o unas 900.000 personas, de los más de 5,1 millones de habitantes del país. Pero, respecto a la población carcelaria los hombres son el 52% de los presos y las mujeres el 67%, según datos oficiales.

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