María Corina Machado y los partidos comprometidos en la Plataforma Unitaria, han convocado al país a manifestarse este miércoles 28 de agosto, cuando se cumple un mes del fraude electoral que ha dado un golpe a la soberanía popular.
La consigna es resistir. Hazaña muy cuestarriba, vista la crueldad de la represión conque el régimen ha respondido a su derrota y ante el hecho de que Venezuela es hoy un país exhausto, aterrorizado, sin la más mínima perspectiva de futuro y oprimido por un gobierno que ha visto profundizarse la crisis -política y humanitaria- sin que parezca importarle puesto que su único cometido es mantenerse en el poder y no verse en el descampado que implicaría verse expuesto a la justicia y a la exposición de sus crímenes.
Ya son frecuentes los desaires de Edmundo González Urrutia, -en los hechos, Presidente electo de Venezuela-, al régimen de Nicolás Maduro, tras las elecciones que pusieron a ambos en el lugar de ganador y perdedor, respectivamente.
El primero tuvo como blanco al Tribunal Supremo de Justicia, que emitió para nada una citación al diplomático para que asistiera a una sesión donde no solo se reconocería el “triunfo de Maduro”, sino que además tendría que entregar al llamado bufete del dictador (como se alude al Supremo en Venezuela) las actas de votación. González ni se molestó en enviar una esquela para excusarse.
Al verse desdeñada, la presidenta del Supremo, Caryslia Rodríguez ordenó al fiscal general, Tarek William Saab, abrir investigaciones contra González y otros opositores por los delitos de “usurpación de funciones y forjamiento de documentos”.
“Sírvase comparecer ante esta representación fiscal del Ministerio Público el día 26 de agosto de 2024, a las 10:00 horas de la mañana, a fin de rendir entrevista en relación a los hechos que investiga este despacho relacionados con la publicación y mantenimiento de la página web https://resultadosconvzla.com”, decía la exhortación difundida por la Fiscalía en Instagram (el régimen no usa X porque esta red está bloqueada en Venezuela por ellos mismos).
Pero Edmundo González no asistió. Ese mismo día le giraron una segunda citación, que también quedó desatendida. En vez de eso, González insistió en exigirle a Maduro que someta las actas de votación a un examen serio y confiable, por parte de organismos internacionales capaces de garantizar la transparencia e imparcialidad de un peritaje que traería paz a Venezuela.
—El Ministerio Público -denunció González- pretende someterme a una entrevista sin que se precise en qué condición se espera que comparezca y precalificando de delitos no cometidos. El fiscal general de la República se ha comportado reiteradamente como un acusador político, condena por anticipado y ahora impulsa una citación sin garantías de independencia y del debido proceso.
En suma, González se negó a someterse a la “justicia” de la dictadura, que desconoce por su arbitrariedad y lo irregular de sus procedimientos. La dirigencia opositoria se mantiene apegada a la ley, según la cual la sentencia del TSJ es nula, lo que equivale a su inexistencia y, por tanto, no tiene por qué ser acatada.
Además de que existía el temor de que el internacionalista y catedrático fuera sometido a humillaciones e incluso mostrado por televisión como abrumado trofeo de la dictadura, cuya crueldad no hace sino crecer hasta el punto de sumir al país en una atmósfera de terror.
Con su talante pacífico y refinado, González Urrutia, quien este jueves cumplirá 75 años (nació en la ciudad de La Victoria, el 29 de agosto de 1949), se ha mantenido firme en enfrentar a la tiranía y al propio Maduro con declaraciones mesuradas, cortas y sin una palabra más alta que la otra, en videos donde aparece vestido con saco azul oscuro, camisa celeste y corbata de seda.
González se ha convertido en una versión venezolana del Bartleby el escribiente, el personaje de una relato de Herman Melville que cuenta la historia del hombre más raro, más sencillo y más persistente del mundo. Empleado como escribiente, llega un día en que el jefe de Bartleby le pide que supervise unos escritos y este, en lugar de obedecer, le responde: “Preferiría no hacerlo”. Y desde entonces, nada ni nadie lo sacó de su determinación.
Desde luego, no se le arroja la puerta en la cara a una autocracia sin provocar consecuencias. Venezuela contiene la respiración a la espera de la pieza que moverá Maduro ahora, puesto que al no presentarse ante el fiscal, González puede ser declarado en rebeldía y hasta arrestado e imputado por no colaborar con “la investigación”. En un país sin Estado de derecho y con un capo sanguinario y sin límites, cualquier cosa puede pasar.