Un mechón de pelo blanco que cae por el flequillo oscuro. Ahí se detiene la vista cada vez que aparece en escena Tulsi Gabbard (Leloaloa, Samoa Americana, 1981). A sus 43 años, esta hawaiana de confesión hindú lo ha sido todo o casi todo. Activista, entrenadora de artes marciales, soldado, congresista, comentarista política en televisión y ahora directora del Departamento de Inteligencia Nacional de Estados Unidos (DNI, por sus siglas en inglés), a falta de la aprobación definitiva del Senado que se celebrará este jueves. Un recorrido nada habitual, caótico, lleno de bandazos.
Gabbard sirvió en Irak de la mano de la Guardia Nacional a principios de 2005. No llegó a participar en combate, pero la experiencia le marcó. Tanto, que regresaría tres años después a Oriente Próximo, esta vez como oficial de policía militar en Kuwait. Fue ascendiendo poco a poco hasta convertirse en teniente coronel de la Reserva del Ejército, rango que aún conserva. Como también conserva –o así lo escenifica en publicaciones de Instagram– los valores de orden, disciplina y pasión por las armas asociados al servicio militar.
Según cuenta en sus memorias, sin embargo, lo vivido en Irak cambió para siempre –y para mal– su percepción sobre el complejo industrial de guerra estadounidense. Hasta el punto de respaldar públicamente las denuncias de Edward Snowden, el antiguo contratista de la CIA que filtró a WikiLeaks una serie de documentos clasificados sobre las técnicas de vigilancia masiva puestas en marcha por el aparato de seguridad estadounidense.
Giros de 180 grados
No es el único viraje ideológico de 180 grados en el historial de Tulsi Gabbard. Estrella emergente del ala progresista del Partido Demócrata –seguidora la corriente de Bernie Sanders, pese a proceder del activismo conservador de Hawái contrario al matrimonio gay–, Gabbard se presentó sin éxito a las primarias de 2020. Se retiró y acabó apoyando al caballo ganador, Joe Biden, pero eso no evitó que fuera desterrada de la formación dos años después.
![Tulsi Gabbard](https://www.articulo14.es/main-files/uploads/2024/04/Tulsi-Gabbard.jpg?x66221)
Tulsi Gabbard ha pasado de apoyar a Sanders a Trump
No salió con buen pie del Partido Demócrata. “Una cábala elitista de belicistas movidos por la cobardía”, como definiría poco después a sus antiguos compañeros de filas. La excongresista por Hawái pasó a ser independiente y acabó manifestándose a favor de Donald Trump durante su campaña presidencial en 2024. Un movimiento oportunista que no sorprendió a quienes la seguían de cerca.
El republicano recompensó ese apoyo entregándole las llaves de las 18 agencias de espionaje que supervisa el Departamento de Inteligencia Nacional. Será sin embargo el Senado quien decida en última instancia si está o no preparada para asumir el cargo.
La experiencia de Gabbard
Gabbard cuenta con algo de experiencia. Formó parte de las comisiones de Asuntos Exteriores y Servicios Armados del Congreso, aunque no ha trabajado nunca en ninguna agencia de inteligencia. Estadounidense, al menos. Su admiración hacia Vladimir Putin siempre despertó dudas.
En las primarias demócratas de 2016, en las que cerró filas con Sanders, Hillary Clinton llegó a insinuar que Gabbard estaba en nómina de los servicios de espionaje rusos. La entonces congresista interpuso una demanda por difamación contra la exsecretaria del Departamento Estado, demanda que acabaría retirando cuatro meses después.
![Hillary Clinton - Internacional](https://www.articulo14.es/main-files/uploads/2024/03/hillary-clinton.jpg?x66221)
Hillary Clinton en un comunicado público (EFE)
Gabbard comenzó a elogiar al presidente ruso a partir de 2015, después de que el Kremlin decidiera intervenir en defensa del dictador Bachar al Asad en el marco de la guerra civil siria. “Al Qaeda nos atacó el 11-S y debe ser derrotada. [Barack] Obama no les bombardeó. Putin lo hizo”, declaró Gabbard entonces.
Ese es el momento en el que la entonces congresista demócrata comienza a reproducir propaganda prorrusa en Estados Unidos. No tardaría en convertirse por estas y otras razones en una invitada habitual de los programas Fox News, de la mano del incendiario Tucker Carlson. En palabras del exdirector de la CIA, John O. Brennan, los argumentos de sus interlocutores rusos eran “muy similares al tipo de cosas que decía Tulsi Gabbard”. “Había similitudes sorprendentes”, recuerda.
Cara a cara con Asad
La cosa no acabaría ahí. En enero de 2017, Gabbard decidió viajar a Damasco en compañía de su esposo, el director de fotografía Abraham Williams, para grabar el documental ‘Voces de Siria’. Lo hizo sin informar a ningún miembro de la cúpula del Partido Demócrata en el Congreso. Ni siquiera a la entonces speaker Nancy Pelosi se enteró de sus planes.
Durante su estancia de cuatro días en el país del Levante, Gabbard tuvo la oportunidad de reunirse con Al Asad. Según The Economist, el encuentro con el presidente sirio tuvo fines diplomáticos. Gabbard había viajado por encargo personal de Trump, que quería saber si Asad estaba dispuesto a tender puentes con la nueva Administración estadounidense. Un extremo que ella siempre ha negado.
Preguntada a su regreso a Estados Unidos sobre aquel encuentro con el presidente sirio, Gabbard respondió en los micrófonos de la Fox que ella solo buscaba encontrarse con el pueblo sirio, “compartir la atención, el amor y el aloha que la gente de nuestro país siente por ellos”. Aloha, palabra hawaiana que significa amor y compañerismo. Una palabra que Gabbard utilizaría en adelante para “pacificar” cualquier conflicto en curso.
Trump DNI pick Tulsi Gabbard in February 2022: “Dear Presidents Putin, Zelensky, and Biden. It’s time to put geopolitics aside and embrace the spirit of aloha, respect and love, by coming to an agreement that Ukraine will be a neutral country”
pic.twitter.com/O8VfzqsyFp— Vera Bergengruen (@VeraMBergen) November 13, 2024
Propaganda prorrusa
Gabbard invocó “el espíritu de aloha” después de que Rusia invadiera Ucrania en febrero de 2022. En lugar de condenar la agresión de Putin, atribuyó la responsabilidad de la invasión a Estados Unidos y la OTAN. Postura que mantiene hasta la fecha. A lo largo de estos tres años de conflicto, Gabbard también ha abonado otras teorías de la conspiración puestas en circulación por el servicio de propaganda del Kremlin. Ha sugerido que Estados Unidos desarrolló “laboratorios biológicos” en Ucrania y que estuvo detrás del sabotaje del Nord Stream.
Pero la hija de Mike Gabbard, un político local conocido en Honolulu por defender políticas abiertamente homófobas, destaca por sus constantes cambios de opinión. Cuando uno de los dos escaños de Hawái en la Cámara de Representantes quedó vacante en 2012, Gabbard se ganó a la dirigencia demócrata desechando, entre otras, la postura contraria al matrimonio homosexual que había heredado de su padre.
Más viajes y una dura prueba
En noviembre del pasado año, Gabbard viajó hasta la India para reunirse con el primer ministro, Narendra Modi, con quien mantiene una estrecha relación cimentada en la fe hindú. En julio, solo unos meses antes, hizo otro viaje algo más sospechoso. Voló a Roma para asistir a una reunión confidencial en la Ciudad del Vaticano organizada por un empresario europeo cuyo nombre, según The New York Times, figuraba en una lista de vigilancia del Centro de Detección de Terroristas del FBI.
Miembros del excéntrico movimiento MAGA (Make America Great Again), ente ellos el principal ideólogo del trumpismo, Steve Bannon, hoy apartado del núcleo duro del presidente, elogiaron su nombramiento como directora del Departamento de Inteligencia Nacional.
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Trump llega a la Casa Blanca
Tulsi Gabbard se someterá este jueves a la audiencia de confirmación en el Senado. Deberá superar un duro interrogatorio. Según los mercados de predicción, la probabilidad de que sea aprobada es del 50%. Una moneda al aire.
La conformación del polémico Pete Hegseth como secretario de Defensa –posibilitada por el voto a favor del vicepresidente JD Vance, a pesar de la inexperiencia del candidato y las acusaciones de violación en las que está envuelto– demuestra que no son muchos los republicanos dispuestos a llevarle la contraria a Trump.
En caso de recibir luz verde en el Senado, Gabbard asumirá una batería de encargos, entre los que se encuentran los de peinar las agencias de espionaje en busca de funcionarios desleales a Trump y llevar a cabo una revisión exhaustiva de las actividades de los servicios de inteligencia durante la Administración Biden. Tendrá la tarea de perseguir a los funcionaros críticos.