Ursula von der Leyen arranca el curso político europeo con dos desafíos que están marcando el tono de su agenda: el posible cambio en la política de Estados Unidos hacia Ucrania tras la elección de Donald Trump, y la disputa interna en el Parlamento Europeo encabezada por Manfred Weber contra la nominación de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea. Ambos temas generan tensión máxima en el liderazgo de la Comisión y ponen a prueba la habilidad de Von der Leyen para mantener la estabilidad en el seno de la Unión Europea.
Trump versus Zelenski
La victoria de Trump ha traído incertidumbre sobre el apoyo estadounidense a Ucrania en su guerra contra Rusia. Durante su campaña, Trump prometió terminar el conflicto “en 24 horas” y sugirió posibles concesiones territoriales que inquietan tanto a Ucrania como a los aliados europeos. Ursula von der Leyen respondió a estos anuncios reiterando la importancia de la defensa de Ucrania, argumentando que “Rusia no es solo una amenaza para Europa, sino para la seguridad global”. La UE está preocupada por el impacto que un cambio en la política estadounidense podría tener en el apoyo militar y económico a Ucrania.
El discurso en Bruselas ahora también pretende alinear los intereses de la UE y Estados Unidos en torno a China, buscando mantener la colaboración transatlántica en temas de seguridad y demostrar que la crisis en Ucrania tiene implicaciones globales. Von der Leyen, respaldada por otros líderes de la UE, subrayó hace poco que “la seguridad de la región Indo-Pacífico y Europa están interconectadas”, aludiendo al apoyo que China brinda a Rusia. También destacó que la seguridad europea y estadounidense deben mezclarse para esta causa común, como parte de un esfuerzo para persuadir a la Administración Trump de que los intereses en Ucrania no se pueden desligar de otros temas de seguridad internacionales.
Las tensiones entre Washington y Bruselas por Ucrania empeoraron ante el temor de un recorte de las contribuciones estadounidenses. Trump, al priorizar su enfoque en China y la seguridad en el Indo-Pacífico, ha dejado entrever que podría reducir la ayuda a Ucrania, lo que obligaría a Europa a asumir un rol aún mayor en el conflicto. Von der Leyen insistió a los líderes europeos sobre la necesidad de prepararse para un posible recorte de apoyo militar estadounidense y ha trabajado en fortalecer los mecanismos de ayuda europeos, convencida de que es esencial “establecer una relación sólida con la nueva administración de EE. UU. desde el comienzo”.
Weber versus Ribera
Por otro lado, en Bruselas, Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo (PPE), ha puesto en duda la candidatura de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea, motivado por críticas desde el PP español. Weber y su grupo cuestionaron la gestión de Ribera en las inundaciones por la DANA en Valencia sugiriendo incluso que debería comparecer en el Congreso y renunciar si es imputada.
Pero la Comisión Europea ha reiterado su confianza en Ribera, a pesar de las críticas de Weber y otros miembros del PPE. Eric Mamer, portavoz de la Comisión, aclaró la postura de Von der Leyen, afirmando que “la presidenta ha dado su confianza al conjunto de candidatos al puesto de comisarios y el proceso para su confirmación está en curso”. El portavoz enfatizó que “nada ha cambiado con respecto a esta posición inicial” a pesar de las tensiones, y que la presidenta confía en que el Parlamento Europeo pueda confirmar a Ribera en el cargo para el que fue nominada.
Efecto dominó
El PPE ha condicionado su apoyo a la candidatura de Ribera exigiendo que los socialdemócratas, aliados de Von der Leyen, apoyen a Raffaele Fitto, candidato de la ultraderechista Giorgia Meloni, como vicepresidente. Esta exigencia ha tensado la coalición pro-europea y ha sido rechazada por los socialdemócratas, quienes sostienen que aceptar la demanda vulneraría el acuerdo alcanzado en julio para sostener a Von der Leyen en un segundo mandato. Los socialdemócratas han advertido que cualquier acuerdo debe respetar los términos pactados, y que la presión del PPE es percibida como una agenda contraria a los principios de la coalición.
En un comunicado, el grupo socialdemócrata aseguró que el Partido Popular español intenta culpar a Ribera de “su fracaso” en la gestión de las inundaciones y “lleva a toda la UE al borde del abismo de la forma más irresponsable”. Desde su punto de vista, el PPE está actuando de manera “irresponsable” y con una “agenda destructiva” que utiliza a Ribera como “chivo expiatorio” de la gestión de la crisis en Valencia. Estas declaraciones reflejan el creciente malestar entre los socialdemócratas, quienes han llegado a amenazar con romper la coalición que sostiene a la Comisión en caso de que el bloqueo continúe.
Von der Leyen intenta salvar su nuevo Ejecutivo
Von der Leyen ha intentado mediar en la crisis entre los tres bloques principales del Parlamento Europeo: populares, socialdemócratas y liberales. En varias reuniones, la presidenta buscó recuperar el consenso y resolver el bloqueo a la confirmación de Ribera, pero hasta el momento, no se ha logrado un acuerdo. La presión aumenta, ya que el objetivo es que el Parlamento Europeo dé su visto bueno al nuevo equipo de la Comisión en el pleno de Estrasburgo del 23 de noviembre, una fecha clave para el arranque de su segunda administración.
Las tensiones entre Weber y los socialdemócratas escalaron rápidamente. El grupo socialdemócrata, liderado por Iratxe García Pérez, se siente traicionado por el veto sorpresa del PPE a Ribera, que llegó pocas horas antes de su audiencia. Las críticas en el Parlamento Europeo fueron intensas, y Dolors Montserrat, del PP, afirmó que “la historia y quizás también los jueces la juzgarán por su inacción y su incompetencia”.
En respuesta a estas maniobras, los socialdemócratas han amenazado con romper la coalición que sostiene a la Comisión. Para ellos, el intento del PPE de vincular la confirmación de Ribera a la situación en Valencia es inaceptable y buscan resolver la situación antes de la intervención de Ribera en el Congreso, prevista para el próximo miércoles. Cualquier retraso adicional pondría en riesgo la aprobación del equipo de Von der Leyen en Estrasburgo, complicando aún más el inicio de su mandato.