El Vaticano se ha convertido en el escenario de un acontecimiento extraordinario: el funeral de un Papa, un momento en el que la espiritualidad se une a la alta diplomacia. Pero detrás de los homenajes se esconden juegos de poder, discusiones secretas y ausencias que hablan más alto que la presencia. El funeral del Papa Francisco atrajo al Vaticano a no menos de 130 delegaciones extranjeras, entre ellas 50 jefes de Estado, como Donald Trump y Volodimir Zelenski, y diez monarcas reinantes.
Figuras como el presidente estadounidense, el líder de Argentina y la presidenta de la Comisión Europea compartieron espacio con los monarcas europeos en una coreografía diplomática y espiritual. Pero este acontecimiento, por majestuoso que sea, se escruta por lo que sucede al margen: los apartes, las miradas intercambiadas, los apretones de manos furtivos.

El funeral papal no es una cumbre de la ONU, pero tiene las características de una. En los pasillos del Vaticano se celebran debates informales. Un presidente suramericano habla de comercio con un dirigente europeo, un monarca estrecha la mano de un ministro africano para hablar de ayuda humanitaria. Estos momentos, a menudo breves, pueden sentar las bases de una futura colaboración. Estas reuniones no son oficiales, pero distan mucho de ser triviales. El Vaticano, con su aura de neutralidad, ofrece un marco ideal para debatir cuestiones delicadas sin atraer la atención de los medios de comunicación.
El Vaticano como mediador
¿Por qué atrae tanto la atención el Vaticano? No es sólo una cuestión de fe. La Santa Sede, con su extensa red diplomática, desempeña un papel discreto pero influyente en los asuntos mundiales. Durante siglos ha mediado en conflictos, facilitado negociaciones y acogido cumbres. He aquí algunos ejemplos históricos: en 1980, un encuentro entre dirigentes en un funeral papal permitió dar los primeros pasos hacia un acuerdo de paz regional, mientras que en 2005 los intercambios informales entre jefes de Estado contribuyeron a relanzar las negociaciones comerciales. Estos precedentes demuestran que el Vaticano no es sólo un lugar de culto, sino un lugar donde la diplomacia se ejerce con sutileza.

El funeral del Papa Francisco no fue una excepción a la regla de los encuentros diplomáticos. Trump y Zelenski no pudieron evitarse el uno al otro. Zelenski, apoyado por los líderes de Francia y Reino Unido, intentó abrir camino en las convicciones de Trump. El magnate republicano tiene prisa por cerrar las negociaciones con Vladimir Putin en Ucrania.

Kiev acogió con satisfacción el primer intercambio constructivo entre ambos. Trump les había asegurado el viernes por la noche que Rusia y Ucrania estaban “muy cerca de un acuerdo”. De momento, Putin mantiene la presión de los bombardeos sobre Kiev para retrasar lo más posible las negociaciones reales con los ucranianos. No ha habido negociaciones directas entre los dos beligerantes para discutir el fin del conflicto desde las que fracasaron en 2022 tras la invasión rusa. Kiev y sus aliados europeos acusan a Rusia de prolongar deliberadamente las conversaciones presentando siempre públicamente exigencias maximalistas: el control de las cinco regiones ucranianas cuya anexión reclama, la renuncia de Ucrania a pertenecer a la Alianza Atlántica y su desmilitarización. Pero esta vez, Trump amenazó a Moscú con sanciones tras la histórica reunión con el líder ucraniano.
Sentados en sillones rojos en la Basílica de San Pedro e inclinados el uno hacia el otro, según las fotos transmitidas por la presidencia ucraniana, Zelenski y Trump hablaron durante unos quince minutos. Los dos jefes de Estado, que hablaron brevemente antes de que comenzara la ceremonia fúnebre, habían acordado reunirse de nuevo más tarde ese mismo día para un segundo intercambio. Este encuentro finalmente no tuvo lugar. En su lugar, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Zelenski se reunieron por la tarde.
Von der Leyen y Trump también se reunirán
Anteriormente, Von der Leyen también saludó brevemente a Trump en el funeral y ambos pactaron una futura reunión, según confirmó después su equipo. La líder del Ejecutivo comunitario no había visto al presidente estadounidense desde antes de que volviera al poder.
Today, leaders from around the world gathered to pay their final tribute to His Holiness Pope Francis.
I had good exchanges with several of them. pic.twitter.com/POvdgaFRGe
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) April 26, 2025
Aún no ha sido invitada a Washington. Trump parece preferir a interlocutoras como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que a Von der Leyen. No obstante, la necesidad de un acuerdo es especialmente para la UE que se enfrenta a aranceles del 20% sobre todas sus exportaciones a EE UU si no llega a un acuerdo comercial con Trump antes de julio.

¿Cuáles serán las consecuencias de estas reuniones? ¿El fin de la guerra comercial? ¿Podrán las discusiones entre bastidores aliviar tensiones como las de Ucrania? ¿O, por el contrario, las ausencias de China, Rusia e Israel, en particular, señalan un mundo más dividido que nunca?
Los funerales de un Papa son, ante todo, un momento de duelo. Pero también son un escaparate de las ambiciones de las naciones. Cada gesto, cada ausencia, cada palabra es escrutada, analizada e interpretada. En este teatro diplomático-religioso, lo que está en juego va mucho más allá de rendir homenaje a un hombre.
En definitiva, este sábado, el Vaticano no fue sólo un lugar para despedir a un líder espiritual, sino un espejo de la dinámica mundial. Los líderes presentes jugaron sus cartas, algunos con audacia, otros con cautela. Y en los días siguientes, los ecos de las discretas reuniones bien podrían remodelar la geopolítica mundial.