La semana en que Trump se confirmó como el primer presidente convicto de la historia y le salió gratis

El republicano fue condenado por el caso Stormy Daniels, pero la decisión revela que en los tribunales parece instalada la convicción de que no se puede enviar a la cárcel al presidente electo

La semana que termina ha sido de intensa actividad para Donald Trump y, sobre todo, sus abogados. El presidente electo la cerró asistiendo a la audiencia virtual en la que un juez de Nueva York le comunicó su castigo por los delitos por los que fue condenado en el caso de los pagos a la actriz porno Stormy Daniels: nada.

El juez Juan Merchán resolvió la libertad total sin condiciones para Trump, que, no obstante, se confirma como el primer presidente convicto de la historia de Estados Unidos. A poco más de una semana de que vuelva a la Casa Blanca y se inaugure su segunda presidencia, Trump vio formalizada su condena por 34 delitos de falsedad en los registros de sus negocios y, aunque no tendrá que pagar cárcel ni multa alguna, comenzará su mandato con el estigma de haber sido condenado judicialmente.

La audiencia del viernes, en la que Trump volvió a mostrarse contrariado y desafiante con el juez Juan Merchan y su fallo condenatorio, supuso el final de un juicio histórico, pero cuyo impacto quedó sustancialmente atenuado por el triunfo electoral de Trump en noviembre. “La mayoría del pueblo americano está de acuerdo (con Trump) en que este juicio nunca debió celebrarse”, dijo su abogado, Todd Blanche, al que Trump ha elegido para convertirse en fiscal general adjunto en cuanto asuma la presidencia. El reo e inminente presidente reiteró que el juicio es solo resultado de la persecución a la que la ha sometido el Departamento de Justicia de la Administración Biden y dijo que el trato recibido había sido tratado “muy, muy injustamente”.

El último capítulo de la prolija saga judicial del presidente arrancó con la noticia el miércoles de que sus abogados habían solicitado al Tribunal Supremo que interviniera para detener la sentencia en su contra. Después de que el jurado lo encontrara culpable en mayo, el juez Merchan pospuso la decisión sobre la pena a imponerle hasta conocer el resultado de las elecciones de noviembre.

Pese a que todos los pronósticos apuntaban a que Merchan no se atrevería a mandar a prisión a un hombre condenado por delitos contables y colocar al país en la potencialmente caótica tesitura de tener entre rejas a su presidente, fiel a su hábito de pelear todo en los tribunales hasta el final, Trump instruyó a sus abogados para que intentaran frenar la lectura de la sentencia.

El jueves, mientras asistía en Washington al funeral de Jimmy Carter junto a todos los expresidentes vivos y departía con Obama en la ceremonia, Trump aguardaba noticias favorables de una corte suprema que ahora está mayoritariamente poblada por jueces conservadores. Por la tarde, CNN informaba de una supuesta conversación entre Trump y el juez Samuel Alito, uno de los más notorios.

Pero finalmente el recurso postrero de sus abogados no dio resultado y el Supremo no le paró los pies a Merchan, que finalmente tomó la decisión de que el castigo se quedara en la condena judicial, pero no en ninguna multa ni privación de libertad. Una decisión inusual, como también es inusual que quien se sienta en el banquillo sea el hombre que en diez días se convertirá en presidente.

En la audiencia final, Merchan mantuvo un tono sobrio y se limitó a explicar que el nulo castigo impuesto a Trump es “la única sentencia legal” que podía haber emitido, una decisión compartida por la Fiscalía y que revela que en los tribunales parece instalada la convicción de que no se puede enviar a la cárcel al presidente electo.

El juez ha estado en el centro de uno de los procesos judiciales más escabrosos y trascendentes de la historia de Estados Unidos, y también de la diana de Trump, que ha llegado a calificarlo de “parcial” y corrupto”. La hija de Merchan es una consultora política demócrata que denunció haber recibido amenazas de muerte después de que Trump la señalara públicamente.

Tras comunicar su decisión, Merchan se despidió de Trump deseándole “buena suerte”.

Quizá él y su familia también la vayan a necesitar. El presidente ha anunciado su intención de utilizar el Departamento de Justicia para vengarse de quienes han participado en los procesos judiciales a los que se ha enfrentado desde que cedió el poder a Biden en 2021.

Cabe preguntarse si Merchan será uno de ellos y qué puede hacer Trump contra un juez en ejercicio, pero lo que ha quedado claro es que seguirá litigando para que se elimine la única condena en firme jamás impuesta a alguien que ha ocupado la presidencia de Estados Unidos.

Sus abogados ya han presentado recursos en diferentes instancias judiciales para lograrlo y ha iniciado una acción civil contra el juez Merchan. El pleito no ha terminado y los expertos indican que podría prolongarse aún durante años. Aunque Trump también podría optar por usar su poder presidencial para perdonarse a sí mismo. Con él todo es posible.

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