El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tiene muchas lecturas. Una de ellas cómo responderá ante Venezuela tras un primer gobierno en el que su política de “máxima presión” no rindió frutos porque mantuvo a Nicolás Maduro en el poder, pese a las sanciones económicas a la industria petrolera y el reconocimiento que en el año 2019 hizo a Juan Guaidó, entonces presidente del Parlamento venezolano, como presidente interino del país.
La respuesta de Maduro hace cinco años fue la de romper definitivamente las relaciones diplomáticas y expulsar a todo el personal de la Embajada de EEUU en Caracas. Aunque Trump recibió a Guaidó en la Casa Blanca y habló de que “todas las opciones están sobre la mesa”, su derrota en 2020 significó un giro en las relaciones entre Caracas y Washington.
La incógnita Trump
Ahora, de vuelta al poder, es aún una incógnita cómo se relacionará con Maduro, más allá de las confesiones de sus excolaboradores sobre la predilección del magnate estadounidense por los “hombres fuertes”, aquellos que gobiernan regímenes autoritarios como Vladimir Putin en Rusia.
La profesora adjunto de Ciencias Políticas en Valencia College (EEUU) y doctora en Ciencias Sociales, María Puerta Riera, no cree que Trump le ponga mucho interés a Venezuela y lamentó que durante su campaña electoral se dedicara a estigmatizar a los migrantes de ese país, a quienes vinculó con bandas criminales.
“Dudo que Trump le preste mucha atención a la situación política venezolana. Lamentablemente, durante su campaña explotó el gentilicio venezolano para vincularlo con la criminalidad de los inmigrantes, una generalización que ha perjudicado a todos los venezolanos residentes en Estados Unidos. Veo muy difícil que Trump se interese de nuevo en el tema, y mucho menos repita su estrategia de acercamiento, considerando los comentarios que hiciera sobre Guaidó, referidos también en las memorias de (John) Bolton”, explicó Puerta Riera a Artículo14.
Sin interés sobre Venezuela
En la misma tónica, la consultora política Carmen Beatriz Fernández, añadió que el expresidente republicano le conviene más a Maduro porque pudieran usar a Vladimir Putin como una bisagra para mantener contactos y posibles acercamientos.
Por eso, el ingeniero y excolaborador de los gobiernos de Hugo Chávez y el propio Maduro, Sergio Sánchez, cree que, por la misma posición de debilidad del líder chavista, debe estar preocupado por el regreso de Trump al poder.
Un triunfo para el republicano
Aunque al considerar la “vanidad” del estadounidense se anotaría un triunfo si logra una negociación para que abandone Miraflores.
“La salida más cómoda para Trump es llegar a acuerdos con el chavismo para lograr la salida de Maduro. Eso se lo anotaría como una victoria, pero hablamos de un hombre pragmático, con una vanidad y ego muy grande que si Maduro le habla mal entonces cambia de opinión y puede decidir por la máxima presión”.
¿Salida militar?
Ni Riera, Fernández o Sánchez creen que el republicano se embarque en una salida militar como aún persiste en el imaginario de la diáspora venezolana, en especial por el reconocimiento a Guaidó hace cinco años.
“Eso hay que descartarlo en Venezuela, no se va a plantear una salida militar”, fue tajante el excolaborador del gobierno, quien recordó que la base electoral de Trump conformada por trabajadores y hombres blancos quiere que el futuro mandatario se aparte del belicismo.
Línea dura
No obstante, está en la mesa la presión o el lobby de congresistas y senadores republicanos de línea dura, que desde el primer mandato de Trump apuestan por una línea dura o frontal contra el chavismo. Los mismos que durante la gestión de Biden acusaron a los demócratas de ser blandos con Miraflores, en especial si se toma en cuenta los acercamientos y los intercambios de prisioneros por los que quedaron libres los sobrinos de la pareja presidencial venezolana, acusados en EEUU de narcotráfico, y el empresario colombiano devenido en ministro Alex Saab, a quien indultaron después de encarcelarlo por lavado de dinero.
En un escenario de este tipo, no se puede descartar que se califique a Venezuela como un régimen terrorista, lo que permitiría una acción militar, bien sea que se dé nada más en el papel para convencer a los más radicales dentro de la Cámara de Representantes o el Senado, donde la mayoría será para Trump y sus aliados.
Calmar a los halcones
“El gobierno de Trump no puede meterse en una aventura militar en Venezuela, aunque hay sectores republicanos que lo desean y quieren que declaren terrorista al gobierno de Nicolás Maduro. Eso significaría que tiene libertad de mandar tropas militares, pero no lo va a hacer”, insistió Sánchez.
La inmigración: otro punto de cercanía con Maduro
Riera destaca que uno de los temas de campaña de Trump fue la inmigración, lo que también lo acercaría a Maduro para intentar sus prometidas deportaciones masivas.
“Trump ya no tiene compromiso con la comunidad venezolano-americana en su agenda de política doméstica, eso ya no es una prioridad. Ahora el tema es la inmigración, y durante su campaña destacó la criminalidad que traen consigo los inmigrantes, asociándolo con los venezolanos que cruzan la frontera. No deberíamos descartar que se retomen conversaciones con el régimen de Maduro para las deportaciones que ha prometido comenzarán desde el primer día de su gobierno en enero de 2025”.
Esta misma semana se conoció por el presidente de Panamá que en lo que va de 2024 más de 160.000 venezolanos cruzaron la peligrosa selva del Darién, frontera natural que divide a este país con Colombia, que persiguen el sueño americano y huyen de la crisis, la represión y el fraude electoral del 28 de julio.
Alejado de la oposición y la democracia venezolana
Ni Riera ni Sánchez consideran que la oposición se beneficie con el regreso de Donald Trump. Primero porque después del 28 de julio quedaron debilitados y pese a que podría presionar un cambio de gobierno, sin la posibilidad de movilización interna, no hay forma de que haya más allá que palabras del republicano.
“Trump puede ayudar. Presionar al gobierno para que negocie, que suelte presos políticos, pero no va a generar transición. Maduro puede hacer concesiones, pero no va a dejar el poder”, sostuvo Sánchez.
Mientras que Riera añadió que “no veo a la administración de Trump interesada, sobre todo, porque invirtió mucho tiempo en atacar a los migrantes venezolanos y en ningún momento aclaró que los diferenciaba de la comunidad que vive y trabaja en este país. Trump se ha deslindado del tema de la democracia en Venezuela, en esta campaña estuvo completamente ausente”.