La retirada de Joe Biden de la carrera hacia las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre también ha puesto patas arriba la campaña de su oponente republicano Donald Trump, privándole de su chivo expiatorio demócrata favorito.
Durante meses, Donald Trump y sus aliados han exagerado la preocupación por el estado de salud del candidato de 81 años, compartiendo vídeos de sus tartamudeos, meteduras de pata y tropiezos.
Pero el candidato republicano, que escapó a un intento de asesinato, tiene que dar un giro estratégico. De hecho, el presidente Biden tiene los índices de aprobación más bajos jamás registrados en las encuestas para un primer mandato y está irremediablemente lastrado por su edad. Era mucho mejor para Trump presentarse contra él que contra cualquier otro oponente potencial.
Llevaban días preparando los ataques contra Harris
Aunque la campaña republicana ha restado importancia a esa retirada, sus responsables han estado trabajando recientemente entre bastidores en ataques dirigidos a la persona que podría sustituir al demócrata: su vicepresidenta Kamala Harris.
Se espera que la exsenadora por California, de 59 años, que se convirtió en la primera mujer y también en la primera persona de origen negro y asiático en ocupar el cargo, sea la nominada oficial a la presidencia del Partido Demócrata.
Pero para el Partido Republicano, nadie lo ha hecho peor que Kamala Harris, que mintió repetidamente, presumiblemente anteponiéndose a la seguridad de los estadounidenses, según los partidarios de Trump. Para ellos, la retirada de Biden no cambiaría fundamentalmente la campaña: Biden, Kamala Harris o cualquier otro demócrata de izquierda radical son todos responsables de la destrucción de la economía y del desmantelamiento de las fronteras estadounidenses.
La desafección por la avanzada edad
Los votantes llevan meses diciendo a los encuestadores que quieren ser representados por un candidato más joven. Elegir a una demócrata más joven podría suponer una amenaza para el tempestuoso republicano, que tendría 82 años al final de un posible segundo mandato. De hecho, Trump, de 78 años, es ahora el candidato a presidente de más edad en la historia de Estados Unidos.
Una campaña liderada por Kamala Harris también podría resultar peligrosa, ya que podría atraer más al electorado femenino, que históricamente vota más que los hombres y es el talón de Aquiles del republicano. También daría a los demócratas la oportunidad de redefinir esta campaña presidencial como un choque de culturas en la convención del partido en agosto. De hecho, esta exfiscal se presentaría contra el primer presidente condenado por un delito penal en la historia de Estados Unidos, que sigue rodeado de otras causas judiciales. Además, Kamala Harris encarnó la defensa del derecho al aborto de la Administración Biden, un tema explosivo que ya ha penalizado al Partido Republicano en las urnas.
Kamala Harris obtendría mejores resultados que Joe Biden frente a Donald Trump en Michigan y Pensilvania, dos estados que podrían inclinar la elección, según un sondeo reciente. Pero la vicepresidenta ya está en el cargo, lo que significa que Donald Trump podrá atacarla con el mismo historial que Joe Biden, en particular en el tema de la inmigración. Varias estrellas emergentes del Partido Demócrata se han postulado como sus posibles vicepresidentes en el ticket de Harris, entre ellas los gobernadores Josh Shapiro (Pensilvania), Gretchen Whitmer (Michigan) y Gavin Newsom (California). Quienquiera que se haga con la candidatura demócrata no se librará del tempestuoso multimillonario.