EE UU

Trump, desencadenado

El republicano borra de un plumazo el legado de Biden con la firma de cerca de 200 órdenes ejecutivas, memorandos y proclamaciones en su primer día en la Casa Blanca

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Capital One Arena de Washington, DC, Estados Unidos, el 20 de enero de 2025 EFE

Donald Trump entra con todo en la Casa Blanca. El recién investido presidente de Estados Unidos se dio ayer un segundo baño de masas en el Capitol One Arena de Washington, hogar de los Washington Wizards, el mismo pabellón que acogió en la víspera su último mitin como presidente electo. Apareció el republicano en compañía de la primera dama Melania Trump hacia las 17:30 hora local, después de jurar el cargo, para firmar una batería de órdenes ejecutivas que sepultaron de forma simbólica (y no tan simbólica) la era de Joe Biden. Desde la rescisión de varias órdenes ejecutivas de la Administración anterior hasta la normativa que prohíbe teletrabajar a los funcionarios del Gobierno federal, pasando por la retirada de Estados Unidos del acuerdo de París sobre el cambio climático, una medida que ya adoptó en su primer mandato.

“¿Te imaginas a Biden haciendo esto? No lo creo”, dijo Trump, mostrando ante las más de 20.000 personas que se congregaban en el pabellón capitalino uno de los documentos con su rúbrica. Entre las ocho órdenes ejecutivas firmadas por Trump desde el Capitol One Arena figuraban “la congelación de todas las contrataciones federales, aceptando a los militares y una serie de otras categorías excluidas de nuevo, hasta que se logre el control total del Gobierno y entendamos los objetivos del Gobierno de cara al futuro” o “una directiva al Gobierno federal poniendo fin a la militarización del Gobierno contra los adversarios políticos de la Administración anterior, como hemos visto”. Cada una contó con la ovación cerrada por parte de sus seguidores.

En su primer día en el Despacho Oval, Trump firmó cerca de 200 órdenes ejecutivas, memorandos y proclamaciones, según el recuento de CBS. Lo hizo primero desde el Capitolio, después desde el Capitol One Arena y finalmente desde el Despacho Oval, mientras respondía las preguntas de los periodistas sobre las guerras de Gaza y Ucrania, la imposición de aranceles a China, México y Canadá, el expediente de TikTok o sus pretensiones expansionistas sobre Groenlandia. Así, borró de un plumazo el legado de Biden.

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La segunda dama estadounidense Usha Vance, el vicepresidente JD Vance, el presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump participan en la ceremonia de salida de los Biden en el frente este del Capitolio de Estados Unidos tras la toma de posesión de Donald Trump

Trump venía de jurar el cargo como el presidente número 47 de los Estados Unidos en una ceremonia anómala, celebrada en el interior del Capitolio debido a las bajas temperaturas en Washington, en la que los CEOs de las grandes empresas tecnológicas ocuparon un lugar privilegiado. Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Steve Cook y Sundar Pichai, mandamases de Tesla, Amazon, Facebook, Apple y Google, respectivamente, se sentaron en primera fila, por delante del resto de miembros del Gabinete. En la cita también estuvieron presentes los CEOs de TikTok, Shou Chew, y la UFC, Dana White, entre otros. La oligarquía al completo.

Nadie quiso perderse la toma de posesión del segundo presidente de la historia de Estados Unidos que ocupa el cargo en dos mandatos no consecutivos, el primero en hacerlo habiendo sido condenado por un delito grave y el más mayor en llegar a la Casa Blanca. Un récord que hasta la fecha estaba en manos de un Biden que aprovechó los últimos compases de su mandato para conceder el indulto preventivo a varios miembros de su familia –como ya hizo a principios de diciembre con su hijo Hunter–, así como a otros representantes políticos y militares que estaban bajo el radar de las amenazas de Trump.

Emergencias nacionales

En su discurso de investidura, Trump esbozó los temas que marcarán su segunda Administración. Prometió inaugurar “la era dorada de América”, anunció la declaración de una “emergencia nacional” en la frontera sur con México y otra “emergencia energética nacional” y reiteró su intención de recuperar el canal de Panamá. “Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal, y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron. Restableceremos mi política de ‘permanecer en México’. Pondré fin a la práctica de captura y liberación, y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”, anunció Trump.

Dicho y hecho. La recién estrenada Administración cerró la aplicación del Gobierno federal que permitía a los migrantes programar citas para ingresar en un puerto de entrada. Un mecanismo que facilitaba la llegada a Estados Unidos de 1.450 migrantes al día, según las cifras oficiales. “Todos los extranjeros ilegales que pretendan entrar en Estados Unidos deben dar marcha atrás ahora. Cualquiera que entre en Estados Unidos sin autorización se enfrenta a enjuiciamiento y expulsión”, amenazó a través de la red social X el subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller.

Ayer mismo, Trump también revocó la orden ejecutiva de Biden mediante la cual el demócrata creó un grupo de trabajo para reunificar a las familias separadas en la frontera sur, y designó “organizaciones terroristas extranjeras” a los cárteles mexicanos.

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Migrantes transitan por una carretera este sábado en Chiapas (México) en su ruta hacia Estados Unidos

El republicano declaró la emergencia energética nacional, una medida sin precedentes en la historia de Estados Unidos, adoptada a pesar de que el país produce más petróleo y gas natural que cualquier otro. “Drill, baby, drill”, resumió Trump. La medida puede suspender algunas regulaciones ambientales y acelerar los permisos para la perforación de petróleo y gas.

Otra de las órdenes ejecutivas más sorprendentes, aunque esperadas, es la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un organismo contra el que Trump lleva arremetiendo desde la pandemia de coronavirus.

Las primeras palabras del presidente desde el Capitol One Arena fueron dedicadas a los rehenes israelíes que permanecen retenidos en Gaza. Sobre el escenario, de espaldas a Trump, se alineaban algunos familiares de los secuestrados y Noa Argamani, rehén liberada en julio del pasado año. Una imagen de enorme simbolismo que Trump quiso aprovechar para agradecer a su enviado especial en Oriente Próximo, Steve Witkoff, por su labor en las negociaciones de alto el fuego en Doha.

Antes, intercalando sin pudor ambos temas, Trump confirmó que indultaría a los procesados en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, a quienes también describió como “rehenes”. “Esta noche voy a firmar el indulto de los rehenes [del 6 de enero] para que salgan”, anticipó. Y así fue. Más de 730 personas han sido condenadas por participar en la insurrección, según los datos del Departamento de Justicia. Unas 300 siguen pendientes de juicio, algunas por la comisión de delitos violentos. Entre los exonerados está Enrique Tarrio, antiguo líder de la organización ultranacionalista Proud Boys, condenado a 22 años de prisión por espolear el asalto.

Una de las últimas órdenes ejecutivas firmadas desde el Despacho Oval certificaba la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas), que contará, según Trump, con 20 empleados. Es el departamento diseñado para que Musk y el empresario Vivek Ramaswamy, que compitió en las primarias republicanas frente a Trump, sin éxito, antes de retirarse y cerrar filas con él, recorten el presupuesto federal.

Sin embargo, la portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, anunció minutos antes del establecimiento del departamento que Ramaswamy, sobre quien se especulaba una posible candidatura para ser gobernador de Ohio, finalmente no formará parte del departamento. Musk lo dirigirá en solitario. Según The New York Times, es probable que el hombre más rico del mundo –que antes de la aparición de Trump en el Capitol One Arena emuló el saludo nazi ante sus seguidores– acabe teniendo un despacho en el Ala Oeste de la Casa Blanca.