Casi 330 después de que la israelí Carmel Gat fuera abducida del kibutz Be’eri y secuestrada por Hamás en Gaza, su familia recibió la peor noticia el domingo. Entre los seis cadáveres hallados por el Ejército israelí en un túnel de Rafah estaba el de Carmel, que aparentemente fue asesinada por los islamistas que la retenían poco antes de que los soldados hebreos encontraran los cuerpos sin vida tiroteados.
“Esperábamos que Carmel regresara durante el octavo día de la tregua el pasado noviembre (se liberaron a 81 rehenes), pero el acuerdo colapsó y se reanudó la guerra”, explicó Gil Dickman en una videoconferencia con periodistas. El joven primo de la difunta rehén, que desde el fatídico 7 de octubre ejerce de activista por todo el mundo exigiendo la liberación de los israelíes cautivos, aseguró que su prima estaba viva. “Teníamos pruebas de vida semanas antes de su asesinato, por lo que intentamos decirle a nuestro gobierno y al mundo que lo más urgente era firmar el alto al fuego”, lamenta.
Imágenes de Carmel Gat compartidas por su familia con Artículo14
Cómo el resto de los 1.200 asesinados, 250 secuestrados y cientos de supervivientes de la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre, Carmel agonizó durante el pogromo islamista perpetrado contra civiles en sus propias casas. La víctima acudió aquel día junto a su hermano Alon y su mujer Yarden a casa de sus padres, Eshel y Kineret. Cuando los terroristas empezaron a disparar contra los hogares de Be’eri, todos se escondieron en el cuarto blindado. Kineret salió a por agua, pero fue descubierta por los invasores. Su familia la vio en un vídeo en Telegram con las manos atadas y un charco de sangre junto a su cabeza. Yarden y Carmel fueron secuestradas, sabiendo que su madre había sido abatida. La primera tuvo la suerte de ser liberada durante la tregua; la segunda fue enterrada el lunes por la tarde.
En la lista para ser liberada
Para Gil, el mundo no comprende el infierno que sufrió su prima. “Muchos conciben a Hamás como un ente estatal, que mantiene a los cautivos como prisioneros de guerra. Pero en realidad están en manos de un grupo terrorista, que los retiene en túneles o casas sin comida ni medicamentos. Ni la Cruz Roja pudo visitarlos para comprobar si seguían vivos”, matiza. Carmel, así como Hersh Goldberg-Polin y Eden Yerushalmi, estaban incluidos en una lista para ser liberados el pasado julio, que fue aceptada por el grupo islamista. “Pero las decisiones del gobierno de Netanyahu de retrasar el pacto y poner condiciones innegociables, como la presencia militar en el corredor de Filadelfia, supuso la muerte de los seis rehenes”, consideró.
Carmel Gat (secuestrada por Hamás) con su madre, Kinneret Gat y su padre Eshel Gat
Pese a la tragedia sufrida, Gil y el resto de la familia se comprometen a seguir luchando para liberar a los 101 rehenes que se estima que siguen en Gaza. “La mayoría siguen vivos. Queremos que Hamás y el Gobierno de Israel, responsables de tenerlos ahí, nos los devuelvan”, exigió. Y aclaró: “Nuestro eslogan como nación es “Am Israel Chai” (el pueblo de Israel vive), nosotros creemos en la vida. No veo la situación como una guerra entre israelíes y palestinos, sino entre gente que cree en la vida, y otros que santifican la muerte y están dispuestos a sacrificar vidas de los dos bandos”.
“Salvarlos antes de que sea demasiado tarde”
Gil, como buena parte de los familiares de rehenes, está convencido de que Carmel y el resto de los cautivos podrían haber regresado vivos. Para el joven, la movilización masiva del domingo, en que cientos de miles de israelíes enfurecidos reclamaron a Netanyahu firmar de inmediato la tregua, supuso un punto de no retorno. “Hay que recuperar las vidas de las mujeres, ancianos y niños que siguen ahí. No se trata de un juego para ver quién es más culpable por frustrar el acuerdo, sino una cuestión de vida o muerte. Debemos salvarlos antes de que sea demasiado tarde. Hay que actuar”, imploró.
Carmel Gat
Respecto a los ministros de extrema derecha y compatriotas que rechazan lo que consideran un “acuerdo de rendición” ante Hamás, Gil afirma que un 80% de los israelíes ve más importante salvar a los rehenes que seguir con la guerra. “El sueño de cada soldado que entra a Gaza es encontrar a rehenes vivos y salvarlos”, opinó. Para el primo de la difunta Carmel, los baches que pone Netanyahu supone una “crisis de valores”, y acusa al primer ministro de ser insensible ante el sufrimiento de los rehenes y sus familiares.
Netanyahu “politiza todo”
En la recepción que el “premier” ofreció a la rehén liberada Noa Argamani, todos los presentes se conmovieron cuando contó que sentía el riesgo de morir si la guerra en Gaza seguía. “Para mi fue terrorífico entender que Netanyahu no se conmovió al escucharla, lo ve todo con ojos políticos. Algunos nos acusan de politizar nuestra causa, pero es el primer ministro quien politiza todo. Por tanto, debemos responderle en términos políticos, mostrar el apoyo social que tenemos, y presionarlo para que entienda que su coalición no aguantará si prosigue la guerra en lugar de salvar vidas”, apuntó. Ministros de los partidos ultraortodoxos que apoyan a “Bibi” se mostraron favorables a firmar cuanto el alto al fuego. Pero sus socios de extrema derecha amenazan con tumbar el Ejecutivo si se acepta la “rendición” ante Hamás.
Manifestantes en apoyo de las familias de los rehenes israelíes retenidos por Hamás en Gaza junto a seis ataúdes simulados durante una concentración de protesta frente al cuartel militar de Kyria en Tel Aviv
Gil confesó sentir “sentimientos contradictorios” ante el estallido social del domingo, ya que pese al ruido en las calles siente que sus esfuerzos llegaron demasiado tarde. “Todos sentimos que no hicimos lo suficiente para salvar a Carmel”, lamenta. Al joven le aterra que “tras 11 meses de guerra esto siga ocurriendo. Tal vez fue tarde para salvar a Carmel, pero aún podemos traer a los 101 que quedan”. Según estimaciones de inteligencia, unos 35 rehenes cautivos en Gaza ya estarían muertos. Para el joven israelí es fundamental “aprovechar el momento actual” y seguir presionando desde la calle. “Que nadie se quede en la cama desesperado, hay que seguir luchando donde se pueda”, reclamó.
“La mayoría están vivos”
“Cuando rehenes vuelven muertos, hay gente que cree que la mayoría están también muertos, pero es al revés. La mayoría están vivos, tenemos pruebas que no podemos compartir con los medios”, aseguró. En la jornada de preparación del funeral de Carmel, que la familia prefirió cerrar a la prensa para preservar la intimidad, Gil la recordó como “una persona de luz, con la habilidad de ser positiva sin perder la habilidad de criticar lo que estaba mal”. Y, ante todo, una mujer racional que “buscaba la armonía y la paz en la región. El mundo debe recordarla”, concluyó.