EXAMEN14/Era Trump II

‘Trad Wives’: el antifeminismo se consagra en Estados Unidos

La elección de Trump representa un respaldo a su base más conservadora, que busca contrarrestar los avances progresistas en los derechos de las mujeres y la justicia social

Este verano me crucé con un documental de la BBC titulado ‘America’ s New Female Right’. Un relato real donde el espectador viaja hasta el corazón de la derecha estadounidense. Un corazón poblado por una comunidad de creadoras de contenido que utilizan sus plataformas en redes sociales para defender opiniones extremas y sorprendentemente antifeministas.

La reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha generado preocupación en el movimiento feminista, anticipando posibles retrocesos en los derechos de las mujeres en Estados Unidos. Durante su primer mandato (2017-2021) Trump impulsó acciones que fueron percibidas como perjudiciales para el avance de la igualdad de género. Entre algunas de las políticas más representativas de su corte antifeminista fue la reactivación de una Ley Mordaza Global, que prohíbe a las organizaciones internacionales que reciben financiación estadounidense realizar, promover o informar sobre el aborto como un derecho. Esto afectó significativamente el acceso a los servicios de salud de las mujeres en muchos países en desarrollo.

También nombró jueces conservadores, como Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, consolidando una mayoría ideológica que posteriormente permitió revocar la protección constitucional para que las mujeres embarazadas elijan abortar sin excesivas restricciones gubernamentales. Aunque esto ocurrió en 2022 después de su mandato, las bases se sentaron durante su administración. Trump hizo recortes presupuestarios y cambios que afectaron a programas para proteger y apoyar a las víctimas de violencia de género y agresión sexual. Además, se eliminaron las normas que protegían a las empleadas de las empresas federales contra el acoso sexual y la discriminación. A pesar de las promesas iniciales en su campaña, la administración no impulsó leyes en favor de una baja parental remunerada.

Trump hizo también múltiples comentarios misóginos y despectivos hacia las mujeres, tanto en público como en privado. Esto contribuyó a la hostilidad hacia movimientos feministas y de derechos de las mujeres. Hubo recortes en el acceso a Medicaid y Planned Parenthood que dificultaron el acceso de las mujeres de bajos ingresos a servicios de salud esenciales, incluidos chequeos médicos, anticonceptivos y servicios relacionados con el embarazo.

La gente asiste a la fiesta de observación del Partido Republicano de Nevada en el Hotel Ahern en Las Vegas, Nevada, EE. UU., el 5 de noviembre de 2024.

Su reelección, a pesar de haber sido condenado por abuso sexual y otras conductas criminales contra las mujeres, representa un respaldo a su base más conservadora, que ve en él a un líder capaz de contrarrestar los avances progresistas en los derechos de las mujeres y la justicia social.

Este respaldo evidencia una fractura creciente en la sociedad estadounidense, donde grandes sectores perciben los logros feministas como una amenaza a los valores tradicionales. De hecho, muchos influencers de derecha, a quienes se conoce como la “manosfera”, aprovechan la victoria presidencial de Donald Trump para aumentar las amenazas misóginas en Internet: “¡Vuelve a la cocina!”, “Deroga el 19” (en referencia a la enmienda constitucional que dio a las mujeres el derecho al voto), “Tu cuerpo, mi elección” y cargar contra consignas que representan las luchas feministas.

La cultura de: ‘Quiero ser mi abuela’

Siguiendo el contenido del filme America’s New Female Right vemos fortalecerse la subcultura de las llamadas Trad Wives (Esposas Tradicionales) que comenzó a ganar prominencia alrededor de 2020, lo cual tiene sentido considerando que el contenido de las esposas tradicionales de Tik Tok se realiza en el hogar y está destinado a ser tranquilizador y reconfortante, algo que todos anhelábamos durante la pandemia.

Las tradwives, o esposas tradicionales, suelen ser madres o esposas que se quedan en casa y viven un estilo de vida de los años cincuenta. Cocinan, limpian, cosen, mantienen bonita su casa, se concentran en criar a sus hijos y atienden las necesidades sexuales de su esposo. Por lo general, las esposas tradicionales populares de las redes sociales son mujeres conservadoras, blancas y cisgénero en una relación heteronormativa. Estas influencers suelen presentar un contenido brillante, con colores suaves e imágenes frescas. Escucharás voces en off sobre el valor de quedarse en casa, canciones antiguas de los años 50 o frases de postureo sobre el placer que les provoca el aroma de un pastel horneado. Pero el mensaje principal detrás del movimiento de las esposas tradicionales es que las mujeres deben ser sumisas a sus maridos, que los trabajos fuera de casa no son para mujeres y que el papel más satisfactorio que una mujer puede tener es dentro de su hogar. En su gran mayoría estas mujeres son pro-Trump, extremadamente conservadoras, anti-aborto y anti-LGBTB.

Estados Unidos

Un grupo de simpatizantes de Trump convoca una vigilia por el expresidente Donald Trump en Milwaukee

Las tradiciones a menudo nacen de la necesidad, como ocurrió en la pandemia, y en momentos de profunda angustia es fácil buscar consuelo en la nostalgia. Martha Stewart fue pionera en enseñar a una nueva generación las bendiciones de ser una excelente ama de casa. En los 70 ya hubo mujeres que querían regresar al hogar recuperando tradiciones de una época anterior a que las mujeres abandonaran el hogar. Coincidiendo con los años pre Reagan, Stewart devolvió la belleza a la idea de lo que es un hogar. Empresaria divorciada, nos enseñó a hornear desde cero y a organizar una casa. No se limitó a decir qué hacer, sino que mostró el propósito de hacerlo disfrutando. Ella calificó cada uno de sus consejos como “algo bueno”.

Sin embargo, el nuevo movimiento reaccionario de las tradwives tiene poco de Martha Stewart. Estas mujeres llamadas a sí mismas ‘esposas tradicionales’ en realidad no son esposas tradicionales. No se ajustan a la descripción de ninguna de nuestras abuelas, ni de las abuelas de nuestras abuelas. Por mucho que ellas digan en TikTok, YouTube o Instagram que repiten tradiciones, más allá de servir y amar a su familia, la comerciante moderna de las plataformas vive obsesionada con el concepto de interpretar un papel, jugar con su papel y cambiar el papel de la mujer en la sociedad. Las esposas tradicionales de las redes sociales retroceden el reloj hasta la década de 1950 y evitan trabajar fuera del hogar en favor de cocinar desde cero, educar a sus hijos en casa y mantener inmaculadas sus casas sin dejar de sonreír de una manera espeluznantemente beatífica y desconcertante.

Desempeñar su ‘papel’ se convierte en su salvación y, lo que es más importante, en la salvación de ‘todas’ las mujeres. Su mantra está claro: “Si todas desempeñamos el papel que se supone que debemos desempeñar, todo nos irá bien”. El movimiento de esposas profesionales promete niños sanos, matrimonios saludables y hogares hermosos si las mujeres se alinean con sus ideales. Las esposas tradicionales más intensas rechazan incluso el derecho al voto de las mujeres.

Hablar en voz baja, usar vestidos y, a menudo, cubrir la cabeza, son su estilo de moda y, como en cualquier religión ortodoxa cristiana, musulmana o judía, su identidad es también un negocio comercial que queda patente en su obra. Hay infinidad de sectas religiosas que defienden esta salvación y presentan la “vida de esposa” como una exaltación de la belleza. Es hermoso quedarse en casa. Es hermoso hacer comida casera. Rodéate de belleza. De los tres Trascendentales: verdad, bondad y belleza. La belleza se considera primordial, y lo que es feo o está roto se descarta, incluso cuando es real. En el hogar, la intimidad y la vulnerabilidad avergüenzan. Se trata de aparecer de la manera correcta, presentar solo el lado hermoso de la familia al mundo, para que puedan ver su bondad y adorar a Dios. No hay espacio para la lucha, para el llanto o la desesperación. Todo es perfecto.

La diferencia entre una esposa y un ama de casa normal es la diferencia entre la ley y el evangelio. Las esposas tradicionales se centran en qué hacer y qué no hacer como parte de su identidad y fuente de su bondad. Si haces lo correcto, obtendrás el resultado correcto. Causa y consecuencia. Como si la vida fuera en blanco y negro y el gris no existiera. Olvídese de su educación, de su ambición profesional, de su independencia financiera y de cuatro décadas de liberación femenina. El movimiento ‘Trade Wife’ ha llegado para decirle al siglo XXI que se ha perjudicado con severidad a la feminidad y que lo que realmente necesitamos las mujeres para sentirnos realizadas es un marido rico, una batidora de último modelo, un delantal con volantes y un iPhone 14. Volvemos al Príncipe encantado y la princesa en la cocina.

Sorprende que con estas nuevas tendencias sociales en América del Norte haya tantos jóvenes apoyando al movimiento conservador. La generación entre los 19 y los 26 años votan por millares a políticos conservadores como una simple reacción contra políticas económicas fallidas. El creciente apoyo a los políticos conservadores entre los jóvenes revela varias tendencias. La más obvio es que muchos de estos jóvenes rechazan la agenda radical progresista. Especialmente cuando se enfrentan a la realidad de una economía que no genera ni los empleos, los ingresos o las viviendas que desean, estos jóvenes priorizan resultados sobre ideología.

Ohio

Una simpatizante de Trump en la entrada de un mitin del expresidente en Vandalia, Ohio

El movimiento de las esposas tradicionales no es el único que abrazan estos jóvenes rebeldes conservadores, hace unos cinco años surgió también ‘la chica limpia’ (Clean Girl) alentada por el influyente clan Kardashian/Jenner. Ellas se definen agresivamente por el relleno en sus labios, su exagerado maquillaje y las pestañas postizas. Contra ellas surgió el movimiento ‘Clean Girl’, liderado por Hailey Bieber, que nos pide adoptar una rutina de cuidado de la piel larga y complicada que haga desaparecer el maquillaje. Este es un movimiento que propugna una alimentación saludable, su valor surge de su sencillez e incluye términos como: ‘Chica Vainilla’. Son mujeres que aspiran a no llamar la atención desde la modestia. Se trata de ser recatada a tiempo completo y Jools LeBron está detrás de este tipo de creaciones de contenido en TikTok. Lo que comenzó como sátira contra la feminidad de las Kardashian, se ha convertido en un estilo de comportamiento que aconseja a las mujeres a ser “muy recatadas, muy atentas” en todos los aspectos de sus vidas, manteniéndose tranquilas, reservadas, corteses y respetuosas.

La misoginia regresiva de estos movimientos ha creado también un tsunami defensivo nacido en Corea y llamado movimiento ‘4B’. Su nombre proviene de cuatro palabras coreanas que comienzan con ‘bi’, que significa “no” en coreano y se traduce como sin citas, sin matrimonio, sin parto y sin sexo. Las mujeres se comprometen a renunciar a estos cuatro principios de la feminidad. Desde que Donald Trump fue reelegido presidente de Estados Unidos en noviembre, y mientras sus partidarios de extrema derecha gritan proclamas incendiarias como “Tu cuerpo, mi elección”, muchas mujeres estadounidenses deciden abrazar la que había sido una campaña radical y marginal en Corea.

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