Escalada en Oriente Medio

Israel invade el sur de Líbano

El Ejército israelí comenzó en la madrugada del martes una incursión terrestre "limitada, localizada y específica" en la frontera del sur del Líbano, según confirmó la Fuerza Armada de Israel

Fotografía de proyectiles de artillería israelíes que alcanzan zonas cercanas a pueblos del sur de Líbano, a lo largo de la frontera con Israel EFE

Era cuestión de días. O de horas. Israel ultimaba la siguiente fase en su plan encaminado a reducir la amenaza de Hizbulá en sus fronteras: la entrada de sus tropas en suelo libanés dieciocho años después de la última guerra. Desde entonces, la milicia diseñada por Teherán durante la guerra civil libanesa no ha hecho sino crecer gracias al apoyo financiero y el entrenamiento de la Guardia Revolucionaria bajo el liderazgo espiritual de Hasan Nasrala, asesinado el viernes pasado en su escondite al sur de Beirut.

Medios estadounidenses aseguraban este lunes que la incursión sería “limitada” en tiempo y espacio geográfico, e incluso, como ‘The New York Times’, que los soldados de las FDI ya habían cruzado en los últimos días la línea azul en operaciones de inteligencia destinadas a conocer la ubicación de los depósitos de armas y túneles de Hizbulá en un terreno que conocen bien. Y que, no por ello, será precisamente un camino de rosas para las fuerzas israelíes. El vicesecretario general de Hizbulá, Naim Qassem, avisaba ayer a las FDI: “Si el enemigo entra en nuestro territorio, nuestros combatientes estarán preparados para resistir”.

Fue la madrugada de este martes cuando el ejército israelí comenzó una incursión terrestre “limitada, localizada y específica” en el sur del Líbano, tal y como han informado las fuerzas israelíes en un comunicado. Concretamente, advirtieron de que habían atacado plantas de fabricación de armas y otra infraestructura del grupo chií en el sur de Beirut.

Captura de pantalla de la televisión de Hizbulá Al Manar

Evacuaciones en Beirut

Las FDI pidieron el lunes por la noche a los civiles libaneses que residen cerca de varios edificios de Dahiyeh, que evacúen inmediatamente. Debían alejarse al menos 500 metros de tres edificios de Dahiyeh. Este suburbio al sur de Beirut es el bastión de Hizbulá en la capital libanesa.

Asimismo, las fuerzas israelíes han informado de que “antes del ataque, se tomaron numerosas medidas para mitigar el riesgo de daño a los civiles, incluyendo la emisión de avisos, el uso de municiones precisas y la vigilancia aérea”.

Según ha informado el Departamento de Estado de Estados Unidos, las fuerzas israelíes habían comenzado el lunes por la noche operaciones terrestres limitadas dirigidas contra Hizbulá dentro de Líbano. “Esto es lo que nos han informado que están llevando a cabo actualmente, que son operaciones limitadas dirigidas contra la infraestructura de Hizbulá cerca de la frontera”, aseveró Matthew Miller, el portavoz del Departamento de Estado.

“Necesitamos un alto el fuego”

Horas antes, Estados Unidos, apoyo incondicional de Israel, jugaba a mostrar su oposición a una eventual invasión israelí de Líbano. “Estoy más al corriente de lo que creen y estoy de acuerdo en que se detengan. Necesitamos un alto el fuego ahora”, afirmaba este lunes el presidente saliente Joe Biden.
Mientras la organización proiraní trata de recomponerse, elegir nuevos líderes y enterrar a su patrón -los rumores en Beirut apuntaban a que no habrá funeral público sino un acto privado por imposición de las circunstancias-, Israel redobla su ofensiva, que en las últimas horas ha tenido como blanco otras fuerzas del ‘eje de la resistencia’: tras atacar con dureza el domingo un puerto del oeste de Yemen en manos de los hutíes -la milicia chií apoyada por Irán-, a primera hora de este lunes Tel Aviv asesinaba a tres miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina, una organización nacionalista y de extrema izquierda próxima a Al Fatah, en Beirut -en la primera operación intramuros en la capital libanesa, concretamente en el distrito de Colas- y acababa con la vida del propio líder de Hamás en Líbano, el comandante Fatah Sharif Abu Al Amin, el domingo en el sur del país levantino.

Golpe a Hizbulá

Después de casi dos semanas en la que la más aventajada de sus milicias en Oriente Medio, Hizbulá, ha quedado descabezada y sufrido al menos un millar de bajas, la República Islámica de Irán calibra -atenta a la vez al frente doméstico y al exterior- cómo responder a su archienemigo, Israel, ante el temor de empezar a ver erosionada su credibilidad. En términos semejantes a los de otras ocasiones en los últimos días, este lunes y por medio del Ministerio de Exteriores, las autoridades iraníes aseguraban que “no dejarán sin respuesta (…) las agresivas acciones” israelíes.

Líbano

Una manifestante sostiene una foto del difunto líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, delante de la bandera de Hizbulá

Sin embargo, el portavoz de la cancillería iraní, Naser Kanani, ha sido tajante: no habrá envío de tropas a Líbano en auxilio de Hizbulá. A juicio del vocero del Ministerio de Exteriores “los países de la región tienen la capacidad de defenderse ante la agresión, por lo que no hay necesidad de enviar voluntarios”. “No hay ninguna petición por parte de nadie (…) Líbano ha demostrado que tiene la capacidad de derrotar al régimen sionista y en el año 2000 expulsó a las fuerzas ocupantes”, ha zanjado.

La respuesta de Irán

Teherán es más que consciente de que una decisión en ese sentido podría acarrear una respuesta directa de un Israel que ha demostrado no temblarle el pulso en las últimas dos semanas. Y que ya golpeó en abril pasado en la base militar aérea cerca de Isfahán, y que el 31 de julio eliminó en el corazón de Teherán al número uno de la oficina política de Hamás Ismail Haniyeh. A juicio del analista hispano-iraní Daniel Bashandeh, “el régimen iraní tiene un margen de maniobra limitado. El presidente iraní ya ha revelado sus cartas: un acercamiento y la disposición de negociar con Estados Unidos. Pero la realidad es que las decisiones en política exterior las marca el líder supremo, con lo cual es muy probable que las facciones más cercanas al líder exijan una posición más dura”.

Boquete

Una mujer toma una foto de un edificio destruido en el barrio de Haret Hreik, en los suburbios del sur de Beirut, tras los ataques militares israelíes contra Beirut

“El problema para el régimen es que está en una posición defensiva y quien marca la agenda es Israel. Tanto Irán como Israel buscan ganar tiempo y por ahora, marcar posiciones a la espera del resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, clave para conocer hacia donde derivará la crisis regional”, abunda a Artículo14 el experto en política de Oriente Medio.

El mensaje de Netanyahu

Tras haberlo hecho ya en Nueva York durante su reciente alocución en la Asamblea General de Naciones Unidas, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu volvía a dirigirse este lunes -en un vídeo- al pueblo iraní: “Cuando Irán sea finalmente libre, y ese momento llegará mucho antes de lo que la gente piensa, todo será diferente”. “Nuestros dos viejos pueblos, el judío y el persa, estarán finalmente en paz. Nuestros dos países, Israel e Irán, estarán en paz”, insistía el primer ministro israelí. “No hay un lugar en Oriente Medio fuera del alcance de Israel”, zanjó el jefe del Gobierno israelí.

Para Bashandeh, “Netanyahu busca desplazar cualquier vía diplomática y marcar la agenda internacional a través del conflicto. Para ello no solo abre frentes con Hizbulá, sino que su comunicación política irá encaminada a colocar la cuestión de Irán en el centro del debate internacional: concretamente la amenaza nuclear. Con ello busca evitar un acercamiento de Estados Unidos con la República Islámica y así seguir debilitando al régimen”.

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