Suecia sigue sumida en una profunda conmoción. Mientras las autoridades aumentan el balance de víctimas a 11 fallecidos y seis heridos, la Policía investiga los motivos que llevaron al joven de 35 años a perpetrar el peor tiroteo de la historia del país nórdico.
Los testimonios de los supervivientes en Örebro se entremezclan con el silencio eterno de las víctimas y los sollozos de sus seres queridos. Las personas que estaban en el centro educativo para adultos cuando Rickard Andersson entró armado con tres rifles y un cuchillo, y vestido de verde militar, para llevar a cabo su matanza.
Los testimonios del tiroteo
Hellen Werme, de 34 años y estudiante de un módulo de atención sanitaria y social, estaba en una clase junto a tres compañeros y dos profesores cuando escuchó el primer estruendo. En un primer momento no pensó que se trataba de un disparo, sino una puerta que se cerraba súbitamente. Después escucho otros dos ruidos, seguido de un tercero. “Ahí es cuando empezamos a darnos cuenta de que hay un tiroteo. Y empieza justo donde estábamos, en esa ala”, ha reconocido al diario Svenska Dagblatet.
Su testimonio es similar al del día después de una masacre en los institutos en Estados Unidos. “Mi profesora nos dijo que cerráramos la puerta y nos tumbáramos en el suelo, así que hicimos lo que nos dijo y nos escondimos debajo de las camas”. Bocabajo, lo primero en que pensó fue en sus hijos de 2 y 3 años. Al principio, en que igual no les vería esa noche. Después, se preocupó por el resto de los compañeros, ¿dónde están? ¿Es un tiroteo entre dos personas o es alguien que va por ahí disparando? Era como si estuviéramos esperando a que nos dispararan“, ha recordado Werme.

Una mujer enciende una vela en un monumento improvisado tras un tiroteo en la escuela Risbergska en Orebro
Estuvieron dos horas tirados en el suelo, hasta que por fin la Policía irrumpió por la puerta. Lo cierto es que la prensa sueca se pregunta por qué tardaron tanto en asegurar la zona. Fueron 186 minutos de pesadilla (desde la primera llamada de socorro) en los que Rickard Andersson fue abriendo fuego a su paso.
Los desaparecidos
“Cuando llegaron me sentí segura. Los golpes, ese sonido, fue cuando te empiezas a relajar y a darte cuenta de lo que había pasado. Entonces recibimos ayuda. Caminamos desde la escuela con la Policía y los paramédicos”. Al salir del centro, se fijó en que había alguien con una manta amarilla por encima.
“Me siento fatal. Ahora pienso en ellos. Ni siquiera pienso en lo que pasó ayer, sólo espero que sobrevivan”, reconoce Werme, y es que la prensa sueca asegura que hay personas que continúan desaparecidas.
La investigación
Rickard Andersson, el sospechoso de haber perpetrado el tiroteo, murió en el lugar de los hechos después de haber asesinado, al menos, a once personas.
De acuerdo con el diario “Aftonbladet”, Andersson no estudiaba ni trabajaba y no tenía ingresos. Anteriormente había recibido ayuda financiera del municipio. Sin embargo, al parecer la solicitud fue retirada porque no había solicitado un trabajo en la medida requerida por el Servicio Público de Empleo sueco.

Flores en el parabrisas de un vehículo policial tras el tiroteo en la Escuela Risbergska en Orebro, Suecia
Y es aquí donde se estaría centrando la investigación. Andersson no dejó una nota de suicidio ni un manifiesto en internet como acostumbran a hacer los tiradores, tampoco tenía vínculos con ningún grupo o banda criminal. Era un chico “solitario” y “muy reservado”. Por lo que una de las hipótesis que baraja el Aftonbladet es que el joven se la tuviera jurada a algún trabajador social. El diario sueco asegura que varios empleados sociales están desaparecidos.
Uno de sus antiguos compañeros de clase ha explicado al medio sueco que “en la escuela primaria y secundaria” Andersson “era un chico bastante travieso, un poco quisquilloso, pero no hubo nada en su comportamiento que me llamara la atención en ese momento”.
Sin embargo, cuando “empezó la secundaria, algo ocurrió”. Cada vez pasaba más tiempo solo. Se encerró en sí mismo. “No sabías lo que pensaba o sentía”.
Tenencia de armas
Otra de las polémicas, además de por qué tardó tanto la Policía sueca en asegurar la zona, es por qué Andersson evitó hacer el servicio militar, pues el Ejército le tachó de ‘no apto’, pero sí podía tener armas legalmente.