Una fotografía aparentemente inofensiva -una imagen del equipo asesor de Friedrich Merz, formado exclusivamente por hombres- ha encendido un debate sobre la igualdad de género en Alemania, ensombreciendo las ambiciones del líder de la CDU y virtual canciller de Alemania. La imagen se ha visto como un posible revés para las políticas alemanas. Ampliamente difundida en las redes sociales, la foto ha reavivado el persistente rumor de que Merz tiene un Frauenproblem, un problema con las mujeres.
El momento no podría ser más delicado. En las recientes elecciones federales del domingo se produjo un descenso de la representación femenina en el Bundestag, que cayó al 32,4%, frente al 35% anterior. Este retroceso, a pesar de décadas de lucha por la paridad de género, subraya los retos a los que todavía se enfrentan las mujeres en la política alemana.
Las mujeres en los partidos
Mientras algunos partidos avanzan hacia una mayor inclusión –los Verdes, por ejemplo, cuentan con una notable representación femenina del 61% en su grupo parlamentario-, otros se quedan muy rezagados. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), a pesar de presentar a Alice Weidel como candidata a canciller, apenas cuenta con un 12% de representación femenina. La CDU/CSU, los partidos que lidera Merz, se sitúan en medio, con aproximadamente un 23% y un 25% de representación femenina respectivamente.
Este contexto hace que el equipo de transición de Merz, exclusivamente masculino, resulte especialmente llamativo. Al fin y al cabo, la CDU tiene una larga historia de liderazgo femenino. La primera mujer canciller de Alemania fue Angela Merkel. También de la cantera de los conservadores alemanes salió Ursula von der Leyen, la primera presidenta de la Comisión Europea. Ambas encumbraron al partido como una fuerza aparentemente progresista en cuestiones de género.
¿Regresión en la era Merz?
Sin embargo, la campaña de Merz para dirigir la CDU hacia la derecha, posicionándose como contrapunto a la era Merkel, ha llevado a muchos a temer una regresión en materia de igualdad de género. Los críticos argumentan que la foto con totalidad de hombres es una representación visual de esta preocupación, ya que simboliza una posible priorización de las estructuras tradicionales, dominadas por los hombres, dentro del partido.
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Cabe recordar, que gracias al voto femenino, que apenas respaldaron a los ultras, en Alemania, Merz podrá ser el próximo canciller. El 27% de las mujeres escogieron a la CDU, un 18% votó a los socialdemócratas (SPD) mientras que el 17%, siete puntos menos que los hombres, a la ultraderecha de AfD.
Las mujeres conservadoras
Tras la imagen, que se ha hecho viral tras ser compartida por el político de la CSU, Markus Soeder, son muchos los que se preguntan en Alemania si no hay mujeres en el partido conservador.
Los internautas y analistas políticos se han preguntado dónde estaban políticas como Dorothee Baer, una de las diputadas conservadoras que mejor resultado ha logrado en estas elecciones. Tras la polémica foto, la política de la CSU ha subido a sus redes sociales numerosas imágenes junto a otras diputadas del partido, en un intento de demostrar que entre los conservadores también hay políticas.
“Me alegro especialmente por mis nuevas compañeras. (Incluso habría algunas más si la nueva ley electoral no supusiera que muchas ganadoras de circunscripciones no pudieran presentarse a las elecciones). Por una buena cooperación”, escribió Baer en sus redes sociales.
Un gobierno diverso
Con todo, la imagen de Merz ha suscitado una oleada de comentarios, y muchos se preguntan si el futuro canciller reflejará realmente la diversidad de la sociedad alemana. Aunque el propio Merz no ha abordado directamente la polémica en torno a la fotografía, es innegable que la imagen es perjudicial.
El líder de la CDU, Friedrich Merz
El incidente pone de relieve la continua lucha por la igualdad de género en la política alemana, incluso en partidos con un legado de liderazgo femenino, y plantea serias dudas sobre la futura dirección de la CDU bajo el liderazgo de Merz. El descenso de la representación femenina en el Bundestag es un duro recordatorio de que el progreso, incluso en países aparentemente progresistas, no está garantizado ni es lineal.