Ursula von der Leyen ya tiene la aprobación del Consejo Europeo para su reelección como presidenta de la Comisión, y aunque todavía le queda el paso más difícil – una votación a manos de la Eurocámara que aún no sabe si va a ganar – se enfrenta a una nueva tarea bastante delicada: la elección de los 27 comisarios de su equipo.
Cada cartera debe ir a parar a uno de los 27 Estados miembros de la UE, por lo que su asignación se convierte en objeto de negociaciones y tensiones políticas. Esto se debe a que las carteras, que varían dependiendo de cada mandato, también son distintas en cuanto a poder y prestigio. Por ejemplo, las que más autoridad tienen son las vicepresidencias, pero carteras como la de Economía, Competición, Justicia y Agricultura también acarrean mucho peso.
Luego hay algunas consideradas menores, como la de Vecindad y Ampliación o la de Asociaciones Internacionales. Por eso, los países que más poder tienen se aseguran de que se les asigne un cargo de los mejor considerados.
¿De dónde salen los comisarios?
El proceso de elección de los comisarios se lleva a cabo en varias etapas, que involucran tanto a las instituciones nacionales como las de la Unión Europea. En primer lugar, cada Estado miembro de la UE nombra un candidato para el puesto de comisario. Estos candidatos suelen ser elegidos por el gobierno nacional del Estado miembro, a menudo tras consultar con los parlamentos nacionales u otros organismos relevantes. En este caso, Von der Leyen va a pedir a cada país que presente a un hombre y a una mujer, para poder elegir al candidato en función de la paridad.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto al presidente de Francia, Emmanuel Macron en Bruselas
Una vez aprobado el Presidente de la Comisión, los comisarios nominados son asignados a carteras específicas por el presidente, en este caso Von der Leyen. Estas carteras abarcan áreas de política como la competencia, el comercio, el medio ambiente y la economía digital.
Posteriormente, los comisarios propuestos, junto con sus carteras, deben ser aprobados por el Parlamento Europeo. Su proceso de aprobación es complicado e implica audiencias ante los comités parlamentarios relevantes, donde se cuestiona a los candidatos sobre sus cualificaciones, planes y aptitud para los roles asignados. Tras las audiencias, el Parlamento Europeo vota para aprobar o no a la Comisión en su totalidad. Si el Parlamento aprueba la Comisión, el Consejo Europeo la nombra formalmente.
Tras su nombramiento, los comisarios prestan juramento ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Este juramento afianza su compromiso para actuar de manera independiente y en interés general de la UE, en lugar de seguir instrucciones de los gobiernos nacionales.
Una mayoría masculina
Para la próxima Comisión, se prevé una predominancia masculina, porque son nombres como Thierry Breton, Maroš Šefčovič, Valdis Dombrovskis, Michael McGrath y Tomaž Vesel los que se oyen desde hace meses entre los pasillos de las instituciones europeas.
Irlanda, por su parte, ya ha decidido no nombrar a una mujer. “Respetuosamente y de acuerdo con los tratados, hemos decidido enviar un solo nombre”, declaró el Taoiseach Simon Harris, argumentando que elegir y convencer al Ministro de Finanzas McGrath de presentarse ya fue suficiente problema. Eso, según Dublín, justifica la presentación de un solo nombre. Además, el gobierno irlandés consideró que no sería justo obligar a un ministro a ceder su puesto sin la garantía de, al menos, ser el único candidato del país.
Dinamarca también protagoniza algún rumor, ya que la primera ministra Mette Frederiksen podría intentar enviarse a sí misma a Bruselas, lo que aseguraría al menos una mujer en el Colegio. Otro nombre femenino que está también casi asegurado es el de la española Teresa Ribera, para una cartera como la de Medio Ambiente o Energía.
Tensiones en Francia
Francia está a punto de celebrar sus elecciones legislativas sorpresa, y el ambiente está tenso. Por eso han causado tanto revuelo las últimas declaraciones del presidente Emmanuel Macron, que apoya que Thierry Breton continúe como comisario.
“Tiene la experiencia y las cualidades para el trabajo”, afirmó Macron, confirmando informes anteriores de medios franceses y Politico. Pero la cuestión de quién debería elegir al próximo comisario francés ha sembrado la discordia entre el campo de Macron y el partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional, ya que aún no se sabe quién liderará la asamblea general de ahora en adelante.
Jordan Bardella, presidente de Reagrupamiento Nacional, afirmó que el futuro gobierno (que él espera liderar) debería elegir al candidato. “Será una de las primeras decisiones que tomemos”, dijo Bardella, añadiendo que estaba “explorando” nombres para proponer. “Sería un golpe bajo si el presidente nombrara a alguien antes de las elecciones y sin el respaldo de la futura mayoría“, comentó por su parte a Politico una persona cercana a Bardella.
Pero no hay ninguna regla escrita sobre quién puede sugerir el nombre del comisario en tiempos de cohabitación política, cuando el presidente y el primer ministro son de campos políticos opuestos. En Luxemburgo, el Spitzenkandidat socialista Nicolas Schmit aún está en la contienda para ser el próximo comisario, a pesar de que su gobierno está liderado por el Partido Popular Europeo (EPP).