La legalización de los matrimonios del mismo sexo en Tailandia ha levantado muchos sentimientos entre la sociedad del país. A Kyoka Shodladd le cuesta responder si el martes fue el día más feliz desde que comenzó ser activista LGBTQ+. Aunque se muestra satisfecha, hay algo que no olvida con facilidad: “Cuando sólo tenía 13 años me decían que deliraba y que era una desgracia para la comunidad porque hablaba de cuestiones sociales”, confiesa a Artículo14. Por eso la aprobación de esta ley tiene una carga especial para esta persona que se identifica como queer. Su lucha no ha sido en vano y los desmanes que encontró por el camino valieron la pena.
“Esta victoria demuestra que no se trata sólo de un logro legislativo. Es un rayo de esperanza y una poderosa afirmación de que nuestra sociedad valora y respeta la diversidad de sus gentes. Es un hito que las generaciones futuras recordarán con orgullo. El amor ha triunfado sobre los prejuicios”, señala consciente de que los activistas más veteranos son los que realmente han allanado el camino.
“La importancia de este proyecto de ley va más allá de las palabras, ya que la gente lleva más de 20 años presionando para que haya igualdad matrimonial en Tailandia. Se han perdido muchas vidas por el camino”, sostiene.
A sus 18 años de edad, Shodladd ha escrito dos libros y ha dado charlas TEDx. Ha vivido en sus carnes el estigma de personas que ha ido abandonando en su camino hacia la igualdad. Su experiencia hasta que salió el voto favorable en el Senado (130 a favor y cuatro en contra) ha sido -y está siendo- empedrada.
“Como joven activista en Tailandia hay muchos retos. Honestamente, no hay libertad de expresión, por lo que tenemos que ser cautelosos con lo que decimos, compartimos y publicamos constantemente. Sin embargo, personalmente, una de las partes más difíciles es tener que desafiar constantemente el patriarcado, el estigma, las normas sociales y las expectativas a través de las acciones que tomamos. Los jóvenes queer necesitamos estar involucrados en los procesos de toma de decisiones”, agrega.
Su grito es compartido por las nuevas generaciones de tailandeses que ansían un cambio de rumbo total, que vaya más allá de la legalización de los matrimonios del mismo sexo. “Espero que algún día se aprueben otros proyectos de ley, como el de reconocimiento de género y el de las trabajadoras del sexo, para que otros países, especialmente de Asia, sigan algún día los pasos de Tailandia”.
“Cambiará el entorno social”
Se trata de la primera nación del sureste asiático y la tercera de Asia en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Nepal, en 2023 y Taiwán, en 2019, fueron las primeras. El proyecto de ley aún necesita el respaldo del rey para que la igualdad matrimonial sea tangible en el país y una vez se cumpla esta formalidad, la ley se publicará en la gaceta real y entrará en vigor 120 días después.
“La aprobación de la ley de igualdad matrimonial cambiará el entorno social, el contexto social y el contexto sociocultural. Así como la definición de familia. Ayudará a romper con el mundo binario, incluidos los roles de género, las normas de género, las expectativas, etc”, apunta. “Creo sinceramente que Tailandia está cada vez más cerca de convertirse en un espacio seguro para acoger a las personas LGBTQIAN+ de Asia y de todo el mundo”.
Pronto, las parejas LGBTQ+ tendrán los mismos derechos legales y el mismo reconocimiento que las parejas heterosexuales, incluidos los derechos relacionados con la herencia, la adopción y la toma de decisiones en materia de atención sanitaria. Todos los partidos mayoritarios han secundado el proyecto de ley y la prenda internacional habla de Tailandia como uno de los países más amistosos de la región con la comunidad LGBTQ+. ¿Es eso verdad? ¿Servirá realmente este proyecto de ley para que se acaben los estigmas hacia estas personas?
“Se reducirán los estigmas”
Pharkphum Phanthawong (Panan), es activista transexual y miembro del comité cívico que ayudó a impulsar el proyecto de ley en el Senado tailandés. Lleva defendiendo la igualdad de forma activa desde 2018, cuando comenzó su lucha en la Universidad y ahora forma parte de varias organizaciones como el Club de Jóvenes Orgullosos o el Orgullo de Bangkok entre otras. Lo tiene claro: “Esta legislación reducirá significativamente los estigmas, ya que es la primera vez en la historia que se consagra a nivel nacional una ley específica para la comunidad LGBTQIAN+”, afirma. “Es crucial que las distintas instituciones comprendan y aprecien la dignidad de todas las personas, independientemente de su sexo. Esta comprensión impulsará la adaptación de la sociedad y aumentará las oportunidades para las personas transgénero. El matrimonio igualitario no se refiere únicamente a la igualdad matrimonial; sirve como clave que podría conducir a la promulgación de leyes que reconozcan la identidad de género”.
Panan cree que queda mucho por hacer, especialmente con un amplio estrato de la sociedad que sigue siendo abusiva contra la comunidad LGBTQ+. “El reto sigue estando en quienes aún mantienen opiniones contra los transexuales. Deberíamos poder expresarnos con orgullo, destacar en los campos que elijamos y convertirnos en cualquier cosa que aspiremos ser. A medida que la sociedad empiece no sólo a comprendernos, sino también a reconocernos como conciudadanos que comparten la misma tierra, seremos considerados ciudadanos de pleno derecho ante la ley”, sostiene.
La gran batalla de la comunidad transgénero
Según un estudio elaborado por la Universidad australiana Curtin, una mujer heterosexual tiene un 42,2 por ciento más de probabilidades de recibir una respuesta positiva a una solicitud de empleo que una mujer transgénero. Nikki Phinyapincha es la fundadora de la consultoría de Diversidad e Inclusión, Transtalents Consulting Group. Es transgénero y sabe de primera mano que aún queda mucho por hacer para que gran parte de la sociedad cambie su mentalidad, especialmente dentro del mercado laboral.
“La legalización del matrimonio del mismo sexo debería animar a las empresas a adoptar políticas no discriminatorias y a promover la diversidad”, explica. “Cuando adopten la igualdad, sentarán un precedente para la aceptación social, reduciendo los prejuicios y la discriminación. La visibilidad y la normalización del matrimonio entre personas del mismo sexo empoderan a las personas trans, garantizando que sus identidades sean respetadas y valoradas. En última instancia, este progreso cultiva una cultura de apoyo en el lugar de trabajo en la que todos los empleados pueden prosperar, libres de estigmas y prejuicios”, valora.
Próximo en la fila: reconocimiento legal de género
El próximo asunto que debería ser revisado según Nikki es la ley de reconocimiento legal de género, un asunto que preocupa mucho a la comunidad transexual, que según algunas estimaciones cuentan con alrededor de 315.000 personas en Tailandia. “Siempre nos enfrentamos a problemas al vivir con abreviaturas de género tradicionales que causan problemas en nuestra vida. Como tengo un pasaporte tailandés, mi marcador de género sigue siendo el de Sr. Cuando trabajo o a la hora de embarcar, me retienen en inmigración porque mi apariencia no coincide con el documento”, relata.
Tanto Nikki como Panan coinciden en que el proyecto de ley aún no se aleja de los géneros binarios a la hora de usar ‘padre’ o ‘madre’ en términos legales. “Los esfuerzos de las organizaciones cívicas para incluir el texto en el proyecto de ley hasta ahora no han tenido éxito”, concluye Nikki.
Una de las sensaciones más compartidas tras la aprobación del proyecto de ley es el orgullo de los activistas y miembros de la comunidad LGBTQ+ de ver a Tailandia a la cabeza de la igualdad en el Sureste Asiático. Panyaphon Phiphatkhunarnon es el fundador de la Fundación Amor, y lleva una década abogando por la igualdad. “Me siento increíblemente orgulloso y esperanzado de que mi país esté liderando el camino en la concesión de derechos LGBTQ+. Es un poderoso ejemplo a seguir. Espero que esto inspire a los países vecinos a tomar medidas similares y promover la inclusión y la aceptación”, comenta.