En su reciente paso por la capital de España con motivo de los actos celebrados por el segundo aniversario del movimiento Mujer, vida, libertad -nacido de la respuesta de las jóvenes iraníes tras la muerte de Mahsa Amini-, Taghi Rahmani, escritor y periodista -y esposo de la activista Narges Mohammadi– atendió amablemente el requerimiento de Artículo14 para hablar de la difícil situación que vive la premio Nobel de la Paz 2023 -por su defensa de los derechos humanos en Irán– después de tres años en una cárcel de Teherán y hasta seis condenas que ascienden a más de 13 años de prisión.
Rahmani, premio Hellman/Hammett 2005 y también víctima del régimen iraní -que lo condenó a un total de 5.000 días de prisión-, recuerda que su esposa sigue batallando contra la discriminación de las mujeres en su país desde su cautiverio.
-¿Cómo se encuentra en estos momentos Narges Mohammadi? ¿Qué noticias tiene de ella?
-Actualmente, Narges ha sido condenada a diez años de prisión, pero nuestro deseo es que reciba tratamiento médico porque tiene serios problemas cardíacos. Tanto es así que en junio de este año el médico de la prisión ordenó su traslado al hospital, pero las autoridades de seguridad se niegan a hacerlo, lo cual es un delito evidente. Mis hijos y yo no hemos tenido ninguna comunicación telefónica con ella desde hace dos años; ella ni siquiera puede contactar a sus hermanos, que viven en Irán, porque no se le permite ni visitas ni llamadas telefónicas. A pesar de todas estas presiones, ha logrado hacer llegar su voz desde la prisión, abogando por el fortalecimiento de la sociedad civil, la igualdad de género y los derechos humanos.
-¿Cómo lleva su ausencia en el día a día?
-Miren, la ausencia de la madre en el extranjero no es algo fácil para los hijos. La relación entre madre e hijos es una relación especial, y todo esto ha generado privaciones. Sin embargo, hay que soportar estas privaciones y tener esperanza en un futuro mejor, aunque estas privaciones ya han tenido un impacto negativo en los niños. Pero hay que que esforzarse por reducir estos efectos negativos, especialmente cuando sabemos por qué estamos sufriendo estas privaciones, y seguro que son para alcanzar grandes ideales.
-¿En qué iniciativas está trabajando desde la cárcel en estos momentos?
-Actualmente, Narges trabaja sobre las discriminaciones de género, además de estudiar y aprender inglés. Al mismo tiempo, está muy atenta a las políticas sociopolíticas del gobierno y toma posturas necesarias frente a ellas.
-¿Cree que podremos verla fuera de la cárcel pronto?
-Quiero llamar su atención sobre el hecho de que las condiciones de Narges se han vuelto más difíciles después del Premio Nobel de la Paz, pero ella cree que este premio le permite hacer oír su voz de manera más amplia y fuerte ante el mundo, especialmente en la lucha contra las discriminaciones de género y los derechos humanos. En cuanto a si será liberada o no, el señor Pezeshkian (el presidente de Irán) dijo que es un asunto interno, pero los derechos humanos no son un asunto interno, sino global, y en este sentido, Naciones Unidas y sus órganos de derechos humanos deben presionar a la República Islámica para que cumpla con sus compromisos. Todos sabemos que está comprometida contra la encarcelación de los activistas de derechos humanos, activistas políticos y activistas de la sociedad civil.
-¿Ha cambiado su condición en prisión desde que obtuvo el Premio Nobel?
-Sí, es un hecho que las condiciones de Narges se han vuelto más difíciles después del Premio Nobel, y los ataques contra ella han aumentado, principalmente porque su voz de protesta se ha hecho más fuerte y ha tenido mayor repercusión. Es su derecho ser liberada de prisión, pero la República Islámica aún no lo ha hecho.
Last year, the prize was awarded to human rights activist Narges Mohammadi, who is currently imprisoned, for her work against the oppression of Iranian women.
The Nobel Institute received 286 nominations this year—89 of which are organizations. https://t.co/ow65Ux5ltR
— Narges Mohammadi | نرگس محمدی (@nargesfnd) October 9, 2024
-¿Cree que el movimiento liderado por las mujeres en Irán en favor de sus derechos puede tener consecuencias políticas en la República Islámica?
-El movimiento Mujer, Vida, Libertad ha generado un impacto notable en Irán. Las transformaciones culturales que han ocurrido en el país después del movimiento de Jina (Mahsa Amini) son innegables. El pueblo iraní ha superado las leyes religiosas de la República Islámica y busca una nueva forma de vida. Sin embargo, la realidad es que estos cambios culturales no han alcanzado el nivel de transformaciones políticas, y esto se debe a que el desarrollo cultural y político en nuestra sociedad no están al mismo nivel. Los movimientos políticos en Irán aún no han comprendido plenamente las transformaciones de la sociedad civil, lo cual se debe, en parte, a la intensa represión del gobierno. Aun así, se han producido cambios significativos: se han creado grandes divisiones dentro del régimen, y en algunos aspectos, el régimen ha retrocedido. La llegada de Pezeshkian como nuevo presidente fue un retroceso del régimen frente al movimiento Mujer, Vida, Libertad. En realidad, Mujer, Vida, Libertad fue un movimiento revolucionario que no pretendía llevar a cabo una revolución política, pero la gran verdad es que se convirtió en el origen de cambios importantes en la sociedad.
“Todas las leyes de la República Islámica son discriminatorias, y la más importante de ellas está relacionada con las mujeres”
-¿Teme el régimen la fuerza de las mujeres iraníes?
-Debo decir que todas las leyes de la República Islámica son discriminatorias, y la más importante de ellas está relacionada con las mujeres. Cuando surgen movimientos que buscan la igualdad, el gobierno se enfrenta a dos opciones: reprimirlos o cambiar las leyes. Si cambia las leyes, con el tiempo, en realidad no quedará nada de la República Islámica. Sin embargo, este movimiento es muy serio y ha penetrado hasta en los rincones más pequeños de la sociedad. ¿Cuándo se transformará en movimientos políticos? Dependerá de cómo se manifiesten los movimientos sociales, aunque lo cierto es que ya se han producido grandes cambios.