El laberinto judicial del expresidente estadounidense Donald Trump entra en su fase más grave y difícil con el inicio este lunes del juicio del primer caso penal contra él en un tribunal de Nueva York.
Trump se convierte así en el primer expresidente contra el que se han presentado cargos criminales en un proceso en el que una mujer, Stephanie Clifford, más conocida por el nombre con el que se convirtió en estrella del porno, Stormy Daniels, juega un papel clave.
Clifford sostiene que mantuvo relaciones sexuales con Trump en 2006, algo que él niega, y que recibió una alta suma de dinero para que guardara silencio sobre el encuentro cuando en 2016 el magnate neoyorquino hacía campaña para conquistar la Casa Blanca.
Trump finalmente se salió con la suya y se convirtió en presidente, pero ahora el caso amenaza con apartarle de su intento de volver a serlo.
34 cargos de fraude
El candidato republicano se enfrenta a 34 cargos de fraude. Su antiguo abogado y amigo Michael Cohen, con el que ahora está enemistado, asegura que Trump le ordenó canalizar el pago de 130.000 dólares a Clifford para garantizar su silencio, y los fiscales que lo acusan mantienen que esto constituyó un intento de “influencia ilícita” en las elecciones de 2016, en las que Trump acabó imponiéndose a su rival demócrata, Hillary Clinton.
Los pagos en sí no son considerados ilegales, pero la Fiscalía del Distrito de Manhattan acusa a Trump de haber delinquido al registrar los fondos transferidos a Cohen como gastos legales.
El testimonio de Cohen será uno de los momentos claves del juicio, que se prolongará durante semanas, pero lo que puso al expresidente en una situación que podría truncar su intento de reconquistar la Casa Blanca fueron las revelaciones de Clifford.
No es la primera vez que una mujer trata de frenar a Trump y hacerle pagar por sus desmanes. En 2023, Trump fue condenado por lo civil a pagar una indemnización millonaria a la periodista y escritora E. Jean Carroll, de la que abusó en el vestidor de un almacén de ropa de Manhattan en 1996.
El tribunal decidió que Trump debía abonar más de 83 millones de dólares de indemnización por su agresión sexual, lo que hizo tambalearse las cuentas del candidato republicano, que ha visto su fortuna comprometida por las desorbitadas facturas legales a las que debe responder y muy reducidos los recursos que puede destinar a su campaña presidencial, en clara desventaja respecto a la del presidente Joe Biden en cuanto a fondos disponibles.
Aparte de su condena por abuso sexual contra Carroll y las sospechas de frecuentes aventuras extraconyugales, Trump se ha ganado el rechazo de muchas votantes estadounidenses con comentarios y declaraciones fuera de tono, ampliamente vistos como sexistas y denigrantes por sus detractoras.
“Ni siquiera espero”
Sin duda, el más escandaloso fue el que vertió en 2005, cuando aún no se había lanzado a la política, cuando dijo sobre las mujeres que le resultan atractivas: “Simplemente, comienzo a besarlas. Solo besarlas. Ni siquiera espero. Y cuando eres una estrella, te dejan hacerlo. Puedes hacer lo que quieras… agarrarlas del c… Puedes hacer lo que quieras”.
Trump repite que el caso de los pagos a Clifford, como el de Carroll y los otros que le persiguen, tienen una “motivación política” y son resultado de los intentos demócratas por impedir que recupere la presidencia. La pregunta ahora es si lograra convencer al jurado popular que lo juzgará.
Un jurado popular
El juicio comienza con la elección de sus integrantes, una tarea que no será nada sencilla. El tribunal debe asegurar su imparcialidad, algo muy difícil cuando el acusado es alguien tan notorio y polémico como Trump. Todo hace pensar que los fiscales y la defensa de Trump mantendrán un largo tira y afloja sobre cada uno de los potenciales miembros del jurado, sabedoras ambas partes de que su composición puede resultar determinante en el veredicto.
La propia Clifford, o Stormy Daniels, podría ser una de las testigos clave en el juicio. Desde que en 2018 estalló el escándalo no ha dudado en hacer campaña contra Trump, al que describe como un representante de la doble moral de la América más conservadora, y a favor de distintas causas, siempre rentabilizando en términos de imagen y económicos su enfrentamiento abierto con el expresidente.
A la espera de conocer su desenlace, el juicio supone un verdadero problema para Trump. Al contrario de lo que sucedía en los casos civiles, en este tendrá mucho más difícil ausentarse de las audiencias, y todo apunta a que estas coincidirán con la campaña electoral, lo que podría impedirle participar en muchos mítines. Además, los gastos derivados de este juicio también sustraen recursos que de otra manera podrían haberse destinado a gastos electorales.