Del elegante abrazo al inicio de la cumbre del G7 a la entrada de Borgo Egnazia —el lujoso resort de Apulia (Italia) que acoge la reunión de estadistas— al gélido saludo que Giorgia Meloni y Emmanuel Macron han cruzado en la cena de gala en el Castello Svevo de Brindisi. Las cámaras han captado con suficiente precisión la tirante relación que mantienen ambos mandatarios, la cual no ha hecho más que empeorar a raíz de una primera jornada más que tensa por el enfrentamiento que mantienen sobre la cuestión del aborto en la declaración final de la reunión.
Las imágenes de la cena de gala muestran un afectuoso saludo entre el presidente de la República de Francia y el presidente de la República de Italia y, a continuación, una escena de sonrisas forzadas, besos de manos tolerados y un desganado apretón de manos entre Macron y Meloni.
Il freddo saluto di Meloni a Macron dopo lo scontro sull’aborto 👉 https://t.co/aNP5odDvSR pic.twitter.com/2sS4hJvsjW
— Tg La7 (@TgLa7) June 14, 2024
Las tensiones entre los dos líderes fueron palpables no sólo el primer día de la cumbre de Apulia, sino también en vísperas de la cumbre del G7. Un desacuerdo fundamental que no se refería únicamente al párrafo sobre el aborto en la declaración final de los líderes. El día antes de la cumbre en Borgo Egnazia, Macron se reunió con Ursula von der Leyen, una figura clave en el entramado del poder comunitario, y al término de ese encuentro cara a cara, llegó desde París el anuncio del acuerdo sobre el uso de activos rusos congelados para proporcionar nueva ayuda a Ucrania. Precisamente uno de los “resultados concretos” que Meloni, como presidenta rotatoria del G7, pretendía abanderar y que sólo pudo anunciar en la declaración final al final del primer día, subrayando que se trataba de un objetivo “no obvio” del que se siente “particularmente orgullosa”.
Sin embargo, el incidente diplomático en torno al aborto ha enfurecido bastante más a la primera ministra italiana, puesto que percibió un intento de Macron de aislarla. La irritación del Palacio Chigi —la Moncloa italiana— se hizo evidente en el tono con el que Meloni se refirió a un episodio de “explotación postelectoral”. “No hay motivo para discutir sobre cuestiones que ya hemos acordado desde hace algún tiempo. Y creo que es profundamente equivocado, en tiempos difíciles como estos, hacer campaña utilizando un foro precioso como el G7”, dijo con toda acritud la primera ministra.
Lo cierto es que el lenguaje no verbal de la cumbre del G7 ha resultado de lo más elocuente, puesto que Meloni ha escenificado frecuentes conversaciones en voz baja en la mesa de trabajo con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mientras que con Macron, a su lado durante la primera sesión fotográfica de la reunión, no se comunica. De la misma manera, la mandataria italiana también ha cruzado afectuosas conversaciones con Rishi Sunak (premier de Reino Unido) y, por supuesto, con Volodimir Zelensky. Pero con Macron la relación es más que difícil. “Necesitamos un barril de manzanilla, para los dos”, han llegado a decir en la cumbre.